Recordarán en Bellas Artes al pintor Manuel Rodríguez Lozano a 120 años de su natalicio




Con una conferencia el jueves 28 de julio a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce



Participarán Paulina Bravo y Arturo López Rodríguez, bajo la moderación de Magdalena Zavala Bonachea




En el marco del 120 aniversario del natalicio de Manuel Rodríguez Lozano, el Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Artes Visuales, realizará la conferencia Manuel Rodríguez Lozano. Panoramas de aflicción, con la que se recordará al destacado pintor mexicano, vinculado con las corrientes estéticas de la vanguardia europea y de la contracorriente.



Esta actividad tendrá lugar el próximo jueves 28 de julio a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Participarán Arturo López Rodríguez, con su ponencia La Piedad en el arte de Manuel Rodríguez Lozano, y Paulina Bravo, quien hará un análisis sobre el paisaje y el espacio arquitectónico en la obra del artista nacido en 1896.



Durante el evento de corte académico también se leerá un texto de la autoría de la maestra Alejandra Ortiz, experta en el pintor. La conferencia será moderada por Magdalena Zavala Bonachea, coordinadora nacional de Artes Visuales.

Manuel Rodríguez Lozano (1896-1971), quien por su carrera diplomática viajó por Europa, entró en contacto con la vanguardia francesa y conoció a grandes artistas como Henri Matisse, Georges Braque y Pablo Picasso, entre otros. Ahí inició su afición por la pintura y aprendió a hacerlo de manera autodidacta.



Rodríguez Lozano se distinguió por su excelente habilidad para el dibujo, destreza y finura que le permitieron ser profesor de dibujo y director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Sus pinturas, entre 1922 y 1929, se apartaron del clasicismo y de la tradición naturalista.



Su obra, difícil de clasificar en una sola escuela o con un solo término, abarcó diversos temas y estilos (fauvismo, pintura mexicana, dramática), con una estética centrada en el dolor, la miseria y la desolación, además de alusiones metafísicas de corte neoclásico y atmósferas oníricas cercanas al surrealismo.



Si bien fue invitado por José Vasconcelos a participar en el movimiento muralista, en contra de sus políticas en el arte, Rodríguez Lozano realizó dos murales: La piedad en el desierto (1942), cuando estuvo preso en Lecumberri y El Holocausto (1944), en la casa de Francisco Sergio Iturbe.