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Noticias 2016-09-03 20:07

Sabores indígenas conquistan paladares y superan las expectativas de expositores en la Fiesta del Zócalo

Sabores indígenas conquistan paladares y superan las expectativas de expositores en la Fiesta del Zócalo



Ciudad de México, 3 de Septiembre de 2016



Sabores indígenas conquistan paladares y superan
las expectativas de expositores en la Fiesta del Zócalo



· La comida tradicional de diversas regiones de México y Ecuador han sido degustadas por el público visitante al Zócalo capitalino, misma que permanecerá hasta mañana domingo para su disfrute



· Ingredientes de uso ancestral, como el cacao, el café, el amaranto, el maíz, los charales, los chapulines, la flor de calabaza, el quelite y el huitlacoche, han sido protagonistas del amplio menú que se ofrece en el encuentro

El sabor y el aroma de cientos de platillos indígenas nacionales y de Ecuador han hecho del Zócalo capitalino, en esta III Fiesta de las Culturas Indígenas y Pueblos Originarios de la Ciudad de México, un festín gastronómico para los visitantes, quienes quedan encantados con las recetas tradicionales de cada región.



Sobre la superficie de aproximadamente 47 mil metros cuadrados, se expanden —en los diversos pabellones ubicados sobre la Plaza de la Constitución—, los clásicos ingredientes indígenas como el cacao, el café, el amaranto, el maíz, los charales, los chapulines, la flor de calabaza, los quelites, el huitlacoche, los hongos y el xoconostle, en diversas presentaciones para ser degustado por quienes visitan el encuentro.



Como un menú orgánico de comida tradicional, las tlayudas, el pozole estilo triqui, los tlacoyos, las enchiladas, las quesadillas y tacos de quelites, hongos, setas, salsa de xoconostle y huitlacoche; además de las semitas poblanas, los tamales de quintoniles, huauzontle, flor de calabaza y piña, el pan de elote y amaranto, son algunos de los platillos que prueban diariamente los visitantes al tercer encuentro que conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas —celebrado el 9 de agosto.



"Hasta el momento la Fiesta ha sido un éxito, yo vendo tlayudas y tamales; son las 5 o 6 de la tarde y ya no tengo nada, se me acaba todo, el recibimiento de mis productos ha superado mis expectativas", aseguró Gabriela Guzmán, expositora indígena originaria del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca.



En cada andador los comensales hallan el sabor prehispánico en platillos provenientes de otras diversas regiones como Oaxaca, Tabasco, Veracruz, Chiapas, y Puebla, así como la Huasteca y Ecuador, Invitados de Honor a la Fiesta, y de diferentes delegaciones de la Ciudad de México, entre ellas Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac, que han tenido gran aceptación entre los visitantes.



"He venido a la Fiesta desde que se inauguró el sábado pasado y he podido probar muchos platillos como las tlayudas, los tamales, el pozole triqui, además de distintas bebidas elaboradas a base de cacao y distintos ingredientes como flores e incluso chiles y semillas", expresó Andrea Molina, enfermera retirada del IMSS.



El público visitante inicia desde su llegada al Zócalo capitalino un viaje gastronómico en el que no puede dejar de catar las ricas aguas que se venden a lo largo y ancho del Zócalo capitalino en una gran diversidad de sabores como tamarindo, jamaica, horchata, limón con chía, piña con apio, tuna y limón, mango y papaya, entre muchas más.



Y las clásicas bebidas prehispánicas entre ellas el atole, el pozol, el agua de pinole, el agua de chilacayote, bebidas de amaranto, el chocolate, el destilado de agave, rompopes de diversos sabores y cremas de maguey, entre otras.



"De las bebidas que más me han gustado se encuentran la llamada atlaquetzalli, que está hecha con cacao, flor de magnolia, hoja santa, chile pasilla y pimienta, la cual me explicaron que era consumida por sacerdotes y por la nobleza. También me gustó el chilate, elaborado con cacao, canela, maíz y arroz", recordó Molina sobre la oferta culinaria de la Fiesta.



El público puede adquirir de la Huasteca el piloncillo negro o probar —de la sierra hidalguense— el zacahuil, tamal gigante hecho a base de masa de maíz martajada con manteca de cerdo y chiles molidos, a la que se le añaden trozos de carne de cerdo y en ocasiones guajolote, horneado en hojas de plátano, que puede ir del metro hasta los cinco metros de largo.



Del país Invitado de Honor, el público puede probar el arroz con menestra, platillo típico de la costa de Ecuador a base de lentejas acompañado con quino y carne, además de un rico caldo de patas de res; los muchines, tortitas de yuca típicas de Guayaquil, su ciudad más poblada, y los bolones de plátano, todo ello acompañado de rico café regional o un jugo de taxo, fruta de las regiones andinas de pulpa amarilla con semillas negras.



“La menestra que traemos es muy típica de Ecuador en la época de navidad, está acompañada de pasas y arándanos; también ofrecemos el maíz amarillo tostado, que nosotros comemos como botana”, explicó una expositora de comida ecuatoriana.



Como un postre los visitantes optan por los exquisitos dulces tradicionales, entre los que destacan cocadas, palanquetas, tamarindos, camotes, chilacayote, calabaza, dulces de leche, muéganos y las famosas alegrías hechas de amaranto o las ricas nieves de mantecado, queso, zarzamora, guanábana, tuna, limón y leche quemada que ofrece la delegación de Xochimilco.



Asimismo, la III Fiesta de las Culturas Indígenas abre la brecha entre expositores y consumidores para perpetuar la producción de estos insumos elaborados de manera artesanal.



“Yo produzco mis dulces, desde la siembra del amaranto, hasta el embolsado y la venta. Es muy difícil tener un local, por eso yo vendo en los tianguis o mi casa, pero este encuentro me ha abierto los ojos a nuevas rutas de distribución”, aseguró en entrevista Alma Delia Alva, originaria de Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco, productora de dulces tradicionales como alegrías y obleas.



“La gente valora el sabor de mi producto y me pide mis datos para venderles en un futuro o contactarme con alguien para distribuirlo en otros espacios”, compartió Alva.



Los comensales además pueden comprar los famosos chapulines tostados al mojo de ajo, el café de diversas regiones, quesos, chocolates, ajos dorados, cacahuates, moles de piñón o almendrado con manzana de San Pedro Atocpan, Milpa Alta; los panes de nata, yema y vainilla; el ninche y los charales del Istmo de Tehuantepec, entre muchos otros ingredientes y productos.



Conferencias y pláticas sobre la gastronomía indígena



El encuentro también reúne a investigadores y especialistas en las distintas comidas tradicionales que tiene México, tal es el caso de la doctora Edith Yesenia Peña Sánchez, quien brindó durante este viernes 2 de septiembre la charla La cocina hñähñu: De la naturaleza y el fogón al patrimonio gastronómico.



En el Foro Centzontle, la especialista explicó al público de todas las edades que la cocina de cada pueblo es una mezcla del patrimonio biocultural en el que interactúan la biodiversidad y la herencia cultural. Informó que México es el sexto país a nivel mundial con mayor biodiversidad, en la que se encuentran 5 mil plantas, de las cuales mil 500 son de consumo alimenticio y el resto tiene fines medicinales.



“En la diversidad cultural encontramos el alimento, que más allá de ser algo que se ingiere, que ayuda a la nutrición y genera un gusto por la comida, es historia de mi pasado, de mi colectividad y me habla de las relaciones entre hombres y mujeres y sobre qué tanto sabe la sociedad de la naturaleza”, explicó Peña Sánchez.



Añadió que la diferencia entre tener hambre y alimentarse radica en una cuestión identitaria, pues mientras que la primera refiere a un sentido fisiológico, la segunda evoca el gusto personal, local y social por ciertos alimentos.



“Hay códices como el Florentino del fray Bernardino de Sahagún que indican que los otomíes del Valle del Mezquital comían muy bien, pues hacían uso de zorrillos, tlacuaches, maíz y ratas del campo, que ahora nos puede parecer sucio o ridículo pero que en ese tiempo era de consumo local”, detalló.



Ejemplificó que los saberes tradicionales medicinales como el caldo de pollo para la gripa o el agua de arroz para detener la diarrea, son conocimiento empírico que ha resuelto problemas de salud por siglos y que ahora se ha ido perdiendo por el uso de medicamentos.



En este sentido, aseguró que la cocina tradicional también ha perdido valor en contraste con la comida gourmet de hoy en día, pues denunció un problema de discriminación cuando las personas prefieren comer una tlayuda en un restaurante, en lugar de consumirla con la señora que las vende en el mercado o en la calle, quien en realidad tiene la tradición de este platillo.



Para resaltar la singularidad de la cocina tradicional, la doctora Edith Yesenia Peña Sánchez, quien ha hecho trabajo de campo en distintas cocinas del país, explicó que muchos de los platillos tienen un proceso de elaboración particular que refiera a utensilios prehispánicos como el comal, molcajete, el metate y horno de tierra.



Por último, compartió al público la receta de murciélagos en chile guajillo e invitó al público a explicar alguna receta poco común, a quienes regaló su libro Tradiciones de la cocina hñahñu del Valle del Mezquital, publicado por la Secretaría de Cultura federal.



Medicina tradicional

La riqueza indígena se extiende también a la medicina tradicional, que forma parte esencial de la cultura mexicana y se encuentra presente en la III Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios de la Ciudad de México, a través de jabones, ungüentos, jarabes e infusiones elaborados conforme a la herbolaria ancestral.



Plantas como el romero, la sábila, la menta, el ocote y alcanfor o los compuestos para los nervios, la diabetes, la gastritis, la circulación, el riñón y para evitar la caída del cabello y reducir peso, son las más socorridas por los asistentes a la Fiesta.



"La medicina tradicional es parte de un rescate cultural e histórico; es importante seguir preservando este conocimiento que ha pasado de generación en generación", explicó Itzel Nava, expositora especializada en compuestos herbolarios y plantas medicinales.



Además, la Fiesta cuenta con un pabellón dedicado a los diferentes métodos de medicina tradicional: masajes, limpias, temazcales y consultas de oráculo con maíz, lectura de cuarzo, homeopatía y aromaterapia, entre otras, que pueden encontrarse en los pasillos de la plancha del Zócalo.



Para conocer la programación completa, horarios y detalles de los participantes de la III Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios, que se realiza hasta este domingo 4 de septiembre, visite la página http://data.cultura.cdmx.gob.mx/culturasindigenas/# y siga los hashtags #FCI2016, #CapitalIndígena y #EncaraElRacismo.



La cartelera de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México está disponible en http://www.cultura.cdmx.gob.mx. Síganos en las redes sociales a través de @CulturaCDMX, así como con los hashtags #soycultura y #SomosCultura.

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