Concluyó en el Munal el ciclo de cine Violencia y pasión desde la visión de Otto Dix




o Ayer el púbico pudo disfrutar de las cintas La ciudad de los niños perdidos y 4:44 El último día en la tierra



o Como parte de las actividades paralelas a la exposición Otto Dix. Violencia y pasión





Ayer, 18 de diciembre, concluyó el ciclo de cine Violencia y pasión desde la visión de Otto Dix, que desde el pasado mes de octubre proyectó diferentes cintas que se relacionan con las temáticas y estética de las obras del artista alemán. Esta actividad se realizó en el marco de la exposición Otto Dix. Violencia y pasión, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte.



Las últimas dos películas del ciclo que el público pudo disfrutar fueron La ciudad de los niños perdidos, de Marc Caro y 4:44 El último día en la tierra, de Abel Ferrara.



El primero de dichos filmes, a pesar de ser de ciencia ficción, no se desvincula de la temática de la exposición, porque la ficción siempre tiene por referente a la realidad. Retrata un mundo que nada tiene que ver con la mirada romántica de lo infantil, sino que lo muestra decadente y sin expectativas. Además, hay una metáfora planteada por el director respecto a lo absurdo, que tiene que ver con la obra de Otto Dix a nivel estético.



La ciudad de los niños perdidos habla, entre otras cosas, de la incapacidad de soñar. Los niños sueñan y gracias a esto inventan una ciudad nueva, que se sobrepone a la decadencia. En opinión del curador del ciclo de cine, el profesor Joaquín Rubio Salazar, se necesitan de los sueños para reconstruir esas estructuras que se cayeron.



En el largometraje 4:44 El último día en la tierra se intenta hacer un paralelismo con la exposición de Otto Dix. Comienza por una idea romántica, después hay una coyuntura donde el mundo se torna en crisis, para cerrar con un acto de fe.



De acuerdo con Rubio Salazar, las películas incluidas en este ciclo trataron de funcionar como un espejo de la muestra Otto Dix. Violencia y pasión, donde cada filme fuera un reflejo de lo que el alemán plasmó en sus pinturas.

Para la selección de las cintas se buscó que estuvieran relacionadas con la obra del alemán, no solo en la temática, sino también que la estética, y que todas ellas tuvieran una idea central: la filosofía de la moral. “Sin Nietzsche no podría entenderse ni a Otto Dix ni al cine”, porque el hombre está más allá del bien y del mal, es por eso que se hace necesario plantear un nuevo esquema de valores, explicó el curador.



Dijo que con este ciclo de cine buscó proyectar la idea del miedo y la angustia, ambos conceptos tratados en la obra del pintor, así como exponer la guerra, la violencia y la pasión desde diferentes miradas.