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Noticias 2017-06-11 19:25

Recuperan historia antigua de la comunidad de Sombrerete en Querétaro





Recuperan historia antigua de la comunidad de Sombrerete en Querétaro







El INAH realizó una investigación multidisciplinaria que ayudó a la localidad de origen otomí a reconocer sus límites territoriales y sus antecedentes históricos



*** Los especialistas indicaron que este estudio ejemplifica cómo el quehacer del instituto puede tener un fin práctico para las comunidades indígenas





Con una investigación multidisciplinaria que conjuntó a la arqueología, la etnohistoria y la etnografía, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) atendió una petición de los habitantes de la comunidad de Sombrerete, en el municipio de Cadereyta, Querétaro, relacionada con la delimitación y otorgamiento de tierras a sus ancestros, a partir del estudio de dos documentos, uno del siglo XVIII y otro del XX, que permitió adentrarse en sus antecedentes históricos y aspectos que sustentan su cultura.



Ricardo Jarillo, etnohistoriador del Centro INAH Querétaro y uno de los investigadores participantes en el proyecto, informó que en 1966, las escrituras de los terrenos de la localidad se perdieron en un incendio, por lo que las autoridades de Sombrerete iniciaron la búsqueda de documentos que probaran la propiedad de sus posesiones.



Tras la localización, por parte de las autoridades locales, de dos fuentes documentales, una en el Archivo General de la Nación (AGN): Merced de tierras, que data del siglo XVIII, y la otra en posesión de la comunidad: Reconocimiento y titulación de bienes comunales del poblado denominado Sombrerete, de 1984, se conformó un grupo de investigadores en diversas disciplinas para explicar su contenido.



El primer documento es una transcripción paleográfica de tres expedientes resguardados por el AGN, que contienen papeles auténticos de los siglos XVIII y XIX, que delimitan el territorio en 13 parajes o marcas.



Dicha merced fue entregada junto con una dotación de tierras, por la autoridad virreinal a milicianos de origen otomí, vecinos de la Villa de Cadereyta (hoy Cadereyta de Montes), por participar en la guerra contra los “indómitos y salvajes” chichimecas, como un reconocimiento por prestar este servicio a la Corona española.



Indicó que en lo que hoy es Querétaro no había presencia otomí, era un espacio ocupado por grupos de cazadores-recolectores que se les conocía como chichimecas; actualmente, es identificada una gran presencia de población ñöñhö en el estado, gracias a la colaboración que tuvieron con los españoles.



“Lo interesante del documento es que si bien no son títulos de bienes comunales, ya enmarcan, desde el siglo XVIII, los referentes espaciales que delimitan lo que hoy es propiamente la comunidad de Sombrerete”, resaltó el etnohistoriador.



A partir de la legislación agraria, resultado de la Revolución Mexicana, aunó, muchos pueblos de origen indígena ampararon la otorgación del ejido o una tenencia comunal a partir de estos documentos virreinales, fechados entre 1722 y 1769.



El segundo documento es un título agrario que marca los límites del territorio de la comunidad, aunque con una superficie menor al texto colonial y que deja abierta para su posterior resolución áreas en conflicto.



Posteriormente, en julio de 2016, una comitiva de representantes presidida por el comisariado de Bienes Comunales de la localidad, municipio de Cadereyta de Montes, solicitó al INAH la realización de una inspección para registrar los bienes culturales materiales e inmateriales asociados con el territorio que actualmente habitan, debido a que la merced de tierras consigna la existencia de vestigios arqueológicos, monumentos históricos, narrativas orales y acervos documentales asociados al territorio.



El antiguo documento también da cuenta de la presencia de grafía rupestre en nichos rocosos, tanto previa como posterior a la llegada de los españoles, algo que el arqueólogo Carlos Viramontes constató en su investigación, luego de visitar cinco sitios arqueológicos, cuatro con manifestaciones gráfico rupestres (tres de pintura y uno de petrograbados) y uno con estructuras arquitectónicas. Entre los estilos gráficos identificados destaca la Tradición Pintada México Semiárido, que data de 700-800 d.C. hasta el año 1600, aproximadamente.



Las investigadoras Azucena Rivera Aguilar y Antonieta González Amaro se avocaron a la parte etnográfica de la merced, y advirtieron que el expediente certificado por el AGN refiere a testimoniales de concesiones de tierras por parte de la autoridad novohispana, en este caso el virrey, a particulares. No se trata de “tierras de bienes comunales”, aunque se pueden considerar como el antecedente del poblamiento novohispano y su continuidad en el siglo XIX en el territorio que hoy ocupa la comunidad de Sombrerete.



Asimismo, mediante la investigación que culminó en marzo pasado, se recuperaron relatos de historia oral en torno a la organización y prácticas comunitarias, así como los elementos identitarios que sustentan su cultura y cohesión social hasta la actualidad.



El etnohistoriador concluyó que esta investigación realizada a partir de una demanda social, es un buen ejercicio que ejemplifica cómo el quehacer del INAH puede tener un fin práctico para las comunidades indígenas contemporáneas.

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