En el Palacio de Bellas Artes
Barro Rojo celebró sus 35 años con coreografías dedicadas a los migrantes
y los padres ausentes
ï‚· En una magna función, los integrantes de la compañía dirigida por
Laura Rocha presentaron las coreografías No me voy, sólo vuelo y
Travesía
Con el estreno de las coreografías No me voy, sólo vuelo, en torno al núcleo
familiar y los padres ausentes, así como Travesías, que aborda el tema de los
migrantes, la compañía dancística Barro Rojo celebró con una magna función sus
35 años de trayectoria en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
La compañía fundada por Serafín Aponte, Daniela Heredia, Arturo Garrido y
Rodolfo Reyes, actualmente es dirigida por Laura Rocha y es uno de los referentes
de los movimientos dancísticos nacionales que han marcado un puente entre el
siglo XX y el XXI.
El programa abrió con el estreno de la coreografía No me voy, sólo vuelo,
pieza dirigida por Francisco Illescas y Laura Rocha que aborda el complejo tema
del entorno familiar cuando el padre está ausente, así como los lazos filiales que
nunca desaparecen, aún cuando los hijos deciden emprender su propio camino.
En diversas escenas cotidianas, como una cena donde se reúnen varios
miembros de una familia, la coreografía expresa con el movimiento diferentes
estados de ánimo de quienes integran el núcleo de una casa: la madre, los
hermanos y la manera como el padre está paradójicamente presente tanto en la
presencia como en la ausencia.
Después del intermedio el público recibió con un gran aplauso a los
bailarines que interpretaron la coreografía Travesías, pieza de Francisco Illescas,
Miguel Gamero y Laura Rocha, estrenada en 2006.
Con ropas gastadas, pantalones de mezclilla, jorongos y sombreros, los
miembros de la compañía recrean el viacrucis que viven muchos compatriotas al
aventurarse en busca de mejores oportunidades al vecino país del norte.
En un simbólico paso por el desierto los bailarines ejecutan varios cuadros
coreográficos en los que sus movimientos pasan de lo suave al paroxismo que
retrata la desesperación por “pasar al otro lado”.
En uno de los momentos más conmovedores de la pieza los bailarines
agrupados en dos filas forman con sus brazos, primero un puente y luego un túnel
por el que van pasando sus compañeros de un lado a otro de la frontera.
El público reunido en la Sala principal del Palacio de Bellas Artes celebró con
aplausos y ovaciones el gran final de la obra y lanzó vítores y flores a los
miembros de la compañía que agradecieron a los presentes en este aniversario
por los primeros 35 años de Barro Rojo.