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Museos 2017-08-27 18:47

El jardín de azotea del Museo del Caracol recupera su fisonomía





El jardín de azotea del Museo del Caracol recupera su fisonomía



El espacio rescata el proyecto original de Pedro Ramírez Vázquez, encaminado a reforzar la mexicanidad a través de las cactáceas


Especialistas se reunieron en una mesa de análisis en la que hablaron de la historia y arquitectura del espacio que está en diálogo constante con el bosque





Especialistas en arquitectura y paisaje participaron en la mesa de análisis El jardín de azotea del Museo del Caracol, en la que reflexionaron sobre el espacio concebido por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), en los años sesenta del siglo pasado, y que ahora se trabaja en su recuperación.



Julieta Gil, directora de la Galería de Historia, Museo del Caracol, refirió que hace aproximadamente un año se inició la renovación del jardín de azotea del recinto, con la idea de rescatar el proyecto de Pedro Ramírez Vázquez, encaminado a reforzar la mexicanidad a través de las cactáceas, sin embargo, con el paso del tiempo se incluyeron especies no originarias.



Una de las tareas del museo, dijo, es dar mantenimiento a sus espacios, por lo que comenzaron a retirar las plantas que estaban en malas condiciones y sembraron nuevos cactus, magueyes, biznagas, suculentas y una gran variedad de cactáceas mexicanas. Además se han incluido cédulas explicativas para que los visitantes conozcan más sobre este tipo de flora. La renovación del espacio se hace en colaboración con el Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).



En la mesa de análisis también participaron los arquitectos Javier Ramírez Campuzano, hijo de Pedro Ramírez Vázquez; Marcos Mazari Hiriart, director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM; Teru Quevedo, arquitecta paisajista, y Amparo Gómez, historiadora del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec; quienes celebraron las gestiones que se llevan a cabo para la recuperación de este espacio que durante décadas ha servido como un gran mirador de la Ciudad de México.





El arquitecto Marcos Mazari Hiriart dijo que el Museo del Caracol es una síntesis de una serie de conceptos arquitectónicos que entrelazaron el espacio interior con el exterior, es decir, el museo no fue creado para invadir el Bosque de Chapultepec, sino para dialogar con él.



Señaló que se deben cerrar filas para la recuperación dicho espacio, y revisar las fotos de archivo para entender cómo fue concebido el museo.



“Hoy en día los jardines de azotea tienen una difusión enorme, hablamos de espacios verdes, de sociedad sustentable, pero éste fue proyectado para ser un mirador, para formar parte del mismo bosque, por lo que se concibió como una cubierta helicoide, lo que impide que se escurra o filtre el agua. Fue una aportación de Ramírez Vázquez, por lo que es muy importante que este recinto se dé a conocer más, porque además de sus colecciones, el jardín es un espacio tan atractivo e importante como cada una de las salas que lo conforman”.



La arquitecta paisajista Teru Quevedo dijo que el Museo del Caracol es una joya entre los museos, porque representa la integración perfecta de una obra arquitectónica con la naturaleza. “Es representativo de la arquitectura moderna, donde interviene el funcionalismo en un espacio público que podría ser la primera azotea con un espacio verde en su diseño”.



Javier Ramírez Campuzano señaló que su padre concibió el Museo del Caracol respetando el paisaje natural; no quería lucir la arquitectura, sino que fue el mismo bosque el que definió su arquitectura.



Asimismo, dijo que Pedro Ramírez Vázquez fue un vanguardista en sus soluciones, porque hoy en día se habla de azoteas verdes, y esa propuesta la desarrolló en 1960, en tanto, las grandes puertas del artista plástico José Chávez Morado (1909-2002) aislaron el espacio, pero al mismo tiempo permiten al visitante darse cuenta que está en el bosque, y que tiene un motivo escultórico que se integra al paisaje.

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