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Museos 2017-09-07 21:46

El Laboratorio Arte Alameda albergará la muestra Transmutación: alquimias del espacio de Jaime Lobato

El Laboratorio Arte Alameda albergará la muestra Transmutación: alquimias del espacio de Jaime Lobato





· Conformada por cinco piezas que ponen en tensión la relación sonido, sentidos y espacio



· Permanecerá en dicho recinto hasta el 12 de noviembre





A través de la experimentación del sonido dentro del espacio, el artista Jaime Lobato propone una serie de instalaciones que trastocarán los sentidos con los que percibimos la realidad, con la muestra Transmutación: alquimias del espacio, que podrá disfrutarse hasta el 12 de noviembre en el Laboratorio Arte Alameda (LAA).



La exposición, curada por Paloma Olvera, está conformada por cinco piezas que ponen en tensión sentidos como el tacto, el oído y la vista: Los seres humanos también escuchamos el espacio, por eso me interesa hacer conciencia del espacio a través de los diversos sentidos, poniendo en cuestionamiento aspectos como qué escuchamos, cómo lo hacemos, a qué órganos y mecanismos recurrimos. El objetivo es reflexionar sobre cómo nos acercamos a la realidad, indicó Lobato.







Burning Thoughts es una escultura que engarza dos importantes tecnologías creadas por el hombre: el fuego, como la más antigua, y el encefalograma, como la más reciente. “La pieza es una estufa conectada a un sensor de encefalografía que ayuda a medir la energía magnética del cerebro, de esta forma el fuego producido por la estufa reacciona. Es un retrato de fuego de los pensamientos”, explicó el artista.



Iceberg es una escultura interactiva que permite solo percibir la forma de un objeto a través del tacto y el oído. Al introducir la mano en la escultura de agua, el público logrará acceder a una sección de la realidad a la cual no se puede acceder con la vista, una forma secreta que habita simultáneamente las cosas y que podemos develar a través de los demás sentidos.



Mudras es una instalación sonora interactiva colocada en el Coro del recinto, la cual, a partir de un sensor de resonancia, podrá activar el público a través de sus propios movimientos. “La intención –comentó el creador-- es hacer un puente directo entre la piel y el espacio”.



Íntimos solfeos es el registro sonoro de cómo los habitantes del edificio Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco se relacionan con el espacio: Como son espacios similares, cualquier variación en la utilización del espacio genera un sonido distinto. Esta es una pieza a caballo entre el plano arquitectónico y la partitura.



Finalmente, Kukul, palabra en maya que significa quetzal, es una instalación generada a partir de una serie de grabaciones realizadas en las escalinatas de pirámides mesoamericanas, donde los ecos de los aplausos se difuminan en forma de canto de quetzal. “Es una pieza con la que el público activará el canto de kukul en el LAA, como un llamado a Quetzalcóatl, dentro de un ex convento que perteneció a la inquisición”.



De acuerdo con el artista, matemático y compositor, su interés por explorar la relación sonido, sentidos y espacio nació a partir de sus estudios en composición y su estancia bajo la guía del compositor alemán Karlheinz Stockhausen.



“A partir de entonces inicié diversas investigaciones como la habilidad de la ecolocación en el ser humano, porque el cuerpo nos da más información de la que a veces nos damos cuenta. Esta pone en perspectiva la capacidad del cuerpo para recoger información sobre el espacio, por eso es una exposición para sentirse y generar nuevas experiencias, acompañada de música y poesía”.

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