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Noticias 2015-06-01 15:56

El performance, transformador de las dimensiones del arte

El performance, transformador de las dimensiones del arte





Se llevó a cabo mesa redonda en la cual se analizó “el cuerpo como soporte de la obra”



En el marco del Encuentro Internacional Poética de la Acción. Performance, teatralidad, cuerpo y memoria





“El performance es una posibilidad de movilizar discursos, de transformar la vida cotidiana y las propias dimensiones del arte”, afirmó el antropólogo Pablo Ovando durante su participación como moderador de la mesa redonda Escrituras corporales, que se llevó a cabo en el Centro Nacional de las Artes como parte de las actividades del Encuentro Internacional Poética de la Acción. Performance, teatralidad, cuerpo y memoria.



En esta sesión, una de las conclusiones a las que se llegó es que “la expresión y la acción, el significado y el cuerpo pueden jugar de una manera mucho más fluida y alegre dentro del performance”, dijo el moderador.



Participaron en la discusión las especialistas Lorena Orozco, Elia Espinosa, Helena López y Katia Tirado, quienes hablaron, desde el punto de vista académico y artístico, de lo que para ellas significa “la escritura corporal”.



Katia Tirado, creadora que experimenta con el cuerpo, la instalación, el video y la fotografía, y activista de la perforación corporal, habló desde la “anti-impropiedad”, donde ella se sitúa, y consideró que el cuerpo es “una máquina de cognición y producción sensorial, poética, afectiva y performática”.



Agregó que la experiencia recae en el cuerpo y funciona como entidad que vela y devela el discurso del pensamiento; “es puente y camino, vehículo y viajero”. Añadió que ha realizado la exploración de su cuerpo como material para la intervención.



Elia Espinosa, doctora en historia del arte e investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hizo referencia al libro Escúchame, escucha mi silencio de la escritora ucraniana-brasileña Clarice Lispector, en el cual afirma que “toda escritura es corporal, ya que involucra el gesto, la expresión, el sonido o el silencio”.



En su oportunidad, Pedro Ovando, encargado del Departamento de Relaciones Interinstitucionales de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, se refirió a su texto Un fantasma acecha el cuerpo: la escritura, en el que aborda la relación entre signo y cuerpo, e indicó que una de las características del performance es que no se puede reelaborar, pues “es un acontecimiento único de gestos disidentes que articula al cuerpo y al signo”.



Por su parte, Helena López, doctora en filología, habló sobre los “mapas emocionales” y los “mapas afectivos”, a propósito del funcionamiento del cuerpo en la literatura mexicana del nuevo milenio. Aclaró que ella no es artista, por lo que aborda el tema desde la palabra. El cuerpo en que nací de Guadalupe Nettel, Simple perversión oral de Margo Glantz y Diorama de Rocío Cerón fueron los libros que eligió para su análisis.



Por último, Lorena Orozco, artista multidisciplinaria egresada de Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, con 15 años de experiencia en la pintura, la instalación y el performance, mencionó que el cuerpo es el principal protagonista del performance y que hay que integrarlo con la mente.



“El performance utiliza el cuerpo para transmitir conceptos. Este es un soporte en el que se plasman ideas y reflexiones, y también se utiliza para establecer contacto con el otro”, planteó.



En la sesión realizó un ejercicio con los asistentes, a quienes pidió pensar en una palabra sobre algo que les disgusta de su cuerpo y en la palabra opuesta, la cual escribieron en su brazo y debieron llevarla por una semana. La artista proporcionó su correo electrónico para que le comentaran cuál fue la experiencia.



El moderador de la mesa, quien ha investigado el performance en la Ciudad de México con el objetivo de hacer una reflexión antropológica sobre la cultura, el arte y la vida cotidiana, afirmó que con la participación de las ponentes se pudo intentar dar una solución a las complicaciones académicas y artísticas de todo lo relacionado con lo corporal y lo expresivo, el lenguaje, la escritura y la textualidad.



Fue una mesa –dijo Pablo Ovando– en la que las aportaciones de las ponentes provienen de su propia práctica artística, nutren el discurso de la academia y revitalizan nuestros conceptos para poder pensar estas prácticas artísticas y culturales.





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