En el centenario de su natalicio



Gunther Gerzso fabricó el imaginario colectivo que hoy tenemos a través del cine: Jaime García



· En mesa redonda analizan las facetas como pintor y escenógrafo del creativo con ascendencia húngaro-alemana



A 100 años de su natalicio, la figura de Gunther Gerzso (Ciudad de México, 17 de junio, 1915-Ciudad de México, 21 de abril, 2000) fue evocada en una mesa redonda por el cineasta Jaime García, Carlos Palacios Velo, curador del Museo de Arte Carrillo Gil; la investigadora Diana Comisarenco Mirkin, y la subdirectora de Exposiciones Internacionales del INBA, Mariana Sainz, quienes abordaron las facetas del creativo como artista plástico y escenógrafo de teatro y cine.



En el evento intitulado Escenografía de una vida. Centenario de Gunther Gerzso, realizado la noche del 17 de junio en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la historiadora de arte Dina Comisarenco indicó que el artista de ascendencia húngaro-alemana fue uno de los más grandes creativos que ha dado México, cuyas preocupaciones principales las expresó en su obra.



La especialista habló principalmente de la temática precolombina en las pinturas de Gerzso que, dijo, fue un viraje estético fundamental que le permitió al artista elaborar y expresar las pulsiones vida-muerte y la del binomio creación–destrucción que le preocupaban, en conexión tanto con los dramáticos acontecimientos históricos del siglo XX que le tocó presenciar y su biografía personal.



Sobre la evocación de las ruinas precolombinas en la obra de Gerzso, la investigadora de la Universidad Iberoamericana indicó que el artista señalaba varios factores complementarios entre sí, recordando en primer lugar un viaje realizado a Yucatán cuando escribía un guión con Alejandro Galindo que le permitía usar los sitios arqueológicos de Uxmal y Chichén Itzá al que siguieron otros por diversas regiones del país.



En segundo lugar su amistad con Miguel Covarrubias y Alfonso Caso, figuras clave en la vida intelectual mexicana quienes le compartieron sus ideas, la calidad estética presente en muchas de las obras arqueológicas y, en tercero, que el artista reconocía su convicción personal de realizar un tipo de arte genuinamente relacionado con México.



“Gerzso fue capaz de crear no sólo obras de una belleza plástica sobresaliente, sino además símbolos relevantes del momento histórico que le tocó vivir y del ciclo de creación y destrucción que los seres humanos estamos inmersos a través de las generaciones, como en un continuo presente. Gerzso respondió así brillantemente a Diderot y otros seres humanos fascinados con las ruinas y con las culturas antiguas a través de la historia”, puntualizó Dina Comisarenco.



Al tomar la palabra Mariana Sainz, habló sobre el trabajo como escenógrafo teatral de Gunther Gerzso, quien, señaló, se formó en esa área en Estados Unidos y obtuvo éxito en esta área mucho antes que hacerlo como pintor, actividades que realizó de manera paralela por muchos años.



“La historia de Gerzso como escenógrafo fue larga y productiva, no obstante no es fácil acceder a ella, en parte porque Gerzso tenía un velo sobre esta historia, es una actividad poco estudiada y los materiales teatrales son efímeros y difíciles de conseguir”.



Mariana Sainz señaló que la aún incompleta historia del paso de Gerzso por el teatro es posible, en buena medida, gracias al hallazgo de documentos gráficos de sus diseños teatrales. “Existe un par de colecciones ya conocidas, una en Estados Unidos y cinco diseños de una trilogía teatral de corte socialista que integran la colección de Margarita Xurgú”.



Agregó que dichas colecciones se han complementado con el hallazgo de 130 bocetos inéditos de Gerzso localizados en el acervo de Fernando Wagner.



“Es muy enriquecedor considerar en el análisis de Gerzso su papel como escenógrafo, porque gracias a eso se pudo reflexionar de manera particular sobre la especialidad y conceptos que no son contrarios a las reflexiones que hizo de la arquitectura precolombina, sino que pudo otorgarle una particular forma de analizarlos”, apuntó Sainz.



Por su parte, el cineasta Jaime García se refirió al trabajo como escenógrafo de Gunther Gerzso en el séptimo arte. “El cine fue una de sus grandes pasiones. Me contó que se imaginaba más como director de cine, pero acabó como artista plástico. Tenía mucho dominio del espacio, de hecho, en el ámbito cinematográfico le decían ingeniero, lo que le daba risa, porque su dominio del trazo parecía más de un técnico que de un artista”.



Jaime García comentó que Gerzso primero exploró en la escenografía teatral y que un día un productor lo invitó a participar en lo que fue más adelante el primer filme en el que colaboró: Santa, de 1943.



“Lo que más disfrutaba hacer Gunther Gerzso en el cine eran las escenografías de ambientes populares, cantinas, antros de mala muerte, vecindades, haciendas. […] Él trabajo en fabricar el imaginario colectivo que hasta hoy tenemos a través del cine, no sólo como mexicanos, sino en América Latina”, aseveró Jaime García.



Finalmente, el curador del Museo de Arte Carrillo Gil, Carlos Palacios, señaló que el lenguaje abstracto de Gerzso en su obra fue importante para entender el cambio a mediados del siglo XX, ya que es el paso del arte moderno al contemporáneo.



Como parte de las actividades conmemorativas por el Centenario del Natalicio de Gunther Gerzso se exhibe en el Museo de Arte Carrillo Gil la muestra Razón de ser, la cual integra siete piezas del artista, entre ellas La guerra de Troya (1959) y La torre (1955). La exposición permanecerá hasta el 21 de junio en las salas de exhibición permanente.



DAF