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Noticias 2015-06-26 16:11

El buen restaurador ama lo antiguo, mesa redonda en memoria de José Manuel Mijares y Mijares

El buen restaurador ama lo antiguo, mesa redonda en memoria de José Manuel Mijares y Mijares



Se llevará a cabo el martes 30 de junio a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes



Participarán Raúl Nieto García, Xavier Cortés Rocha, Luis Arnal Simón y Homero Hernández Tena



Uno de los pioneros en la rama de la restauración de edificios antiguos, excelente conocedor de la historia del mueble y proyector de lo que hoy se conoce como interiorismo histórico, entre otros atributos, José Manuel Mijares y Mijares (1930-2012) será tema de una mesa redonda que se realizará el martes 30 de junio a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.



El buen restaurador ama lo antiguo, frase atribuida al académico Ricardo de Robina y la cual acompañó durante toda su vida al arquitecto mexicano, es como se titula la mesa en la que participarán Raúl Nieto García, Xavier Cortés Rocha, Luis Arnal Simón y Homero Hernández Tena.



“La intención de la mesa redonda es recordar a un gran hombre, porque tristemente los arquitectos restauradores han permanecido un tanto velados por la historia, como José Manuel Mijares y Mijares, quien, entre otras cosas, asesoró muchas tesis de maestría y doctorado sobre restauración en toda Iberoamérica”, comentó Raúl Nieto García, presidente del Colegio Mexicano de Arquitectos Restauradores.



Por lo anterior, “queremos que las nuevas generaciones de restauradores lo reconozcan como un personaje que sembró los componentes para que México no quedara a la zaga de aquellas normas de la Carta de Venecia de 1964, suscrita para la conservación del patrimonio urbano arquitectónico”, agregó.



Distinguido y condecorado por los reyes de España en 1997, Mijares y Mijares perteneció a una generación de arquitectos “de los que ya difícilmente pueden encontrarse en la actualidad. Es decir, aquellos dedicados de corazón a la restauración. Su capacidad no la tiene cualquiera”, dijo en entrevista.



Recordó que Mijares y Mijares comenzó sus estudios de arquitectura en 1950, luego de haber realizado un viaje por Europa, donde “quedó conmovido por los monumentos e iglesias de las principales ciudades del Viejo Mundo. En esos años presenció las urbes en reconstrucción, tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. Esto le impactó tanto que lo orilló a estudiar arquitectura y trabajar con Juan Sordo Madaleno y Augusto H. Álvarez, dos de los mejores arquitectos de su época”.



A decir de Nieto García, José Manuel Mijares empezó “con el pie derecho” en el campo de la arquitectura. Después de realizar “obras incipientes”, a fines de los años sesenta tuvo la oportunidad de convertirse en alumno fundador de la maestría en restauración de monumentos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México.



Su primera restauración fue la casa familiar de la Calle de la Rinconada de Jesús núm. 13, frente a lo que es ahora el Museo de la Ciudad de México, la cual le hizo ganar un premio otorgado por la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México en 1968.



El entrevistado recordó que a José Manuel Mijares y Mijares le tocó vivir el paso de la etapa posrevolucionaria al camino de la modernidad, de ahí que haya construido, en los años sesenta, casas habitación del desarrollo Lomas Anáhuac y de Tecamachalco.



La restauración fue una oportunidad que él se dio en su actividad profesional, porque “era un apasionado y un erudito de la historia universal (especialmente española) y arquitectónica”, antes de convertirse en profesor universitario en escuelas públicas y privadas, señaló el arquitecto.



Con el transcurso del tiempo, Mijares y Mijares “se volvió más exquisito, al grado de que no aceptaba cualquier trabajo”, con excepción de la restauración de la parroquia de Amecameca en el Estado de México, la elaboración del catálogo de monumentos históricos de la Ciudad de México y la realización “de la que es, para mí, su mejor obra de arquitectura contemporánea”: su propia casa en Bosques de las Lomas, “diseñada en función de los muebles que heredó de sus padres”, afirmó Nieto García.



El arquitecto restaurador también estudió arquitectura conventual femenina, de la cual se volvió todo un experto, y, a partir de ahí, paulatinamente, disminuyó su intensidad laboral para concentrarse en intervenir y restaurar el Colegio de las Vizcaínas y las edificaciones de Mesones 94, Uruguay 49 y Uruguay 70, en el Centro Histórico de la capital mexicana. “El legado restaurador de Mijares y Mijares debe permanecer vigente; es difícil, pero posible”, refirió finalmente.

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