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Museos 2015-07-13 15:49

La buena fotografia se percibe en el instante en el que se tomo: Christa Cowrie

La buena fotografía se percibe en el instante en el que se tomó: Christa Cowrie


Ø La fotógrafa recibirá un homenaje el miércoles 15 de julio al mediodía en el Aula Magna José Vasconcelos del Cenart



Ø En el marco del 34 aniversario del Citru

“Un buen fotógrafo es aquel que sabe que la mejor imagen es la que su cerebro siente primero. El ojo recibe una orden del cerebro y este registra lo que vio, entonces una como fotógrafa ve en la mente el instante exacto de una imagen irrepetible en todo el universo. Me da mucha emoción decir que la buena fotografía la percibe una en el instante en el que se tomó”.



La idea anterior es de la fotógrafa Christa Cowrie, quien recibirá un homenaje el miércoles 15 de julio al mediodía en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart), en el marco de los 34 años de creación del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru).



Nacida en Alemania, pero radicada en México desde hace 52 años, Cowrie trabajó durante más de 20 años tanto en el Citru como en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidi Danza), ambos pertenecientes al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), donde se encuentran “miles de mis fotografías extraordinariamente bien archivadas”, dijo en entrevista.





“Los fotógrafos sufrimos mucho porque creemos que nuestros archivos tienen un cierto valor artístico, por eso nuestra gran pregunta en la vida es: ¿En manos de quién vamos a dejarlos? En mi caso, los resguardarán los dos centros de investigación del INBA dedicados al teatro y a la danza, y en donde están en magníficas condiciones para su consulta”, agregó.



“La fotografía es una gran profesión; es un trabajo creativo y todo mundo tiene la posibilidad de desarrollarse a través de la fotografía. He tenido una vida muy plena en este campo, tanto en el aspecto periodístico como en las artes escénicas”.



A 40 años de haber iniciado su trabajo profesional en esta actividad, Cowrie dijo: “Me da gusto que el INBA reconozca el valor y la calidad de mi trabajo. Solo puedo decir que mi labor ha sido ampliamente profesional. Compromiso, emoción y pasión son las palabras que resumen mi vida como fotógrafa”.



Especialista en la fotografía de teatro y danza, una de las fundadoras del diario Unomásuno señaló que “me gusta mucho el arte escénico porque es la vida misma. El bailarín expresa, a través de su cuerpo, el movimiento y los actores hacen lo mismo con las palabras, pero con la misma intensidad”.



Afirmó la fotógrafa que colabora frecuentemente en semanarios que las artes escénicas son el espejo de nuestra vida y lo que somos. “En el escenario somos capaces de observar atentamente nuestras alegrías y nuestras tragedias. Las grandes obras que he visto de teatro y de danza las llevaré en mi corazón eternamente. Haberlas visto en directo es un gran privilegio que la vida me concedió”.



Subrayó que es más complicado retratar danza, porque el cuerpo está en constante movimiento, y captarlo en fotografía requiere de un buen pulso, un ojo muy enfocado y una comprensión instantánea. Estos requisitos los reúnen muy pocos fotógrafos.





“Ello se debe a que quizá en la danza sea menos predecible lo que pasa en escena, a menos que uno sea muy buen observador de las coreografías. Yo, por ejemplo, voy al teatro y veo lo que todos los espectadores ven. Dejarme sorprender ha sido un reto para mí porque debo reaccionar doblemente rápido. La fotografía de danza es incomparable.



Hoy en día, apuntó, todos pueden tomar fotografías, pero no cualquiera es fotógrafo. “Para serlo se requieren de muchas cualidades”, finalizó Christa Cowrie, quien ha participado en más de 75 exposiciones colectivas e individuales en el Palacio de Bellas Artes; los museos de Arte Carrillo Gil, del Chopo y Nacional de San Carlos, y los centros de la Imagen y Nacional de las Artes, entre otros recintos mexicanos, así como en Estados Unidos, Canadá, Cuba, Venezuela, Brasil, Italia, Francia y Alemania.



Imágenes suyas aparecen en los libros La nueva cara del bailarín mexicano, Anatomía del crítico, Iconografía de Guillermina Bravo, La percepción del espectador y Dramaturgia del bailarín, escritos por la investigadora Patricia Cardona, así como en los volúmenes Manual del coreógrafo de Lin Durán, Historia oral de Guillermina Bravo de César Delgado y La danza en México en el siglo XX de Alberto Dallal.

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