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Noticias 2023-01-19 18:08

José Guadalupe Posada, referente visual del imaginario mexicano

José Guadalupe Posada, referente visual del imaginario mexicano



El acervo del Munal resguarda obras como: Calavera zapatista; El gran panteón amoroso; Las calaveras pulqueras, entre otras



La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), recuerdan a José Guadalupe Posada, grabador, ilustrador y caricaturista, referente visual del imaginario mexicano, a 110 años de su fallecimiento.



El acervo del Munal resguarda obras como: Calavera zapatista; El gran panteón amoroso; Las calaveras pulqueras; Remate de calaveras alegres y sandungueras; El sensacionalísimo jurado de Jesús Negrete; Jesús Negrete, el tigre de Santa Julia, fusilado en la cárcel de Belem.



Además, en las colecciones del Museo existen obras que refieren al artista, como: Busto de José Guadalupe Posada, de Germán Cueto; y Homenaje a José Guadalupe Posada, linóleo de Leopoldo Méndez.



Dentro de la gran variedad de sus calaveras podemos encontrar: Calavera patinando, Diálogo de calaveras, gatas y garbanceras, Calavera del Quijote, Calaveras de artistas y artesanos y la Calavera Catrina, entre otras. Esta última destacó por ser considerada una obra maestra, ícono identitario de la cultura mexicana.



En el marco del 110 aniversario de su deceso, se rememora a José Guadalupe Posada, artista célebre por sus litografías de la muerte y su perspicaz forma de abordarla; fue aprendiz de uno de los impresores más prestigiados de la época, Trinidad Pedroza; posteriormente ilustró las caricaturas: El jicote, Periódico hablador pero no embustero; y Redactado por un enjambre de avispas; a partir de ese momento y hasta el final de su obra, la muerte fue recurrente en su producción.



Originario de Aguascalientes, el reconocido grabador fue influenciado por grandes litógrafos y caricaturistas, como Constantino Escalante, José María Villasana y Santiago Hernández; sin embargo, desarrolló un estilo único e irreverente, en el cual plasmó, además de las famosas calaveras, la época turbulenta de la Revolución Mexicana. Capturó la vida cotidiana, la tragedia, el dolor y el amor.



El artista poseía un talento excepcional para el grabado. Su taller impresor lo obtuvo en propiedad gracias a que su mentor, Trinidad Pedroza, se lo vendió cuando regresó a su tierra natal.



A finales de 1888 se trasladó a la Ciudad de México, en donde aprendió técnicas de grabado en plomo y zinc. Colaboró para el periódico La Patria Ilustrada y la Revista de México.



Posada también ilustró libros como Efemérides guanajuatenses o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato, de Lucio Marmolejo; el Libro de moral práctica o selecta colección de preceptos y bellos ejemplos destinados para la lectura, de TH Barrau; El mártir de Gólgota, de Enrique Pérez Escrich, entre otros.



Fue profesor de litografía en la Escuela de Instrucción Secundaria y colaboró en periódicos como: La Educación, fundado por Francisco Leal del Castillo; Pueblo Católico y La Gacetilla, dirigida por David Camacho.



La forma onírica y burlona de las calaveras en las que retrató la vida cotidiana, lo ordinario de la muerte y los sucesos sociales, las hizo cercanas al imaginario popular. De esta manera ilustró a personajes trascendentales de la historia de México, como políticos, periodistas, artistas, etc.

Para el escritor e historiador Agustín Sánchez González, autor del libro: José Guadalupe Posada: fantasías, calaveras y vida cotidiana (2014), a más de un siglo de su muerte “Posada está más vivo que nunca y su obra sigue presente en las variadas formas en que se reproduce en México y el mundo.

“Un trabajo que él no hizo para los museos sino para el acontecer efímero en la Ciudad de México, con el fin de que llegara a las manos de alguien y después desapareciera. Eso es lo asombroso: son hojas de papel que, al verlas, las sentimos nuestras, tan nuestras como lo es el arte universal”, expresó.



José Guadalupe fue poseedor de un talento natural para el grabado, su trabajo tuvo gran aceptación popular, gracias a su sentido del humor y calidad plástica, entre otras cualidades. Retrató las creencias y formas de vida cotidiana del pueblo y criticó los abusos del gobierno.



También es considerado precursor del movimiento nacionalista de la plástica mexicana y, a través de sus dibujos y grabados sobre la muerte, consolidó la fiesta del Día de Muertos.



Sus obras se conservan en el Inbal, el Museo José Guadalupe Posada en Aguascalientes y el Museo de Artes Gráficas en Saltillo, Coahuila, así como en diversas colecciones particulares. También existe una colección digital de más de 500 obras en el Instituto Iberoamericano de Berlín.



José Guadalupe Posada falleció en el barrio de Tepito, en la Ciudad de México, a los 61 años de edad, el 20 de enero de 1913.

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