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Libros 2015-08-06 14:18

Plantean especialistas retomar obras de Rafael Solana en escenarios mexicanos

Nació el 7 de agosto de 1915



Plantean especialistas retomar obras de Rafael Solana en escenarios mexicanos



· FCE y Conaculta reeditarán algunos libros; homenaje en la Sogem y un programa de radio, parte de la celebración



· Alistan conmemoración por el centenario del natalicio del periodista, escritor y poeta veracruzano



Considerado uno de los dramaturgos más importantes del país, Rafael Solana (Veracruz, 7 de agosto, 1915–Ciudad de México, 6 de septiembre, 1992) fue un hombre de cultura en toda la extensión de la palabra, pues abarcó prácticamente todos los géneros literarios: poesía, cuento, novela, ensayo, guión cinematográfico y teatro, además del periodismo, luchó incansablemente por los derechos de escritores y trabajadores del teatro.



A 100 años de su natalicio, el cual se celebra este 7 de agosto, colegas, amigos y especialistas, advirtieron la necesidad de que la obra de Solana, compuesta por 33 piezas teatrales, regrese a los escenarios mexicanos, ya que, por ejemplo Son pláticas de familia, una de sus obras emblemáticas, se montó por última vez en 1991, un año antes de su muerte.



Jovita Millán, especialista en teatro mexicano contemporáneo del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU), destacó que el mejor homenaje que se puede hacer a un dramaturgo es montar sus obras, “pues sólo viéndolas en los escenarios es como pervive su memoria. En el caso de Solana, sus temas son universales y actuales, no sólo porque él mismo ubica muchas de sus obras en ‘época actual’, sino porque los temas que aborda revisten estas características, de tal suerte que un director de nuestro tiempo dispondría de textos cuya relectura e interpretación actualizarían la obra de Solana sin que se viera ‘pasada de moda”.



Y es que la dramaturgia de Rafael Solana, está marcada por el sentido del humor, pues fue un autor, señaló el investigador Claudio R. Delgado, quien fuera colaborador del maestro, que trabajó en favor de la renovación del teatro nacional y se atrevió a subir el humor a la escena mexicana en una época cuando las obras carecían de un “humor crítico” como el que manejaba el escritor veracruzano.



A diferencia de otros autores, Solana, dijo, se dedicó a “retratar la sociedad de clase media-alta en la Ciudad de México. Don Rafael se burla de esa sociedad con la cual convive cotidianamente, crítica a su misma familia, pues había anécdotas que él tomaba de ésta para llevar al teatro sus comedias o de lugares donde el participó como la ópera, los toros o la burocracia misma, que es de donde retomaba ciertos temas de esa sociedad y la retrataba a través del humor en sus obras, porque el humor es una de las mejores formas de criticar a una sociedad”.



Para la conmemoración de los 100 años de su nacimiento, instituciones como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través de la Dirección General de Publicaciones, el Fondo de Cultura Económica y Radio Educación, así como la Secretaría de Cultura del DF, la Universidad Veracruzana, el Instituto Veracruzano de Cultura y la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), realizarán diversas actividades para recordar la obra de Rafael Solana.



Una vida dedicada a las letras



Para Rafael Solana, precisó Claudio R. Delgado, el teatro fue una vivencia desde su infancia, pues asistía desde los 5 o 6 años de edad acompañando a su papá, que era periodista y crítico taurino y teatral. A los 11 años, él mismo comenzó a escribir crítica teatral en el diario que tenía su padre llamado Multitudes y en 1929, a los 13 años, ya escribía cuentos para niños en El Universal Gráfico, en la Página de Pulgarcito, donde aparecen sus primeros cinco cuentos infantiles.



La escritora, editora e investigadora Raquel Huerta-Nava apuntó que Solana fue un escritor cultural muy precoz, pero de una gran claridad y lucidez que lo llevaron a crear la revista Taller, la cual le dio nombre a su generación, donde militaban escritores como Efraín Huerta y Octavio Paz.



En este sentido, Claudio R. Delgado recordó que “hay un hueco muy grande, a don Rafael cuando se habla de la Generación de Taller siempre se finge olvidarlo, Solana en realidad es quien funda él solo Taller Poético en 1936, invita a colaborar a Efraín Huerta, Alberto Quintero Álvarez y otros poetas de generaciones anteriores a la de él, pero también a más jóvenes”.



En 1938, “vuelve a fundar Taller como una revista que además de publicar poesía, está dando a conocer ensayo y crítica literaria. Él solo formó el primer número, invita de nueva cuenta a Efraín Huerta, a Alberto Quintero Álvarez y esta vez a Octavio Paz, con quien se conoce desde 1928”. Muestra de la importancia de esta publicación es que después de Los Contemporáneos y El Ateneo de la Juventud, no ha vuelto a surgir un grupo de escritores tan brillantes y destacados.



Raquel Huerta-Nava comentó que Solana estaba convencido que la poesía era una labor de juventud, que la novela es de madurez y el teatro sólo lo podía hacer un escritor ya consolidado, pues concebía al teatro como el género superior de la literatura.



Como precisó Jovita Millán, investigadora del CITRU, Solana “era un hombre que poseía una gran cultura y cuya labor abarcó prácticamente todos los géneros literarios: poesía, cuento, novela, ensayo, guión cinematográfico y teatro. Como poeta queda para la historia Taller poético y Taller. Es autor de una docena de cuentos como El envenenado, La trompera, El crimen de tres bandas.



“Escribió siete novelas, de las cuales la más conocida es El sol de octubre, publicada en 1959 y considerada parte de la trilogía que da cuenta por excelencia de la Ciudad de México, junto con La región más transparente, de Carlos Fuentes, y Casi el paraíso, de Luis Spota”.



Como ensayista publicó ocho trabajos, entre ellos Garcilazo rodeado de sus palabras (1936), Oyendo a Verdi (1962) y entre los guiones de cine se pueden mencionar La guerra de los pasteles (1939) y Sol y sombra (1945), dirigidas por Emilio Gómez Muriel y Rafael E. Portas, respectivamente.



Sin embargo, acotó Jovita Millán, “creo que donde se destacó más fue en el teatro, pues llegó a este arte hasta 1952, tenía 37 años de edad, al que consideraba como el más difícil de los géneros, pues se llegaba a él ya con una madurez en el ejercicio literario. En este campo se han llevado a escena 25 obras de su autoría, más algunas que permanecen inéditas, como El décimo Fausto”.



A la par, su escritura incluyó al periodismo, donde ejerció la crítica y la crónica de música, toros, ópera, televisión, incluso fue nombrado cronista de los Juegos Olímpicos de México en 1968, así como de teatro, la cual realizó desde 1929 hasta que falleció en 1992, en una labor ininterrumpida en publicaciones periódicas como El Universal Gráfico, El Día y Excélsior, así como el semanario Siempre...!



En éste, indicó la especialista del CITRU, “publicó cerca de mil 500 crónicas, en las que da cuenta de la situación del teatro, de estrenos, eventos que afectaban al teatro, como la publicación de reglamentos, políticas teatrales, etcétera, de tal suerte que al leerlas podemos comprender la historia del arte teatral durante prácticamente el siglo XX”.



Claudio R. Delgado recordó que en 1959 Rafael Solana hizo un balance de su vida al cumplir 30 años de periodista y para esa fecha había escrito “aproximadamente 50 mil páginas; él muere en 1992, más de 30 años después me imagino que debe haber escrito cerca de 100 mil cuartillas en toda su vida. No sé si algún escritor o periodista haya vertido tantos litros de tinta por las páginas de libros, diarios y revistas de este país”.



Pero además, Rafael Solana fungió como editor, pues publicó en ediciones particulares a sus amigos y a los escritores que admiraba. Con la gran lucidez que lo caracterizaba, señaló Raquel Huerta-Nava, desde joven visualizó a José Revueltas como uno de los grandes narradores mexicanos.



Pese a toda esta labor, la especialista advirtió que a Solana “no se le ha reconocido como a los demás, quizá porque no lo buscó, porque no le interesó o no se dio simple y sencillamente, sólo en el ámbito teatral si se le dio su lugar”.

Un teatro con humor



De un humor ágil y mordaz están impregnadas las más de 30 obras de teatro que dejó Rafael Solana Salcedo, entre las que se encuentran títulos como Debiera haber obispas, considerada por los críticos como la mejor y más exitosas de sus piezas, Pudo haber sucedido en Verona, La isla de oro, La pesca milagrosa, Cruzan como botellas alambradas, El arca de Noé, Lázaro ha vuelto, Son pláticas de familia, Las cuitas del joven Vértiz, entre otras.



El teatro de Rafael Solana, según palabras de Luis G. Basurto, otro maestro de la dramaturgia nacional, “enaltece, junto con los de Usigli y de Villaurrutia, la escena mexicana contemporánea”.



Y es que como destacó Lorena Salazar, presidenta de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), la dramaturgia de Solana “resalta mucho la parte nacional, el costumbrismo, pero lo hace de una manera graciosa, señala cuál es la problemática del momento en que está, es una problemática que en estos tiempos es vigente. Para mí el valor radica en que los problemas más fuertes los trata con un humorismo, que con eso sabe llegarle al público”.



Lamentablemente sus obras han desaparecido de los escenarios, pues ya no son llevadas a escena y así “las nuevas generaciones no tienen la oportunidad de conocer a nuestros autores, de no ser una obra que sea la más sonada, no conocen lo demás, los mismos alumnos que estudian teatro desconocen a estos autores ya fallecidos y es una parte que tenemos mucho interés en Sogem de revivirlos, de hacer que los conozcan tanto en las materias como en el teatro”.



Para Jovita Millán la obra de Solana reviste importancia, porque abordó temas que tocaban a sus espectadores. “A través de la comedia, la farsa y a partir del establecimiento de diálogos entre los opuestos llevaba al público a reflexionar sobre aspectos ya de actualidad o bien sobre la manera de ver la vida y enfrentar las situaciones”.



Por su parte, el también dramaturgo Tomás Urtusástegui, presidente de la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro, aseguró que Solana “manejó más que nada la comedia, le gustaba mucho que la gente estuviera contenta, estuviera disfrutando del tema, del texto, de las actuaciones; no era un teatro crítico muy fuerte, era más bien un teatro amable, un teatro que nos retrataba a la sociedad, a las familias y que es muy necesario, es un teatro de familia que ya prácticamente va desapareciendo, ya desapareció”.



Y es que, dijo, ya es muy raro que autores y productores pongan montajes como los de Solana, de los que uno salía “contento de haber visto la obra, por la forma en que está escrita, por el humor, no es un humor violento ni un humor grosero como es ahora, sino un humor muy pensado, muy intelectual inclusive, casi como un poco de humor inglés. Siento que ese es su fuerte, la comedia”.



Desgraciadamente, puntualizó, nadie conoce ni lee sus obras, porque no están publicadas y ya nadie las lleva a escena. “Yo voy mucho a librerías a ver qué hay de teatro y prácticamente del maestro Solana no hay nada, alguna vez está Debiera haber obispas, pero prácticamente se ha perdido”.



Por ello consideró que sería importante aprovechar el centenario de su natalicio para llevar sus obras al escenario en todos los estados, “porque en todos lados se le debería hacer homenaje”, sin embargo “hay una gran falta de memoria; siento que es algo muy negativo que sucede aquí en México que a los autores ya desaparecidos no se les esté recordando, poniendo sus obras, editándolas”.



Hay gente que no sabe quién fue Rafael Solana



Claudio R. Delgado advirtió que ya no se montan sus obras porque hay un desconocimiento del legado de Solana y los productores prefieren poner obras extranjeras, a pesar que hay grandes escritores como él, quien dejó una abundante producción teatral y de hecho “hay gente que no sabe quién fue y cuál es la importancia de Rafael Solana dentro del teatro y la historia de la literatura nacional del siglo XX en México”.



En este sentido, consideró necesario que sus obras regresen a los escenarios y es que, por ejemplo, Son pláticas de familia es una pieza con un sentido de comedia muy interesante que puede montarse y ser tradición como ya es Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, que se pone todos los años.



Pero además, Rafael Solana se preocupó no sólo por el teatro, sino por el bienestar de sus compañeros, por lo que fundó diversas instituciones, como la propia Sogem y la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro.



En este sentido, Tomás Urtusástegui advirtió que “él luchó muchísimo para favorecer a los trabajadores del teatro, tenía su agrupación para cuidar a los tramoyistas, a todo el personal de teatro, fue una persona que se preocupó no solamente por el teatro en sí, la obra de teatro, sino también de su ejecución, los actores, los productores, los empleados, él siempre estaba haciendo una gran, gran labor”.



Mientras que en su faceta como crítico de teatro, comentó, “procuró estimular, más que criticar o ver lo negativo, siempre trataba de ver lo positivo de una obra de teatro, de un grupo, de un actor, entonces sus críticas siempre eran muy positivas, pero sobre todo apoyaban mucho, era un gran estímulo para todos los que hacíamos teatro, aparte de ser de un gran conocedor, siempre eran para favorecer no para destruir. Toda esta labor en teatro fue enorme”.



Por ello fundó la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro en una época que había muchos críticos, sin embargo el especialista advirtió que poco a poco ha ido desapareciendo la crítica teatral, los periódicos han borrado esos espacios y quienes la ejercían han fallecido, están enfermos y no han surgido nuevos críticos, pues a los jóvenes ya no les interesa ejercerla.



Tomás Urtusástegui recordó a Solana como “una persona amabilísima y cariñosa, con el que se podía platicar maravillosamente bien, pues dominaba desde el box, los toros, la vida social, la política, siempre estaba pendiente de lo que sucedía en México, iba a todos lados a donde se le invitaba, ya como crítico, a locales pequeños, a escuelas, a lugares muy alejados, aun ya más grande que es más difícil ir de un lado a otro, él iba y hacia críticas. Era una persona muy dedicada a su labor de crítico, de autor y de protector del teatro”.



Por ello, Claudio R. Delgado destacó que Solana, junto con José Manuel Cuéllar, son dos de los escritores que además de tocar todos los géneros literarios, uno en el siglo XIX y otro en el XX, estuvieron preocupados por beneficiar a los escritores con sus derechos de autor, que fuera reconocido su trabajo y se les pagara de manera digna.



“Solana durante toda su vida luchó y fue miembro de asociaciones de escritores y de críticos de creación teatral; luchó porque fueran reconocidos los escritores mexicanos, porque sus obras fueran puestas en escena, antes que las de escritores extranjeros, lo cual actualmente se ha perdido”.



Como destacó Jovita Millán, Solana “siempre se pronunció por un teatro de autor nacional, de tal suerte que en sus crónicas y críticas teatrales hacía un recuento de las obras en cartelera y se alegraba cuando predominaban las de autor nacional y fustigaba a los productores y/o instituciones a que lo impulsaran”.



La suma de estas actividades, así como de su producción artística, “habla por sí misma de porqué es importante conocer la obra de Solana, pues estamos hablando de un artista fructífero que da cuenta del momento histórico que le tocó vivir. Un intelectual que conformó un perfil de gran altura por su sabiduría y experiencia, pues no hay que pasar por alto que también se desempeñó como secretario particular de don Jaime Torres Bodet y cultivó la amistad de algunos de los Contemporáneos, como Xavier Villaurrutia”.



Publicaciones y homenajes



Para conmemorar el centenario del natalicio de Rafael Solana se prepara una serie de iniciativas que implican sobre todo la edición de libros para que la gente pueda leer o releer los textos del escritor.



El Fondo de Cultura Económica publicará el libro Rafael Solana: Tres puntos cardinales. Poesía, novela y teatro en el que aparecerán tres de sus obras: Pudo haber sucedido en Verona, galardonada con el Premio Juan Ruiz de Alarcón; Son pláticas de familia, que fue la última obra que el autor vio puesta en escena, así como la obra inédita El décimo Fausto, que escribió días antes de enfermar.



La Dirección General de Publicaciones del Conaculta, en coedición con el FCE, sacará el libro Rafael Solana. Mil nombres propios que contiene una selección de artículos que aparecieron en las páginas de El Universal, y la Universidad Veracruzana publicará una selección de ocho cuentos, realizada por Claudio R. Delgado, que tentativamente se titulará La trompeta y otros cuentos.



Raquel Huerta-Nava preparó dos antologías de textos que en su momento aparecieron en periódicos. Palabra en movimiento, que será editada por la Universidad Veracruzana, y que incluye crónicas de juventud escritas en los años treinta y cuarenta, donde el autor abordaba diferentes cuestiones, sobre todo literarias y que siguen siendo interesantes y valiosas, ya que ahí se muestra un Solana no tan mesurado, sino apasionado e intenso.



Con la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, la investigadora publicará Un país de luz, conformado con crónicas que aparecieron en el periódico Claridades, del cual Solana fue director, que hablan sobre lo que es ser mexicano, pues era un tema que le preocupaba a su generación, así como de lo que se perdía y conservaba de nuestras tradiciones y costumbres.



Por otro lado, el CITRU pondrá en línea las más de 400 críticas teatrales escritas por Solana entre 1953 y 1992 en la revista Siempre…!, que fueron recopiladas previamente por Jovita Millán y que aparecieron en un disco compacto.



Israel Franco, coordinador del sitio web del CITRU, indicó que para este mes estará en línea esa recopilación de los textos de Rafael Solana, que podrán ser consultados desde cualquier parte del mundo en la página Reseña histórica del teatro en México: 2.0 2.1. Sistema de Información de la Crítica Teatral.



Ahí, comentó, se podrán consultar en formato digital de texto completo las críticas de Solana que, dijo, “son una suerte de borradores de una historia del teatro en México, son registros del pulso cotidiano de la actividad teatral, de las puestas en escena y de la valoración que de ella hacen los diferentes críticos, incluido Rafael Solana, desde la perspectiva propia de este autor, como de incidentes que tienen que ver el devenir cotidiano del teatro mexicano”.



Gracias a este proyecto, investigadores y estudiantes ya no tendrán que acudir a la Hemeroteca para conocer y consultar las opiniones de Solana y su aproximación al teatro de esos años, ya que estarán disponibles a partir del viernes 7 de agosto.



Por su parte, la Sogem analiza la posibilidad de editar la obra completa de Solana, junto con el Fondo de Cultura Económica. “Todavía no hay nada resuelto. Sería buenísimo, pero necesitamos un financiamiento, vamos a tratar de obtenerlo, sería maravilloso, porque sí necesitan difundirse”, señaló la presidenta del organismo.



Indicó que ya se tiene lista la recopilación de todas sus obras, con excepción de cuatro que se encuentran perdidas y que son La ilustre cuna, El plan de Iguala, El círculo cuadrado y El hombre de una sola mujer, de las cuales no se ha logrado localizar el libreto.



El plan de esta publicación es ambicioso, pues Lorena Salazar explicó que se sacarían mil ejemplares, los cuales serían distribuidos sin costo alguno en bibliotecas, universidades y entre la gente de cultura, para que esas obras se conozcan y difundan.



En la sede de la Sogem, el próximo lunes 10 de agosto a las 19:00 horas, se llevará a cabo un homenaje a Rafael Solana, donde familiares, amigos, colegas y especialistas hablarán de su legado y se montará una de sus obras, la cual será sorpresa.



Mientras que Radio Educación transmitirá el viernes 7 de agosto a las 16:00 horas el programa especial Rafael Solana, a 100 años de su nacimiento. Una vida dedicada a enaltecer las letras nacionales, donde participarán Claudio R. Delgado, Jovita Millán y Raquel Huerta, el cual se podrá escuchar por el 1060 de AM y a través de la página www.radioeducacion.edu.mx.



Claudio R. Delgado celebró las diferentes publicaciones que se harán de su legado, ya que, dijo, “Don Rafael tenía un interés muy grande en que los jóvenes se interesaran en leer su obra, sus libros, conocer su teatro, escuchar su poesía, comentar sus cuentos; ojalá que esto sea un pretexto para que los jóvenes se acerquen a conocer a este escritor que, te puedo asegurar con los ojos cerrados, les puede dar maravillosas horas de entretenimiento, pero además de enseñanza”.



Destacó que fue un personaje que se preocupó por la literatura y la cultura, que viajó por el mundo llevando el nombre de México en alto, reconocido por ejemplo en Portugal, Italia, Francia, Alemania, Polonia, Suiza y Dinamarca, y hoy su obra se desconoce, por lo que es necesario que sea reivindicado y recibido este 7 de agosto con bombo y platillo”.



Cabe señalar que Rafael Solana fue reconocido con el doctorado Honoris Causa por la Universidad Veracruzana y con los premios Nacional de Crónica, Nacional de Periodismo, Nacional de Letras y el Nacional de Ciencias y Artes.



AGB

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