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Teatro 2015-08-07 17:27

Inicio de Temporada: Ceremonia sin Flores


Temporada

Teatro la Capilla (Madrid 13, Coyoacán, Del Carmen, 04100 Ciudad de México, D.F.)
Fechas: 5 de septiembre al 10 de octubre.
Horarios: Sábados, 19:00 hrs.
Costo: $150.00
Descuento a estudiantes, maestros e INAPAM.
Duración: 75 minutos


Elenco

Carmen Ramos, Fernanda Bada, Fernanda Echevarría del Rivero y Gabriela Guraieb.
Músicos en vivo.


Equipo creativo

Dramaturgia, diseño espacial y dirección: Patricio Ruiz Rios
Producción: Samuel Sosa y Tanya Cristina Gómez Andrade
Vestuario: Fernanda García
Fotografía: Ángelo García Maldonado
Diseño gráfico: Nicolás Deshusse
Coreografía: Catalina Navarrete


Sinopsis

En un salón de fiesta con balcón al río la novia va a dar el sí. Carmela, madre devenida en wedding planner, organiza el evento con la cautela de una niña jugando en su casa de muñecas. Son cuerpos que no llevan nombre, cargan con roles. La novia, la madrina, la soltera. Todas vestidas para la ocasión. Las cosas parecen de una obra perfecta, pero la cascada de chocolate resulta fondue y las magnolias robustas comienzan a marchitarse. Los zapatos de una abuela poeta que ya no está son la herencia perfecta para la novia que espera resignada que algo dentro de ella coloque las manos delante para frenar la caída, pero el suelo está cerca y la orquesta no para de sonar, Carmela juega a las muñecas y tiene soluciones para calmar los nervios, pero no para callar el alma. En cada una algo trepa intentando abrirse paso, intentando huir de un ritual que ya no les pertenece y ni las pastillas de mamá podrán detener lo que crece adentro.


Acerca de la puesta en escena

Ceremonia sin flores bucea las bases del teatro, el género popular, el juego del clown, la apertura a público, el rompimiento constante de la solemnidad y, sobre todo, el cuerpo del actor como instrumento creativo capaz de viajar por un imaginario basto y hasta barroco para volvernos a traer al espacio que habita en ese mismo momento frente a la luz en un acto de metateatralidad como el del mago con sus conejos.

Un texto inundado de extra escena, de novela y pasado tiene varios canales para llevar adelante su voluntad representativa. En este caso hemos elegido la síntesis, la exploración del espacio en la falta, en su vacío para llenarlo de actuación y música. Hay cuatro actrices, cuatro voces, cuatro roles que interpretar. Son ellas, son esas que se escuchan tan diferentes entre sí, son lo que el director les dice que hacer en tal o cual texto. Son conscientes de su representación, están alertas. Tienen la luz y sus vestidos. Tienen una banda con su contrabajo, violín y guitarra como escenografía, un asiento que irá cambiando de ocupante con el devenir de la pieza y una coreografía que interpretar. El espacio se irá llenando de sus voces y sus acciones, de un teatro pobre, del poder prescindir de objetos para volver a la materia prima de nuestro oficio: la actuación.

En el montaje solo intervienen las sillas de los músicos y la de las actrices. La forma de distribución de los cuerpos y el cómo llenar el espacio se complementan con una iluminación, igualmente económica, en donde el expresionismo y los recortes precisos de luz generan los climas y articulan como índice de un espacio mayor que es el virtual así como denuncian el espacio real que es este teatro que estamos haciendo. Es importante tener en cuenta que hay tres búsquedas claras. La primera es la de un teatro económico, transportable, de valija, donde nosotros oficiantes de este quehacer llenamos el espacio y es además un teatro militante, creemos en la autogestión de nuestro trabajo. La segunda es la síntesis mediante índices y signos claros en los que entendemos no es necesario artilugio mayor que el de la verosimilitud no importa cuán descabellada sea. El tercero es romper con la solemnidad, declamación y otras formas que encontramos lejanas a nuestro interés y que creemos no develan lo tragicómico, lo patético del ser, esos trescientos sesenta grados de miseria, la caída de la máscara de nuestro grotesco expresionista. Encontramos en la metateatralidad, en el estado de alerta, en el quiebre del ritmo, en el afloje y la tensión una respuesta para esta “desolemnización” del cuerpo-teatro, para crear mundo a partir de formalidades y sobre todo generar opinión sobre lo que se dice y lo que se hace.


Patricio Ruiz Ríos

Azul, Buenos Aires, Argentina. 13 de Enero de 1989. Actor, director, poeta y dramaturgo recibido en la EMAD bajo la dirección de Mauricio Kartún. Se ha formado en actuación con maestros como Ricardo Bartis, Pompeyo Audivert y Mirta Bogdasarian. En poesía con Nestor Villoldo y en dramaturgia ha estudiado con Alejandro Tantanian, Ariel Farace, Alejandro Genes, Ricardo Monti, Ximena Escalante, Fernanda del Monte, entre otros. Ha actuado en Michel de Mariela Castro Balboa, En La verdad sobre la temporada de liebres de su autoría y dirigida por Luciano Ricio, El lugar de los vivos de Lina Nossa y Dejarse herir de su autoría y dirigida por Catalina Larralde. Entre sus direcciones, de las que también es autor, se encuentran También las cosas mueren, Ojalá te mueras, Potencialmente Haydée (esta última editada por la Universidad Nacional del Sur, traducida y editada al francés y ganadora del premio TEATRO DEL MUNDO). Actualmente dirige Ceremonia sin flores en México D.F. donde continúa su resistencia teatral. Es además autor de Tyndall, libro de relatos y cuentos por Ediciones Encendidas y del poemario Algo que crece próximo a editarse.

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