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Museos 2015-08-20 18:16

DESCUBREN EL GRAN TZOMPANTLI DE MEXICO-TENOCHTITLAN

DESCUBREN EL GRAN TZOMPANTLI DE MÉXICO-TENOCHTITLAN

*** En la estructura rectangular localizada a dos metros de profundidad, se encontró un conjunto

de cráneos unidos con argamasa de cal, arena y gravilla de tezontle

*** Hasta el momento se han identificado 35, pero se cree que podría haber muchos más

En la calle de Guatemala, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se localizó a dos metros

de profundidad una plataforma rectangular con una longitud estimada en más de 34 metros, en la

que había, en su núcleo, un elemento circular elaborado de cráneos unidos con argamasa de cal,

arena y gravilla de tezontle, que ha sido identificado como el gran Tzompantli de México-

Tenochitlan por los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Lo anterior lo dieron a conocer los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma, investigador

emérito del INAH; Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, y Raúl

Barrera, director del Programa de Arqueología Urbana, al informar sobre los trabajos realizados

en este predio, que iniciaron el 9 de febrero y concluyeron a finales de junio.

Raúl Barrera detalló que, como resultado de las excavaciones en el predio de Guatemala

número 24, se encontró una sección de una plataforma con una altura aproximada de 45

centímetros y por lo menos de 13 metros de largo y 6 metros de ancho.

“Es un muro de tezontle con un recubrimiento de estuco y piso de lajas, orientado de norte

a sur, que presentaba asociados mandíbulas y fragmentos de cráneos dispersos sobre la

plataforma y un elemento circular elaborado de cráneos humanos unidos con argamasa, de los

cuales preliminarmente pueden observarse 35, pero consideramos que deben ser muchos más”.

Indicó que, por sus características y sus materiales asociados, el Tzompantli corresponde

a la sexta etapa constructiva del Templo Mayor (1486-1502). Otra parte de esta estructura

arquitectónica fue destruida en la época colonial por la construcción de un edificio histórico, pero

se pueden ver en el piso las huellas de los orificios de los postes o vigas de madera donde se

insertaban los cráneos. Tales oquedades oscilan entre 25 y 30 centímetros de diámetro,

separadas a una distancia de entre 60 y 80 cm.

La mayoría de los cráneos —algunos con orificios en los parietales pero otros sin esta

característica— corresponden a hombres adultos jóvenes, pero también hay algunos de mujeres y de niños. “Hasta el momento se han encontrado 35 cráneos, pero debe haber decenas de ellos

asociados a este espacio”.

El especialista del INAH señaló que muchos de estos cráneos fueron removidos y

alterados durante la Conquista, cuando se produjo la destrucción de la ciudad de Tenochtitlan y

del Recinto Sagrado.

Asimismo, se encontró una ofrenda asociada a la última etapa constructiva, compuesta por

fragmentos de dos o tres piezas de travertino blanco, que fueron matadas de manera ritual.

Además de otra ofrenda alterada en época colonial, conformada por 21 cascabeles de cobre y

cuentas de piedra verde.

El hallazgo del Tzompantli, dijo el especialista del INAH, coincide con lo señalado en los

códices, donde se indica que este elemento era una plataforma de poca altura pero muy

impactante por los postes y las vigas de madera donde se insertaban los cráneos.

“Lo importante es que ya se tiene la ubicación precisa del Templo de Ehécatl, el Juego de

Pelota y en particular del Tzompantli, citado en las fuentes históricas por los conquistadores, como

Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y Andrés de Tapia, así como por frailes y cronistas entre

los que se encuentran Bernardino de Sahagún, Francisco López de Gómara, José de Acosta y

Hernando Alvarado Tezozómoc, entre otros, porque nos están mostrando la estrecha relación que

existe entre estos edificios y el Templo Mayor”.

Añadió que, ya a principios del siglo XX, Leopoldo Batres había encontrado en la calle de

Guatemala algunas esculturas en forma de cabezas de serpiente, un altar con almenas y restos

de muros asociados a fragmentos de cráneos humanos, que seguramente eran parte de este

Tzompantli. En 1914 Manuel Gamio hizo excavaciones en un predio contiguo encontrando restos

que debieron formar parte de esta misma plataforma, y con las obras de construcción del Metro,

volvieron a surgir parte de estos muros, pero hasta ahora con las nuevas evidencias es posible

afirmar que se trata del gran Tzompantli de México-Tenochtitlan.

Eduardo Matos Moctezuma señaló que fray Bernardino de Sahagún había mencionado la

existencia de varios tzompantlis y dos juegos de pelota, y la asociación de estos elementos. “Por

su ubicación, creemos que se trata del Huey Tzompantli, es decir, el Tzompantli mayor de

Tenochtitlan. Esta estructura tenía un simbolismo específico y muchos de estos cráneos podrían

ser de enemigos de los mexicas que eran capturados, sacrificados y decapitados, como una

advertencia de su poderío”.

Añadió que con este hallazgo, resultado de los trabajos de investigación del Programa de

Arqueología Urbana, se corrobora lo señalado en los códices, como el de Diego Durán, que

indicaba la existencia de tzompantlis a los que se describía como basamentos bajos, alargados,

en cuya parte superior había postes de madera con los cráneos insertados.

Pedro Francisco Sánchez Nava dijo que, de acuerdo con la política del INAH, es una

prioridad poner en valor estos vestigios, al igual como se hizo hace algunos años en el Centro

Cultural de España en México, donde se exhiben los restos del Calmécac. “Por el momento se

piensa continuar la exploración y la consolidación de los elementos encontrados y, en el futuro,

que este espacio pueda ser visitado por el público”.

El equipo de investigadores participantes, bajo la coordinación de Raúl Barrera Rodríguez

y Lorena Vázquez Vallin (como jefa de campo), está integrado por los arqueólogos Sandra Liliana Ramírez Barrera, Ingrid Trejo Rosas, Janette Linares Fuentes, Edgar Pineda Santacruz, Moramay

Estrada Vázquez y la antropóloga física Bertha Alicia Flores Hernández.

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