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Libros 2015-10-05 13:25

El libro Ojos en la sombra, de Jaime Muñoz, hurga en los moviles y actos detras de los sucesos

El volumen compila 10 cuentos

El libro Ojos en la sombra, de Jaime Muñoz, hurga en los móviles y actos detrás de los sucesos



ï‚· El autor del libro publicado en la colección El Guardagujas

de Conaculta afirma que cada pieza brilla más si se

incorpora algún relente de cuidadosa ambigüedad y

pormenores cargados de proyección ulterior



Existe en el mundo un catálogo de miradas, la mirada del diseñador de

moda, pendiendo sobre texturas, colores o puntadas; la del arquitecto

que traza tal vez formas sobre las formas, la del psicólogo que

desenreda los vericuetos de la personalidad y está la mirada del

escritor.



Lo fascinante de esta última es que mira los hilos de la acción

ocultos detrás de los hechos y si domina el arte de narrar los

transforma en historias. Ocurre así con el libro Ojos en la sombra, de

Jaime Muñoz Vargas, que ahora edita el Consejo Nacional para la

Cultura y las Artes en la colección El Guardagujas.



Son 10 los cuentos que incluye este volumen, agrupados en las

categorizaciones: Frustraciones, Apetencias y Puentes, para finalizar

con un apunte sobre los cuentos y una palabra final. En cada uno hay

un sutil chispazo que enciende todo el cuento y al mismo tiempo,

como el mismo autor anota: “cada pieza brilla más si se incorpora

algún relente de cuidadosa ambigüedad, deben sembrarse varios

pormenores cargados de proyección ulterior”.



¿Cómo va fraguándose un suicidio literario?, hay pasos

aparentemente imperceptibles que van encaminándose a ese destino.

Tómese por principio el sueño de ser escritor que se despierta

tempranamente y va tomando consistencia en la forma de un periódico

estudiantil. Un poema publicado que resulta en un éxito entre las



y actos detrás de los sucesos compañeras. Y de súbito, la barrera de las palabras negándose a caer

en su sitio. El protagonista del cuento La insoportable mezquindad del

ser, va convirtiéndose en un Salieri en siete números: los publicados

de El grito social. La mezquindad toma un tiempo mayor, los años del

éxito de uno y el añejado fracaso del otro.

Mario Marcelo, personaje central de Así bailaba Zaratustra, era

formidable y obsesivo en los deportes y en la escuela, destacado en

todo, admirado por todas sus capacidades, el futuro que le

presagiaban era brillante, hasta que un día ese jovencito febril en sus

entusiasmos discute con su profesor de filosofía sobre los

presocráticos y le vence la experiencia. “desde aquel instante Mario

Marcelo se aisló de la vida y lo abandonó todo a cambio de la

filosofía”. Se encerró en un cuarto en la casa de sus padres y dedicó

sus horas a leer y pensar. Con 15 lecturas, en el lapso de cinco años,

Así habló Zaratustra era el libro que mejor había asimilado, de ahí que

su amigo, el narrador de la historia, le apodara Zaratustra. De cierto es

que si el profeta de Nietzsche tuvo una réplica en la tierra, esa fue

Mario Marcelo hasta que por invitación de su amigo acepta salir a

bailar con él, su novia y la prima de ésta, Elbita, tan linda como

superflua, tan propensa a ser amada. “Todos éramos frívolos,

ordinarios. Mario Marcelo estaba en otra categoría, y de antemano me

ponía triste que un hombre tan brillante fuera rechazado”. Hay en

quienes se cumple la condena de ver bailar o bailar. El entrañable

Zaratustra vuelve a anhelar la vida en su opción más peligrosa: el

amor. Cómo salvar la frontera entre lo mundano y el superhombre…

¿Qué puede hacer un poeta contra la delincuencia? es el

cuestionamiento que detona las acciones y el cuento mismo titulado

Tras el rastro del orgullo. La pregunta se la hace a sí mismo David

Ángel Martínez -profesor de preparatorias Patrulla, anónimo poeta y a

veces redactor de anuncios publicitarios-, cuando un ex alumno,

Roberto Goitia, hijo de un acaudalado empresario, lo contrata para

auxiliar en el secuestro de su padre.

La labor es sencilla e imposible, dar con los secuestradores

descifrando el estilo de los mensajes que éstos le envían. Al principio

se niega, ¿cómo podría servir la experiencia literaria para aquello?, pero Goitia se empeña y seduce, 10 mil pesos semanales mientras

dure el secuestro, y si consiguen dar con el secuestrado, 20 o 30 mil

extras. Apremiado por la necesidad, acepta el poeta volverse un

“sabueso verbal” que durante horas se sienta junto con un supuesto

especialista en secuestros llegado de la Ciudad de México, a indagar

la posible personalidad de quien manda los mensajes a partir del

análisis de un puñado de palabras. Lo absurdo de la situación pronto

le sugerirá que puede tratarse de una simulación.

Siempre llegamos a las historias cuando ya han iniciado, la

reconstrucción del lector para llenar esos espacios, es parte

fundamental del acto de leer. Ocurre así con el cuento Cross Al Ángel

Rubio, en dos niveles, el de quien lee la historia y quien lee las cartas

electrónicas de Juan Pablo. Eran dos amigos o hermanos literarios,

uno que escribe desde Torreón el otro desde Argentina. Entre ambos

crean la historia literaria, política y familiar de Juan Pablo, la trágica

historia de Diego Eduardo, el hermano de sangre al que

desaparecieron los militares argentinos en 1978.

Los desaparecidos no desaparecen, son “tatuajes rojos en la

memoria”, las palabras de Juan Pablo van atadas a su hermano, al

recuerdo que reconstruye para el mexicano, como la única vía para

mantenerlo vivo: “Si todos tenemos, poca o mucha, una ración de

dicha en la vida, un buen porcentaje de la mía se esfumó tras esa

sonrisa de despedida”. Como no es posible la resignación, la madre

dejaba todos los días solo al niño de 10 años que era Juan Pablo, para

salir a buscar a Diego Eduardo.

En el ir y venir irá conociendo a las madres huérfanas de hijos, y

al Ángel Rubio, apodado así por sus características físicas, que se

reúne con ellas porque él tiene un hermano desaparecido. Luego el

rastro de la madre de Juan Pablo se disipa una noche. Es la historia

de ver diluirse las personas, las figuras en el vacío y en medio del

dolor tener que evaporar la propia identidad metido en un cuarto de

una provincia. Es la historia de un ángel que al mismo tiempo era un

ángel de la muerte, es la historia del la venganza a través del tomo III

de las Obras completas de Jorge Luis Borges.

En uno de los epígrafes que acompañan a este libro se cita a

Federico Peltzer: “Las situaciones raras, los argumentos ingeniosos,

nada de eso vale para mí. El hombre, siempre detrás, es lo que

importa”, a ese epígrafe se rinden estos cuentos nacidos desde lo que

en la sombra se oculta”.

Jaime Muñoz Vargas (Gómez Palacio, Durango, 1964), es

escritor, maestro, periodista y editor. Ha publicado las novelas: El

principio del terror, Juegos de amor y malquerencia y Parábola del

moribundo. Los libros de cuentos: El augurio de la lumbre,

Monterrosaurio, Leyenda Morgan, Las manos del tahúr y Polvo somos.

Los poemarios: Púlpito de la Sierra Tarahumara, Filius, Salutación de

la luz y Quienes esperan. Los libros de periodismo: La ruta de los

Guerreros, Tientos y mediciones y Nómadas contra gángsters.

Ganador de los premios nacionales de Narrativa Joven, de Novela

Jorge Ibargüengoitia, de Cuento San Luis Potosí, de Cuento Gerardo

Cornejo, y de Novela Corta Rafael Ramírez Heredia. Actualmente es

columnista del diario Milenio Laguna.



Jaime Muñoz Vargas, Ojos en la sombra; Conaculta, México,

2015. Pp. 145.



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