El Museo Nacional de Bellas Artes de Chile revivirá muestra de Orozco, Rivera y Siqueiros que se inauguraría en 1973





La exposición pendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros está integrada por 76 obras de los grandes del muralismo mexicano



Será inaugurada el jueves 19 de noviembre en el recinto ubicado en Santiago





“La ruta a México es: Antofagasta, Lima, Panamá, México y escala técnica en esos lugares. Comuníquenlo al canciller Rabasa y díganle que cruce los dedos”. Así reza el último telegrama enviado por el entonces embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, antes de subir al avión que lo trasladó a México junto con los familiares de Salvador Allende y 180 obras que se exhibirían en el Museo Nacional de Bellas Artes de la nación sudamericana a partir del 13 de septiembre de 1973.




En medio de la convulsión y sin que muchos se enteraran, se suspendía Orozco Rivera Siqueiros. Pintura mexicana, la exhibición que se presentaría al público chileno, conformada por una de las colecciones de arte moderno más importantes del continente.




Más de 40 años después, el Museo Nacional de Bellas Artes, perteneciente a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile (Dibam), vuelve a abrir sus puertas para recibir las obras de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera –reconocidos entre los más importantes exponentes del arte mexicano del siglo XX–, en el marco del 25º aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre México y Chile, cuyos gobiernos han realizado un esfuerzo conjunto para reeditar esta muestra, ahora titulada La exposición pendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros.




La exposición, que será inaugurada el jueves 19 de noviembre, es organizada por la Dibam a través del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Carrillo Gil del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), el Fondo Conjunto de Cooperación México-Chile y la Embajada de México en Chile. Con la participación de Hoja Blanca (Chile), el auspicio de Claro Chile (Fundación Carlos Slim) y el patrocinio de Aeroméxico.




A decir de Ángel Cabeza, director de la Dibam, “la obra de estos tres artistas es parte del patrimonio artístico latinoamericano, y es en ese contexto que el gobierno de Chile, a través de sus instituciones involucradas, asume esta verdadera deuda cultural de más de 40 años con Chile y también con México. Esta exposición es muy importante en tanto retoma una fluida relación cultural que se vio violentamente interrumpida”.




La muestra recrea de manera parcial la exposición que no fue posible inaugurar hace 42 años y está integrada por 76 obras de los tres grandes del muralismo mexicano pertenecientes a la colección patrimonial del Museo de Arte Carrillo Gil. El acervo, originalmente propiedad del coleccionista de arte mexicano más relevante del siglo XX, Alvar Carrillo Gil, fue donado al Estado mexicano en 1972, tras lo cual comenzó a itinerar a nivel mundial. Santiago de Chile fue el primer destino elegido para ello.




Lo anterior fue posible gracias a las gestiones del museógrafo y comisario de exposiciones mexicano Fernando Gamboa y de Nemesio Antúnez, entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes, que también jugó un importante papel en el regreso de las obras a su país de origen, y a quien Gamboa describió como “el prototipo de la amistad, de la decencia, y del artista e intelectual humanista chileno… El estilo del Museo”.




En la versión 2015 de la exhibición, las obras dialogan con documentación histórica que alude a los esfuerzos realizados para realizar la muestra en 1973 y para el posterior retorno de las piezas a salvo. Sobresalen los testimonios de puño y letra de Fernando Gamboa, quien vivió el golpe de Estado de Chile mientras se encontraba resguardado en el Hotel Carrera.



Sobre la relevancia del contexto histórico en el desarrollo de La exposición pendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros, el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Roberto Farriol, señala: “Han pasado más de 40 años y, por lo mismo, no podemos pretender hacer una puesta en escena de lo mismo que se exhibiría en 1973. Es por ello que la muestra presenta también un ejercicio de relectura, revisión y puesta al día de la obra de Orozco, Rivera y Siqueiros, pero también del contexto histórico. Se ha trabajado mucho en la investigación y en la recopilación de material documental y gráfico de indudable valor, que ya hace que se trate de una exposición distinta, y quizá mucho más profunda en sus implicancias”.




La muestra se exhibirá en los mismos espacios que Antúnez y Gamboa destinaron a la exposición original: las alas norte y sur del primer piso del recinto, y se utilizarán en esta ocasión las rotondas de dichas salas como espacios para el despliegue de documentos y testimonios de época.




En cuanto a la obra, se ofrecerá al público una cuidada selección de la etapa cubista de Diego Rivera, con piezas claves de dicho periodo, como El arquitecto (1915-1916) o Maternidad (1916).




En el caso de David Alfaro Siqueiros, se exhibirán 22 obras, entre pinturas, litografías y croquis. De las primeras destacan las célebres Zapata, estudio para el mural del Castillo de Chapultepec (1966), Torso femenino (1945) o el Retrato de José Clemente Orozco (1947). La exposición ahonda en la relación de Siqueiros con Chile e incluye los grabados realizados para ilustrar el Canto general de Pablo Neruda.




Finalmente, la curatoría más numerosa es la de José Clemente Orozco, con una gran parte de su trabajo previo a los murales, constituido por óleos y grabados, igualmente de gran contenido político. En esta selección, el público podrá apreciar obras emblemáticas como El fusilado (1926-28), El réquiem (1928), Pancho Villa (1931), Cristo destruye su cruz (1943) o Los teules IV (1947).



La exposición pendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros se exhibirá hasta el domingo 21 de febrero en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, ubicado en Santiago.



Programa de extensión



Con motivo de esta exposición, el Museo Nacional de Bellas Artes ha preparado un programa público de vinculación, con el objetivo de “relevar temas anexos a la muestra que permitan dialogar con la comunidad, como la cultura mexicana en Chile, feminismos indigenistas e imaginarios populares, entre otros que cruzan la exposición más allá de su contexto. Lo anterior, incluyendo también una jornada de reflexión sobre la política y los museos”, refiere Gloria Cortés Aliaga, curadora del Museo Nacional de Bellas Artes a cargo de la coordinación del programa.




Este incluye el seminario de reflexión Arte, política y museos. Disidencias, residuos y construcciones sociales de la memoria, por realizarse los días 20 y 21 de noviembre, y entre cuyos invitados se encuentran la historiadora mexicana Esther Acevedo y el curador del Museo de Arte Carrillo Gil y de La exposición pendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros, Carlos Palacios.




Esta actividad se desarrollará en el contexto del coloquio internacional sobre colecciones y museos universitarios de arte en Latinoamérica organizado por el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, lo cual constituye un hito en las colaboraciones entre el Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Carrillo Gil.




También tendrá lugar un ciclo de conversaciones abiertas al público que invita a reflexionar sobre temas complementarios a la muestra, como el indigenismo en femenino y las brigadas muralistas de los años setenta. Las pláticas tendrán lugar los días 17 y 18 de diciembre y 7 y 21 de enero en el Salón Blanco del Museo Nacional de Bellas Artes.





Finalmente, entre el 24 de noviembre de 2015 y el 19 de enero de 2016, en el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Histórico Nacional y el Museo Nacional Benjamín Vicuña Mackenna se desarrollará el curso La cultura mexicana en la memoria del pueblo chileno y Latinoamérica, organizado en conjunto por la Dibam, su Museo Nacional de Bellas Artes y el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, con el apoyo de la Embajada de México en Chile.