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Musica 2015-12-12 20:36

Cierran en la Escuela del Rock a la Palabra su semestre con examen musical



Cierran en la Escuela del Rock a la Palabra su semestre con examen musical



· En el programa de fin de semestre y de año de la escuela de la Secretaría de Cultura participaron 14 ensambles integrados por alumnos



· Los estudiantes midieron su avance a lo largo de seis meses de aprendizaje mediante la interpretación de composiciones originales y covers



La Escuela de Música del Rock a la Palabra, que forma parte de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, cerró su semestre con un gran festival, en el cual participaron los ensambles formados por los alumnos de dicho recinto musical.



Desde temprano, los alumnos se congregaron en los pasillos, mientras los ingenieros de audio alistaron los últimos detalles y los espectadores tomaron su lugar para poder apreciar una muestra del trabajo de aprendizaje de todo un semestre.



“Al cierre del semestre se le pide a los alumnos que monten un ensamble o canción, ya sea de autoría propia o un cover. Es satisfactorio ver el desarrollo de los alumnos, su forma de interpretar”, señaló el profesor Alejandro Echenique, quien imparte batería en la Escuela de Música.



Los chicos estaban nerviosos; algunos chasqueaban los dedos, otras solfeaban algunas notas, los menos preocupados platicaban y bromeaban, mientras esperaban el turno de su presentación.



“Me siento entre ansiosa y nerviosa por ya subir a cantar, me da nervios el poder equivocarme. Nos esforzamos mucho para que el número salga bien”, comentó Mali, quien minutos más tarde haría aparición junto con el profesor Ricardo Robledo y el coro de la Escuela.



“Lo que van a ver son los avances que hubo en ensayos previos; es una oportunidad para decirles a los chicos lo que pensamos sobre lo que están haciendo. Es una especie de evaluación sobre una de las artes que se imparten en esta escuela.



“Queremos que desde esta escuela se escriba, se piense, se reflexione, se tenga algo importante qué decir en una canción, o en un concierto, qué es lo que dice el público sobre lo que sucede en el escenario”, expresó Guillermo Briseño, director de la Escuela de Música del Rock a la Palabra al dar por comenzado el recital, el cual se prolongó por más de 5 horas.



El concierto comenzó con la presentación del Ensamble Coral de la EMRP, que interpretó Because, tema de la banda británica The Beatles, como homenaje luctuoso a John Lennon. Precedido por Silver and Gold y Now behold the lamb, composiciones de Kirk Franklin, donde el poder del góspel hizo su aparición a través de las voces de los estudiantes.



La potencia coral fue uno de los factores que lograron que más de uno de los espectadores se sintiera conmovido e incluso dejara correr alguna lágrima de emoción, al escuchar ese género considerado como evangélico, que conjuga la armonía y la interpretación.



Experimentados expertos del ambiente musical como Alfonso Rosas, Ricardo Robledo, Juan Carlos Novelo, Felipe Souza, Estela Miller, Jorge Ritter y Betsy Pecanins, así como el director de la institución Guillermo Criseño, pusieron más nerviosos a los jóvenes arriba del escenario.



También se interpretó la canción En sólo un sueño, escrita por la alumna Victorian Tyler, una fusión jazzística con coqueteos al soft swing, generó una explosión de sensual musicalidad. Después del caos entre conectar y colocar nuevos instrumentos, la voz de Daniel de los Santos, uno de los jóvenes diamantes que se pulen en la escuela, dio paso a su interpretación de It’s magic, en versión de James Brown.



Niño Ahmed, propuesta de composición original, desató la polémica. Con cartas musicales como la ex alumna Andrea Orea en la guitarra, Valeria Ponzanelli en la voz, Eumir Mancera en el piano, la canción de ecléctica propuesta conceptual no logró convencer a los músicos por cuestiones técnicas al tocar ciertos instrumentos.



El músico Federico Luna exigió a los jóvenes músicos ir más allá de la superficialidad de una canción, ya que en ella deben de transmitir realmente algún mensaje al público.



Así tocó el turno al dueto de guitarra y voz de Natalia Marroquín y Erick Huesca, quienes interpretaron Puente, de Gustavo Cerati. Las palmas y elogios no se hicieron esperar, pues la combinación armónica y el talento de la dupla al hacer un arreglo pulcro a la canción del recientemente fallecido músico argentino logró cautivar a todos.



Conforme el tiempo avanzaba, crecía el nivel de exigencia musical. Pese a la severidad de los comentarios de los evaluadores, la contundencia de Ritter o Briseño, el ánimo no decayó y la calidad aumentó.



Fugaz -composición de la alumna Andrea Lapuente, acompañada de Ángel Rodríguez en el bajo y coros- resultó una grata sorpresa para los presentes. La mezcla de folk, así como la buena ejecución y la propuesta fresca de los aprendices desembocó en una ola de aplausos.



El profesor y experto en composición Jorge Ritter bromeó a lo largo de todo el evento, lo que generó un ambiente distendido y ameno.



La melodía de 1969, Time Machine, de Grand Fuck, cobró vida a cargo de los alumnos de primer semestre Gabriela Gallegos (voz), Marco González (guitarra), Erick Villegas (bajo), Daniel Delgadillo (armónica) y Uriel Rosas (batería).





La presentación de los ensambles fue también muestra de las diferentes posiciones de la escuela sobre uno de los géneros más populares a nivel mundial, el rock y sus diversas vertientes. La fusión de rock con tintes de jazz y fusión al estilo latinjazz a cargo de Eduardo Bernal, Uri Reyes y Sebastián Lozano fue controvertida, ya que como comentaron los críticos fue una especie de Frankenstein que mostró un poco de muchos géneros sin llevar una base concreta. Sin embargo, fueron celebrados por la propuesta.



De ahí en más, piezas como Having a real bad day, de Taj Mahal, recibieron buenos comentarios. La balada Volverás de la española Concha Buika, interpretada por María Veras causó extrañeza al no destacar del todo las capacidades vocales y musicales de quienes se pararon en el escenario.



Mientras que Sober, de Tool, fue una sorpresa al recibir al Coordinador de la EMRP, Alan Rubio, como front-man del ensamble, quien participó junto con Omar Valero (batería), Ricardo Martínez (guitarra) y Mauricio Romero (bajo); aunque al ser una canción tan meticulosa y cuadrada perdió un poco al momento de ser tocada en el escenario, comentó Federico Luna.



Frosty reunió la sabiduría de Guillermo Briseño en el órgano, el talento en ciernes de Kiara Sánchez en el bajo y la desarrollada capacidad de “Roger” Moreno en la guitarra y Daniel Díaz en la batería.



El contundente broche de oro lo puso el Sindicato del Groove, como Pedro Martínez, quien estuvo en el micrófono, nombró al ensamble que preparó con sus compañeros. Rocksteady, de Aretha Franklin, y Master Blaster, de Stevie Wonder, hicieron mover los manos y pies del público, que hizo suyo el ritmo funk de la melodía.



Fueron Rogelio Moreno en la guitarra, Álvaro Muñoz en el bajo, Uri Reyes en el piano, Daniel Díaz en la batería, Gabriel, invitado especial desde Chicago --quien se hizo cargo del aliento metal-- y Pedro Martínez, quienes se hicieron acreedores a la bulla y el reconocimiento de sus profesores, además de alguna observación de carácter técnico.



El director de la Escuela de Música del Rock a la Palabra declaró sentirse satisfecho, puesto que se notó una evolución, aunque reconoció que se necesita seguir puliendo ciertos aspectos en el trabajo de los alumnos.



“Es reconfortante cuando lo hacen bien. No todo es parejo, se hicieron críticas más severas, buscamos un nivel de altura. Hay que mejorar en varios aspectos con elementos concretos. Necesitamos que haya más espacio para difundir y mostrar lo que se hace en la escuela”, concluyó Guillermo Briseño.

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