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Noticias 2016-02-23 19:00

Conmemorará el INEHRM el Día de la Bandera con la conferencia Nuestros Símbolos Nacionales

El 24 de febrero a las 18:00 horas



Conmemorará el INEHRM el Día de la Bandera con la conferencia Nuestros Símbolos Nacionales



· Antonio Campuzano reflexionará sobre el origen, características, usos e historia de estos valores nacionales



Con el propósito de fortalecer la cultura cívica y destacar los símbolos patrios que nos identifican como mexicanos, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) organiza la conferencia Nuestros Símbolos Nacionales, el miércoles 24 de febrero a las 18:00 horas, con la participación del mayor historiador Antonio Campuzano, adscrito al Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional.



Cada país tiene símbolos que representan el pacto de unión, la independencia política, la soberanía y los valores nacionales más estimados. Cada símbolo expresa esos valores con elementos visuales o auditivos que les confieren la representación de la identidad nacional. En el caso de México, la conformación de los símbolos patrios conjuga nuestros orígenes prehispánicos con la herencia republicana y liberal que subyace a la consolidación del Estado nacional.



De acuerdo con la ley expedida el 8 de febrero de 1984, última reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación de 27 de enero de 2015, los símbolos patrios de nuestro país son el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional. Por medio de esta ley se definen sus características, usos oficiales, fechas cívicas y el protocolo a seguir para su debido respeto y honores.



De manera habitual, los símbolos nacionales figuran y tienen un papel específico en la documentación oficial, la moneda acuñada, las ceremonias cívicas de los planteles escolares, su presencia en oficinas, edificios y plazas, entre otros espacios públicos. La ciudadanía expresa su orgullo y adhesión a ellos en días de fiesta nacional, en ceremonias patrias y en actos deportivos nacionales e internacionales.



En el ámbito de las instituciones públicas, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina-Armada de México se encargan de enaltecer los símbolos patrios a través de múltiples actividades, en las cuales participa personal militar y civil. Y es precisamente, por parte de la Sedena que el mayor historiador Antonio Campuzano reflexionará sobre el origen, las características, usos e historia de nuestros símbolos patrios.



Los orígenes del Escudo Nacional se remontan al mito fundacional de la Ciudad de México-Tenochtitlán, en 1325, hace 691 años. En tiempos de la Independencia nacional, los ejércitos de Morelos utilizaron banderas en cuyo centro figuraba un águila posada sobre un nopal.



Hacia 1821, bajo la consigna del Plan de Iguala, por medio del cual se consumó nuestra Independencia política respecto a España, el ejército de las Tres Garantías, comandado por Agustín de Iturbide, fue investido por vez primera con un lábaro tricolor de franjas diagonales que simbolizaban los principios de “Religión, Independencia y Unión”.



Seguidamente, con el establecimiento del Estado republicano en 1824, la bandera mexicana adquirió sus rasgos esenciales con la disposición de los colores verde, blanco y rojo en posición vertical, y en el centro del blanco el Escudo Nacional, que consta de un águila real posada sobre un nopal, devorando una serpiente.



Por lo que se refiere a la composición de la letra y la partitura musical del Himno Nacional, tras la consolidación de la Independencia, hubo varias iniciativas para establecer un Himno Nacional en los años 1821, 1849 y entre 1850 y 1853.



El 12 de noviembre de 1853 Antonio López de Santa Anna, por iniciativa de Miguel Lerdo de Tejada quien fungía como oficial mayor de la Secretaría de Fomento, dio a conocer la convocatoria para realizar una composición poética que sirviera de letra al Himno Nacional.



El 3 de febrero de 1854 el jurado calificador, integrado por Manuel Carpio, José Joaquín Pesado y José Bernardo Couto, dio su fallo en favor de las estrofas compuestas por Francisco González Bocanegra. Pronto se acompañó de la partitura musical de Jaime Nunó.

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