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Musica 2016-04-24 18:53

“Las generaciones recordarán a Luis Herrera de la Fuente como una persona que aportó mucho a la música en México”

Este 25 de abril se cumple el Centenario de su Natalicio





“Las generaciones recordarán a Luis Herrera de la Fuente como una persona que aportó mucho a la música en México”



La Orquesta Sinfónica Nacional prepara el estreno de su Tercera sinfonía en el próximo Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez; concluyó la composición meses antes de fallecer



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El primer sueño que como músico tuvo Luis Herrera de la Fuente fue ser un compositor. Pero llegó más lejos: el director de orquesta, quien vivió 98 años, se convirtió en parte fundamental de la historia artística y humanística de México durante el siglo XX, como gestor de instituciones musicales.



Con una profunda disciplina para el estudio, la interpretación y la creación musical, este virtuoso en la conducción orquestal nació el 25 de abril de 1916 en la Ciudad de México y desde entonces la música fue su vida, hasta su deceso, ocurrido el 5 de diciembre de 2014.



“No recuerdo cuándo empezó mi interés por la música. Creo que fue en el vientre de mi madre porque desde entonces ella y mi padre asistían a la ópera, iban a todos los conciertos y gustaban de todo aquello que significara música. Ambos tocaban instrumentos y cantaban, y se reunían para oír música con sus amigos; así que yo anduve entre las piernas del violonchelo desde mi infancia más temprana”, recordó el maestro Herrera de la Fuente en una entrevista al obtener la Medalla José Vasconcelos en 2003.



Gestor y fundador de varias instituciones musicales entre las que se encuentra la organización y dirección en 1945 la Orquesta de Cámara de Radio Universidad, y la de Bellas Artes en 1952. Solía decir que su ascenso en la música comenzó cuando se hizo cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, al frente de la cual estuvo 18 años, de 1954 a 1972. Los críticos suelen afirmar que esta fue una de las épocas más brillantes del director y la agrupación. Creó la Orquesta Filarmónica de las Américas en 1976, y estuvo a cargo de las orquestas Sinfónica de Xalapa, la de Jalisco, la de Minería –durante 10 años– y de la Filarmónica de la Ciudad de México. En 1992 fue el director del Festival Internacional de Música de Morelia y fundó el Coro Nacional de México.



Su hijo, Luis Javier Herrera Andrade, expresó que “las generaciones lo han de recordar como una persona que aportó mucho a la música en México desde el punto de vista de las orquestas. En Xalapa porque fundó una escuela de música y fundar una escuela, verla crecer, es también uno de los grandes logros para la educación de los jóvenes dentro de la música. Mi padre trabajó para que esa formación musical estuviera en los jóvenes y creo que eso es uno de los legados”, cuenta en entrevista con la Secretaría de Cultura al recordar el Centenario del Natalicio de su padre.



Luis Herrera de la Fuente comenzó a estudiar piano a los siete años, y a los 11 escribió su Fantasía en do menor para piano. Ingresó a la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México para formarse con Estanislao Mejía. Pasó por la Escuela Libre de Música y cursó estudios de armonía y orquestación con Rodolfo Halffter. Estudió también violín y canto. En 1948 viajó a Zúrich, Suiza, para estudiar dirección de orquesta.



Paleógrafo musical, fue uno de los estudiosos más dedicados en México a la investigación de los antiguos textos musicales. Trabajó como organista en los atrios de la iglesias, porque afirmaba que la música debía llegar a toda la gente. Fue pianista en Radio Educación y la XEW. Maestro de piano en la Escuela Libre de Música y Declamación, además de discotecario en Radio Universidad y en la XEQ; redactor e investigador del Departamento de Música del INBA.



Asimismo, fue director huésped de la Orquesta Filarmónica de la UNAM; y director titular de orquestas internacionales, como la Sinfónica de Perú, la de Chile y la Sinfónica de Oklahoma. En México, por cortas temporadas, de la Sinfónica de Jalisco y de la Juvenil de Veracruz.



Luis Herrera de la Fuente aseguraba que “los maestros de un director de orquesta son precisamente las orquestas. Mi maestra fue la Orquesta Sinfónica Nacional, ahí, entre barbaridades, aciertos y conversaciones, y ver cómo se responde, pues uno va haciendo la técnica de la dirección que es una cosa absolutamente personal, tan personal como el ademán cuando platicamos”.



El compositor y director marcó un antes y un después en la historia de la interpretación musical mexicana y fue un personaje admirable, un ejemplo de vida también por su generosidad, sencillez y gran sentido del humor, afirma Carlos Miguel Prieto, también director de orquesta.



“Lo conocí bien y evidentemente todo mundo admira su capacidad como director de orquesta, y su magnitud como organizador y como músico. Pero yo también valoro y siempre quiero mucho su bonhomía, su sentido del humor, era un hombre muy sabio que tenía don del sentido del humor absolutamente único, y capaz de reírse de sí mismo y desarmar a sus contrincantes”, relata en entrevista con la Secretaría de Cultura.



En 1943, Luis Herrera de la Fuente se casó con Victoria Andrade, con quien tuvo cuatro hijos, a quienes educaron en el arte, pero también en la libertad, como recuerda su hijo Luis Javier, dedicado a la diplomacia y la ciencia, quien tuvo un padre que también amo los deportes.



“Mi padre se dedicó a la música, pero también dejó testimonio de su interés por la literatura. Tuvo muchas inquietudes, sobre todo por la historia, la arqueología, la antropología, era un amante de las culturas nativas de México, mi padre estuvo metido en ese mundo toda su vida y fueron lecturas que enriquecieron su vida de muchas maneras.



“Y lo que recuerdo de las pláticas en la casa, además, eran también los deportes, teníamos muchos interés en los deportes y él nos acompañaba mucho a eventos deportivos en los que jugábamos béisbol sobre todo, nos llevaba a los juegos de la Liga Maya, la Tolteca. El primer uniforme que me compró mi padre fue de futbol americano. El arte siempre nos acompañó pero no por una enseñanza directa, pues mi padre tuvo sus dificultades para poder vivir de la música, así que no quiso influirnos en nuestra formación y dejó que escogiéramos la inclinación que más nos atrajera”.



Luis Herrera de la Fuente realizó cientos de grabaciones, sobre todo de música mexicana con las obras más representativas del nacionalismo musical. El crítico de música Lázaro Azar lo recuerda como un gigante con sentido del humor, decano de los directores de orquesta de México, gestor de innumerables agrupaciones musicales, pianista, compositor y charlista de acepción, pero ante todo un hombre congruente. Cómplice de las mejores causas, divertido, memorioso, maestro de vida que partió al igual que Mozart un 5 de diciembre, pero de 2014.



Y se pregunta: “¿Quién no vibró con su insuperable versión del Huapango de Moncayo”.



Y fue precisamente esa obra la que Luis Javier, siendo un niño de seis o siete años, vio interpretar a su padre por primera vez en el Palacio de Bellas Artes.



“Fue muy impresionante, lo primero que recuerdo después del concierto fue irle a reclamar que no me hubiera llevado antes a un concierto. Recuerdo a mi madre tratando de explicarme que estaba pasando en el escenario de Bellas Artes. Recuerdo también que la última obra fue el Huapango de Moncayo, y desde entonces me quedé enamorado de ella.



“Quizá no me llevó antes porque pensaba que era difícil entender desde la perspectiva del niño qué es lo que está haciendo un señor con una batuta ante un grupo de músicos que están aporreando sus instrumentos y ver que la gente aplaude... recuerdo ver que mi padre volteaba para agradecer, que la gente se levantaba, para mí fue un espectáculo de mucha emoción”.



Como compositor, Luis Herrera de la Fuente creó un buen número de obras, entre éstas: Fronteras, la Sonata para cuerdas, Dos movimientos para orquesta, La estrella y la sirena, y la Segunda sinfonía. Para su cumpleaños 95 se regaló un par de obras de su autoría, en un concierto al frente de la Orquesta de la Ciudad de México; fue en el año 2011, la última vez que estuvo frente a una orquesta.



Se dio tiempo además para escribir. En 1998 publicó La música no viaja sola, una revisión de su infancia, su debut como pianista y como director de orquesta. En 2001 escribió Notas falsas en las que reunió pensamientos y aforismos.



El crítico de música Fernando Díez de Urdanivia destaca que la aportación más importante de Herrera de la Fuente fue su profesionalismo y su modestia. “Estamos de acuerdo que el podio es un lugar idóneo para crear una personalidad presuntuosa, pero a Herrera de la Fuente no le pasó jamás. Estuve mucho tiempo con él, viajé mucho con él y siempre fue un director muy modesto y muy profesional.



“No solamente fue un extraordinario músico, sino un excepcional amigo y un gran, pero gran, enorme señor, que no vivió a base de la presunción, sino vivió a base de su valor, y sobre todo, lo más importante, su gran modestia, fue un hombre sumamente modesto que jamás quiso hacer de la dirección un elemento para brillar, para lucir. Luis fue un ser humano fuera de serie, absolutamente fuera de serie. Entonces, creo que son esas sus grandes cualidades”.



El autor del libro Luis Herrera de la Fuente su entorno, su vida, su legado, conserva muchas anécdotas de su amistad cercana y prolongada con el director de orquesta, entre éstas una con el guitarrista argentino Manuel López Ramos, quien en alguna ocasión grabó para guitarra La chacona, de Bach. “Recuerdo que lo escuchó Herrera de la Fuente y le dijo a Manuel: ‘pero qué estupendo es esto’, y Manuel le dice: ‘estoy tan emocionado que voy a llorar. A lo que el maestro Herrera le da una palmada en la espalda y le dice: llora Manuel, llora’. Son de esas anécdotas inolvidables que guardo con él”, recuerda Fernando Díez de Urdanivia, quien afirma que su libro fue escrito no con los dedos, sino con el corazón.



Y advierte que su amigo Luis Herrera de la Fuente fue un excelente escritor, ahí están por lo pronto La música no viaja sola, Música y vida y Notas falsas, que son libros que todo el mundo debería leer.



Luis Herrera de la Fuente mantuvo estrecha amistad con compositores y músicos, pero también entrañable complicidad con escritores como Juan José Arreola, Juan Rulfo o Rubén Bonifaz Nuño, de quienes recordaba al verlos: “nos abrazamos y llorábamos de la emoción por nuestra amistad”.



El director de orquesta recibió muchos premios y condecoraciones en México y en el extranjero, entre otros el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, en 2005.



En el Centenario de su Natalicio, la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Orquesta Sinfónica Nacional, estrenará la Tercera sinfonía. La ocasión estreno será una oportunidad para honrar el legado del músico, compositor, director, investigador y académico.



Carlos Miguel Prieto, quien conoció desde niño a Luis Herrera de la Fuente, y reconoce en el director caminos paralelos en su vocación, recuerda: “A días de morir el maestro Herrera de la Fuente estaba terminando su Tercera sinfonía, eso quiere decir que su mente, incluso en una edad en que la gente ya piensa nada más en descansar, estaba activa y escribiendo una sinfonía, y creo que aún sabiendo que él ya no la podría estrenar, esa actividad febril de la mente de un director es una de las partes esenciales de lo que debe ser un director de orquesta que pasamos nuestro tiempo solitario e interior, que es el más, estudiando, leyendo, investigando y tratando de entender por qué la música y la partitura son como son”.



“Lo último que hablamos el maestro Herrera y yo en el Palacio de Minería, en los últimos meses de su vida, fue de esa sinfonía. Me contó de ella y voy a decir cómo me lo dijo: ‘Carlos, estoy componiendo y terminando mi Tercera sinfonía, es horrible, pero muy corta”, cuenta Carlos Miguel Prieto con una afable admiración por quien considera su maestro.



La Tercera sinfonía se interpretará dentro del XXXVIII Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez (FIMNME), el cual tendrá lugar en la Ciudad de México del 30 de septiembre al 16 de octubre. Actualmente se trabaja en la transcripción y revisión de la partitura original.



Entre las actividades de conmemoración del Centenario del Natalicio de Luis Herrera de la Fuente que ha preparado la Secretaría de Cultura destacan el lanzamiento, a partir del primer minuto del lunes 25 de abril, de un micrositio, desarrollado por la Fonoteca Nacional, en la página http://www.fonotecanacional.gob.mx/, el cual estará dedicado a este compositor mexicano, donde se encontrará una breve biografía, iconografía y una línea de tiempo de su vida y quehacer musical, audios de sus obras que tiene a su resguardo la Fonoteca Nacional, así como fotografías, videos y documentos de diferentes épocas. El micrositio estará a disposición del público a partir del 25 de abril hasta diciembre de este año.



El mismo día, a las 19:00 horas, se llevará a cabo una sesión de escucha dedicada al maestro Luis Herrera de la Fuente en la sede de la Fonoteca, calle Francisco Sosa No. 383, en Coyoacán.



La sesión estará dirigida por Theo Hernández, coordinador del Catálogo de Música Mexicana de Concierto de la Fonoteca y como invitado participará el periodista decano de la crítica musical en México, Fernando Díez de Urdanivia, autor del libro Luis Herrera de la Fuente, su entorno, su vida, su legado, y el crítico musical Lázaro Azar.



Asimismo, del domingo 24 de abril al domingo 1 de mayo se transmitirá, a través de la página web http://www.fonotecanacional.gob.mx/ un podcast dedicado a la vida y obra de Luis Herrera de la Fuente. Constará de un fragmento de entrevista sobre la composición, así como del Primer movimiento de la sonata para cuerdas interpretada por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.



En tanto, Radio Educación transmitirá un programa especial con obras del autor o dirigidas por él en una programación especial.



El maestro Luis Herrera de la Fuente murió el 5 de diciembre de 2014, y dejó sobre su escritorio los libros que estaba leyendo y muchos proyectos en puerta, recordó su hijo Luis Javier Herrera Andrade.



PJT

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