Edición bilingüe zapoteco español
Entre la rebeldía, la nostalgia y la recuperación de su origen,
Natalia Toledo escribe el libro de poemas El dorso del cangrejo
La narradora y poeta señala que la poesía en zapoteca tiene
varias definiciones como palabra-flor, algo que florece;
palabras escogidas, palabras dulces y palabra–poder
Las horas de viaje, desde Juchitán hasta la librería Rosario
Castellanos, la noche transcurrida en carretera, el apuro en una larga
fila para abordar un taxi, todo eso desaparece y Natalia Toledo se
convierte en un rizo incontenible, cuando comienza a hablar sobre su
último poemario Deche bitoope/ El dorso del cangrejo editado por
Almadía.
El carácter bilingüe de su obra lleva inexorablemente a la
pregunta ¿qué implica luchar por una lengua indígena, el zapoteco,
desde la poesía?
-- Tenía que enfrentar la realidad de que el zapoteco tendría cada
día menos hablantes, así lo demuestran las cifras, ha disminuido el
número de hablantes. Jamás pensé que más tarde sería poeta y que
me iba a enfrentar a tener pocos lectores en la lengua en que concibo
la mayoría de mis poemas. Implica que fue lo primero que aprendí en
esta vida, mi lengua primera; implica el reto de ser bilingüe, el de
escribir en las dos lenguas, porque en la escuela en ese entonces y
hasta ahora se sigue enseñando el español, yo ya era hablante del
zapoteco, pero lo primero que aprendí a escribir fue el español.
Al paso del tiempo comprendí que tenía que escribir en la lengua
zapoteca, porque me interesaba mucho que la gente importante para
mí, como son los viejos, los que me enseñaron la lengua, pudieran
leer o tener acceso a lo que yo escribo.
Implica dos conocimientos y dos posibilidades, es bueno ser
bilingüe porque tienes una obra que puede llegar a dos almas, dos
pensamientos. Es una doble posibilidad creativa y una doble
posibilidad de vida. Porque vivo en zapoteco cuando estoy en mi
pueblo y cuando llego a México y a otras ciudades entonces me pongo
el español. Es una lucha que tenemos todos los escritores que
escribimos nuestra obra en una lengua imaginaria que es la de buscar
también que nos lean en nuestros pueblos, si no, no tiene mucho
sentido ser bilingüe.
Es un registro que se está haciendo. Como las piedras que
labraron que alguien después descifra, eso me da posibilidad de saber
algunas cosas, aunque nunca enteramente porque no sabemos leerlas
en su totalidad. El libro sirve porque se está haciendo ese registro de
lo que todavía somos, de lo que todavía queda de esa gran cultura,
pero también las pasiones, los sueños, los anhelos de cada quien,
sobre todo de la poesía.
-- ¿No hay entonces una barrera que limite el sentido de tu
poesía?
-- A la hora de traducirte te encuentras cosas, no todo fluye como
quisieras. Por ejemplo, el zapoteco no tiene géneros, entonces tienes
que construir una sintaxis, que tiene que ver poco con el español. Pero
lo bueno de que tú mismo te traduzcas es que sabes ir a esa barriga
donde te escarbas y sacar esas palabras que están en el zapoteco y
ponerlas en el español.
Lo que sí se pierde, casi, diría yo, definitivamente, aunque lo
busques y lo provoques es la sintonía del zapoteco, esa música que
es única, que parece que estamos cantando cuando hablamos. Los
tonos, esa musicalidad, es una riqueza sonora que es como cuando
escuchas música de otros pueblos como del África, de la India, que no
sabes bien de lo que habla, pero te emociona; es la palabra, es el
canto, y eso cuando se lee en público aflora.
-- ¿La visión que se tiene de la poesía en español, difiere de lo
que se piensa como poesía en el zapoteco?
-- Para empezar nosotros tenemos varias formas de nombrar a la
poesía, una de ellas significa palabra-flor, algo que florece; otra
significa, palabras escogidas, otra es palabras dulces, pero que tienen
aroma, como las flores, todas las cosas que tienen un aroma,
obviamente las palabras huelen, las palabras te sitúan en una
atmósfera y tienen esa posibilidad de llegar a un olfato, de producir
sensaciones. Otro es un sufijo que encontré en el zapoteco del siglo
XVI, que es poder. Palabra –poder, palabra que encarna verdad. Esa
es la poesía para nosotros, como principio que existe entre los
zapotecas, Ahora, si buscas las definiciones de los contemporáneos,
encuentras que se ha ido enriqueciendo, pero esto ya existía en los
zapotecas, así nombramos a la poesía.
Desde el inicio y a lo largo de El dorso del cangrejo están
presentes las flores, no sólo como elemento y tema que recorre la
poesía desde tiempos prehispánicos, sino en contextos que hacen que
el poemario sea, por momentos, un símbolo de un retorno imposible,
de un estado o permanencia que no se mantiene, como si fuera un rito
de paso este volumen.
La primera parte habla de “El matriarcado según San Vicente”,
quien es el patrono de Juchitán, y simboliza al primer hombre, de
alguna manera. Es una mirada muy femenina, el recorrido de una
mujer de un lugar de Juchitán y las cosas que tenía que vivir según mi
tradición y de las cosas que me salté porque me vine a vivir a la
Ciudad de México, y pude tener una mirada amorosa, pero también
crítica de ellas. De eso hablo, en algunos poemas, de las cosas que
pasan algunas mujeres que son rituales donde no necesariamente nos
vemos como personas, sino como objeto.
De tu cultura amas muchas cosas, todo el tiempo la exalto en mi
vida y en lo que escribo. Pero hay cosas que pude ver de otra manera
porque salí, que otras mujeres de mi generación sí vivieron, como el
ritual de la virginidad. Las mujeres en Juchitán nos enseñaron que eso
te honra, que es un motivo de orgullo, mi abuela me enseñó que eso
era importante. Aunque no es, por cierto, una tradición propiamente
indígena, sino traída por los españoles. Como protesta, pongo “Tumba
primera”, soy una mujer rebelde, -- se define entre risas. Es reconocer
a todas esas mujeres que me enseñaron tantas cosas tan importantes
que sin ellas yo no me explico, ni mi vida, ni las cosas que yo hago, es
ese recuento conmigo y ellas, porque fuimos tres generaciones y
cómo cada quién eligió vivir las cosas calendáricas, por así decirlo,
las cosas que tienes que pasar.
-- A pesar de esta rebeldía hay una nostalgia constante en tus
poemas
-- Se nota mucho, yo creo que sí. Yo creo que me hice poeta
porque extrañaba todo lo que dejé cuando salí de Juchitán, una de las
cosas que me orillaron a escribir definitivamente fue la de quedarme
en un lugar donde ya no me reconocía. Tuve siempre la necesidad de
mirar hacia atrás y ver ese tiempo, como Milton, este paraíso perdido
que no logras nunca más recuperar. Porque mucho de lo que haces
cuando estás afuera es practicar otras cosas como tú te las imaginas,
como a ti te hubiera gustado que fueran. Las acomodas para que te
hagan feliz, para que te sanen. Generalmente cuando reviso mis
poemas o la gente que me lee siente esa nostalgia que ya no se cura
porque hubo una interrupción. Juchitán para mí eran esas mujeronas
como mi madre, como mi abuela, que ya no están, los árboles en los
que me subía y los viejos, que ya no están. Todo eso que ya no tengo
o que ya no tuve, pero que sí tuve, felizmente, aparecen en los
poemas, quiera o no.
-- Hay que hacer instantes con la materia prima de unos minutos,
es decir, dos preguntas antes de finalizar:
-- ¿Cuál es la Babel que tienes enroscada en la espalda?
-- Se refiere a todas estas onomatopeyas que tengo en la cabeza,
a todas las palabras que a veces oigo en zapoteco y no sé bien su
significado y tengo que investigar…En todos los poemas hay algo que
tiene que ver con la cultura zapoteca, desde lo primigenio. Por
ejemplo, ese final, dice: “pero ya no hablo con nadie, he revelado mi
signo”. Desde el punto de vista zapoteca todos tenemos un ser dual
animal que nos acompaña, se te aparece en sueños, en algunos
momentos, y nunca debes revelar quién es porque te debilitas. “He
revelado mi signo” es como venir y vivir aquí, vivir en español es como
si hubiera perdido mi identidad y lo que hago es recuperarlo, me gusta
jugar con esa idea.
-- A propósito de un verso tuyo, ¿has encontrado el nombre de tu
tristeza?
-- Para curarte según los zapotecas tienes que encontrar el
nombre o la cosa que te molesta, qué es lo que extrañas…Sí,
Juchitán.
Deche bitoope/ El dorso del cangrejo, se presentará el miércoles
17 de agosto, a las 19:30 hrs en el Péndulo de Polanco (Alejandro
Dumas, #81, Polanco), con la participación de: Rocío González, Víctor
Cata y la autora.
Natalia Toledo, Deche bitoope/El dorso del cangrejo. Diseño,
Alejandro Magallanes. Ilustraciones, Dr. Lakra. Editorial Almadía.
México, 2016. pp. 117.
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