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Museos 2017-03-08 18:52

Antropólogos mexicanos y alemanes

Antropólogos mexicanos y alemanes


Hallan en acervos del Museo de Antropología el segundo registro etnográfico más antiguo sobre rarámuris


*** Consta de una serie fotográfica, una filmación y una crónica de viaje; la obra se publicó en 1928 en alemán y ahora es traducida al español por el INAH



*** El registro fue realizado por el viajero, cronista y etnólogo alemán Rudolf Zabel, en 1925; sólo es superado en antigüedad por el material del noruego Carl Lumholtz



Un equipo de antropólogos mexicanos y alemanes descubrió entre acervos del Museo Nacional de Antropología (MNA), una serie de fotografías captadas hace casi 100 años en las cumbres de la sierra Tarahumara de Chihuahua. Tras los rastros de su origen, dieron con el segundo registro etnográfico más antiguo que se tenga sobre los rarámuri: un libro de crónicas de viaje y una corta filmación realizadas por Rudolf Zabel y publicadas en 1928, en Alemania, que ahora el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) edita en español.



La obra bibliográfica, titulada El pueblo furtivo. Vivencias de un explorador junto a la fogata y ante las cuevas del pueblo original de los indios tarahumaras, fue presentada en el marco de la 38 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería y su lectura recomendada al público en general, debido a la pintoresca narrativa del texto.



La investigación encabezada por Alejandro González Villarruel y desarrollada en la Subdirección de Etnografía del MNA, contó con el apoyo de la Coordinación Nacional de Antropología, en aquel momento dirigida por el lingüista Francisco Barriga, quien en seguida advirtió la importancia de publicar en español el trabajo de Zabel, debido a que se trata del segundo más antiguo sobre los tarahumaras, desde la perspectiva del “hombre blanco”, sólo superado en datación por el que Carl Lumholtz desarrolló entre 1890 y 1910.





Al presentar el libro, Francisco Barriga destacó que es la última obra de una docena que Zabel publicó sobre diferentes temas de antropología e historia, dada a luz en el Berlín de las entreguerras, en 1928; sin embargo, no era conocida en México debido a que nunca antes había sido traducida al español; ahora podrá ser leída en nuestra lengua gracias a los esfuerzos del INAH.



La edición en español se explaya a lo largo de 289 páginas, profusamente ilustrada con una centena de fotografías y un puñado de mapas. Además viene acompañada de un DVD con copia de la filmación (sin sonido y de 17 minutos con 14 segundos) realizada por Zabel, y revelada en México con ayuda del fotógrafo Hugo Brehme.



Para Francisco Barriga, el alemán, nacido en septiembre de 1876, en Wollin, quien tenía estudios de antropología, buscaba producir un documental a la Nanuk de Robert Flaherty y pensó que aquí encontraría una cultura transparente, menos contaminada por Occidente, debido a su aislamiento. Sin embargo, el documental no se concluyó.



Zabel fue un viajero, cronista y etnólogo alemán que entre otras aventuras por el mundo decidió viajar a México, a la sierra Tarahumara, en busca de un pueblo indígena rebosante de vitalidad, tímido, muy huidizo, oculto en cañones y cuevas. Su obra, Das heimliche volk…, en alemán, fue localizada en la Biblioteca del Este de Berlín (Biblioteca Estatal) por Stephanie Cruz de Echeverría Foebell, alumna de González Villarruel.



Desde su publicación original, El pueblo furtivo… ha sido consultado por estudiantes de antropología en diversas universidades germanas, interesados en los tarahumaras, entre ellos los ahora reconocidos antropólogos Claus Deimel (1987), Ingrid Kummels (1988) y Thomas Hillerkuss (1992).



Las pesquisas



“Un día cualquiera en el Museo Nacional de Antropología es siempre garantía de asombro”, dice Alejandro González Villarruel, quien trabajó como subdirector de Etnografía del recinto y al revisar los acervos encontró una colección de 297 fotografías ―placas de colodión-bromuro― realizada por un equipo científico, encabezado por un médico alemán radicado en México: Otto Roher.



En seguida, las imágenes llamaron la atención del investigador por la presencia de personas de raza aria entre indios tarahumaras. Su curiosidad nata, propia de un antropólogo, le formuló preguntas y lo impulsó a buscar respuestas: ¿quiénes eran esas personas?, ¿qué hacían con los rarámuri… qué ideas pudieron tener de esos indígenas?







Encontró que de acuerdo con un documento del Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre 1920 y 1921, Otto Roher realizó una exploración por el norte del país para investigar sus poblaciones. En las imágenes ―parte del estudio― se revelan aspectos de la cultura de los rarámuri en el contexto de su vida comunitaria: rituales, técnicas de caza, tipos de habitación y vivienda, formas de subsistencia, indumentaria, entre otros; así como el majestuoso paisaje serrano y alteridades humanas.



La cultura rarámuri, en un territorio inhóspito alejado de Occidente, se consideraba cercana a lo que se denominaba el “buen salvaje”. En algunas fotografías se observa un interés por captar las medidas antropomorfas y las condiciones sanitarias de los indígenas, explica el investigador, quien las identificó como piezas austeras y transparentes, protagonistas del encuentro de dos culturas que representan el paradigma de la Alemania de la época: reflejo visual de las ideas de sus autores y las maneras extrañas en que descubrían formas de vida.



Poco después de que González Villarruel diera con la colección, llegó Stephanie Cruz de Echeverría al MNA para realizar un intercambio académico de un año. Ella, de madre alemana, era estudiante de antropología en una universidad de Hamburgo y de inmediato González la sumó a la pesquisa. A su regreso a Alemania, la alumna se enfocó a una búsqueda exhaustiva en archivos y bibliotecas, hasta que dio con la obra de Rudolf Zabel.



El equipo de investigación se enteró que la propuesta de la expedición alemana fue del etnólogo Zabel, y Roher, radicado en México, lo acompañó como organizador y guía dada su destreza en tales empresas.



Luego de casi 100 años, la obra de Zabel ha sido traducida al español por el INAH, gracias al trabajo de la propia Stephanie Cruz de Echeverría y Gabriela Mariana Fenner Sánchez, de padre alemán, lo que de acuerdo con Alejandro González Villarruel permitió cumplir el reto de una interpretación rigurosa de la obra original escrita a principios del siglo XX.



La revisión de la traducción, notas de pie de página y presentación de la obra estuvieron a cargo de la antropóloga mexicana Ana Paula Pintado.



Finalmente, Francisco Barriga señaló que la construcción del conocimiento antropológico necesariamente pasa por la comparación: la obra de Zabel nos permitirá identificar las transformaciones de los rarámuri en casi 100 años.

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