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Museos 2017-05-11 17:15

Dedican exposición al pueblo olvidado de Sinaloa: los tepehuanes del sur

Dedican exposición al pueblo olvidado de Sinaloa: los tepehuanes del sur



*** Su tierra ancestral está en Durango y Nayarit, pero se han asentado en el sur de Sinaloa desde hace casi un siglo; una muestra de esta cultura se exhibe en el Museo Arqueológico de Mazatlán

*** Evidencias arqueológicas de la fiesta característica de los grupos del Nayar, conocida como mitote, se han hallado en Sinaloa con una antigüedad del 900 d.C.




Mientras el arqueólogo Luis Alfonso Grave Tirado realizaba trabajo de campo en la región sur del estado de Sinaloa, encontró comunidades de indígenas tepehuanes cerca del río Las Cañas: el asunto llamó su atención ya que oficialmente los tepehuanes sólo habitan en Durango y Nayarit. Averiguó que hace casi un siglo se asentaron en esta entidad al huir de algunos hechos violentos. Hoy forman parte de esta región, donde solo se reconoce como grupo indígena al mayo-yoreme.



Las pesquisas antropológicas del investigador le han permitido cruzar información de grupos actuales con datos derivados de sus estudios arqueológicos en los que documenta referencias de la posible presencia de tepehuanes cerca de Mazatlán en la época prehispánica. En tanto, en el municipio de Escuinapa, también en la región sur, descubrió los vestigios arqueológicos más antiguos hasta ahora hallados de patios para la fiesta de mitote: la principal celebración ritual de los grupos del Nayar: coras, huicholes, tepehuanes y mexicaneros (nahuas).



Con el fin de mostrar al público el rostro de los casi 3,000 indígenas que desde hace casi un siglo han dado continuidad a su cultura en el sur de Sinaloa, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Museo Arqueológico de Mazatlán (MUSAM), presenta la exhibición Tepehuanes en Sinaloa, que estará en exhibición hasta la primera semana de julio.



Son alrededor de 40 piezas entre ollas, jícaras y las características pipas de los tepehuanos para fumar tabaco macuche (silvestre) elaboradas en barro cocido; morrales baimkar de ixtle, asak de fibra de plástico y arpús de algodón (tejido en telar de cintura), indumentaria entre la que destaca un sombrero de soyate (palma) con aplicaciones de cuero y metal; así como una serie de 20 imágenes de la vida cotidiana en la comunidad, captadas por la lente de antropólogos. Los acervos pertenecen al MUSAM y a la colección particular del antropólogo Francisco Javier Samaniega Altamirano, de Nayarit.



La muestra es una breve semblanza que evoca la historia; describe costumbres, mitos y ritos, y da cuenta de los objetos artesanales usados por los tepehuanes en su vida cotidiana y ritual, desde la época prehispánica hasta el día de hoy.



De acuerdo con el arqueólogo Grave Tirado, el planteamiento científico de la exhibición trata de explicar que la relación de los tepehuanes con la costa sur de Sinaloa es muy antigua. Junto con su colega de Nayarit, Francisco Samaniega, tienen la hipótesis de que para los grupos del Nayar la costa era el lugar de los muertos: el mar se ubica al poniente del Nayar, es decir, hacia donde se oculta el Sol, además está detrás de los pantanos, por las marismas.



Por lo anterior, para los cuatro pueblos de la región es el lugar a donde van las almas de fallecidos. Documentos históricos lo mencionan como el Itchamet, que traducido en lengua audam es “el lugar de los muertos”.



A partir de fuentes documentales, el análisis de mitos y la recopilación de tradición oral, Grave ha comparado la información etnográfica con los resultados de estudios de materiales arqueológicos y ha encontrado relaciones entre la costa sur de Sinaloa y la sierra del Nayar. El arqueólogo informa del descubrimiento de tres patios de mitote que datan de la época prehispánica, de por lo menos 900 a 1,100 a.C., los cuales ha comparado con patios de mitote de grupos coras actuales, coincidiendo la distribución de las rocas en ambos casos.



“Se trata de afloramientos rocosos donde, de pronto, se encuentra un espacio semiplano y limpio. Alrededor, debajo de las grandes rocas, siguen ocultos materiales de uso ceremonial: ollas tejuineras, donde se elaboraba la bebida tradicional elaborada a base de maíz fermentado y que consumen los grupos del Nayar en todas sus festividades. Así que nos atrevemos a sugerir una antigüedad de 900 a 1,100 d.C., para la práctica de mitote en el sur de Sinaloa”, explica Grave.



En Durango se han localizado otros dos patios de mitote que datan de la última etapa de ocupación prehispánica, prácticamente en el siglo XVI, así que los de Sinaloa son los más antiguos que se han encontrado hasta el momento, refiere el investigador sin dejar de advertir que eso no quiere decir que no existan otros de la misma antigüedad o anteriores en la región del Nayar, sólo falta hallarlos.



Luis Grave detalla que actualmente, en el piedemonte al sur de Sinaloa se asientan al menos tres comunidades con presencia importante de tepehuanes y una en particular es absolutamente indígena: El Trébol II, donde habitan más de 150 indígenas que llegaron de las comunidades arriba mencionadas hace 40 años.



Tepehuan (“el que habita en las montañas” o “el conquistador”) es un exónimo (versión en el idioma local de un nombre geográfico en otro idioma) de origen náhuatl que les fue asignado durante la Colonia. Los tepehuanes de Nayarit, Durango y Sinaloa son conocidos como tepehuanes del sur para distinguirlos del grupo que ocupa Chihuahua, denominado tepehuanes del norte. A su vez, los del sur se dividen en o´dam, los de sureste, y audam, los del suroeste.



Los principales poblados o´dam son Santiago Teneraca y Santa María de Ocotán, en Durango; mientras las comunidades audam más grandes son San Francisco de Lajas, Durango; San Andrés Milpillas, Nayarit y El Trébol II, Sinaloa.



Los tepehuanes del sur conservan una gran cantidad de mitos y leyendas, muchos contados y cantados durante las fiestas del mitote (xiotal en lengua audam). Esto es muy importante porque es una de las pocas ocasiones en las que todavía se utiliza la lengua audam. Ahora, el MUSAM las comparte con el público

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