Hasta el 20 de agosto
Invita el Museo del Templo Mayor a ver la escultura mexica a todo color
ï‚· En la exposición Nuestra sangre. Nuestro color integrada por 28 piezas
emblemáticas de ese recinto
Algunas de las piezas más emblemáticas del Museo del Templo Mayor han
recuperado su color original y se encuentran en exhibición en la exposición
Nuestra sangre. Nuestro color: La escultura polícroma en Tenochtitlán.
En su primer fin de semana de exhibición, esta muestra ha despertado el
interés de capitalinos y turistas, quienes tienen la oportunidad de admirar las obras
maestras de la cultura mexica como lucieron originalmente en los siglos XV y XVI.
Y es que, tras más de 25 años de investigaciones a cargo de un grupo
interdisciplinario de arqueólogos, restauradores, químicos, artistas y arquitectos
adscritos al proyecto Templo Mayor, es que se pudo devolver a estas esculturas
su colorido, conformado por una paleta de cinco colores básicos: rojo, blanco, azul,
negro y ocre, la mayoría de origen inorgánico.
En Nuestra sangre. Nuestro color, el público puede apreciar las réplicas
tridimensionales a todo color de los monolitos de las diosas Coyolxauhqui, de la
Luna y Tlaltecuhtli, de la Tierra, así como dos cabezas monumentales de
serpiente.
También se exhibe un Chac Mool, un guerrero estelar y un cráneo humano, todos
con la recreación de su cromatismo original y que son obras maestras del Museo
del Templo Mayor que en esta exposición se reúnen por primera vez.
Los visitantes además podrán conocer los minerales de donde se extraían
los pigmentos y a través de videos explicativos, acercarse al trabajo realizado por
los investigadores para recuperar el color que las piezas poseían.
La
muestra finaliza con una sección de objetos de pequeño formato, como vasijas,
cetros, cuchillos, relieves y almenas que por ser parte de ofrendas, estuvieron en
mejores condiciones de conservar su pigmentación.
Generalmente, estamos acostumbrados a observar las esculturas
mesoamericanas en tonos grises, ya que el cromatismo que tenían se perdió y en
muchos casos desapareció por el paso del tiempo, la acción de la naturaleza y la
mano del hombre.
Por ello, Nuestra sangre. Nuestro color ha sorprendido a los visitantes, al ofrecer
una nueva mirada de estas obras y generar las mismas sensaciones que tuvieron
los mexicas al observarlas a más de cinco siglos de distancia.
“De verdad es sorprendente. Yo siempre creí que las esculturas eran grises y
ahora verlas así, pintadas, con esos colores, es simplemente impactante”, señaló
la señora Elena, quien aprovechó su visita al Centro Histórico para darse una
vuelta por el Museo del Templo Mayor.
Yadira, procedente de Naucalpan, acudió expresamente al recinto para ver
esta muestra. “Yo si invitaría a todos a que vinieran a esta exposición Nuestra
sangre. Nuestro color porque realmente estamos acostumbrados a conocer
nuestra historia, nuestra cultura, solamente en el color de las esculturas en los
tonos gris de la piedra y aquí todo ese colorido, yo creo que refleja realmente lo
que es la cultura, lo que somos los mexicanos, personas alegres, muy coloridas,
yo creo que sí te cambia totalmente la perspectiva de como aprecias el arte”.
Destacó que este tipo de exposiciones valen mucho la pena. “Hay que
aprovecharlas porque le dan muchísimo color a nuestra historia y es otra forma de
vivir nuestra cultura”.
Nuestra sangre. Nuestro color: La escultura polícroma en Tenochtitlán fue
inaugurada el pasado 18 de mayo y estará abierta al público hasta el próximo 20
de agosto en el Museo del Templo Mayor, ubicado en Seminario 8, Centro
Histórico.
AGB