Recuerdan a Mathias Goeritz en el Palacio de Bellas Artes
ï‚· Felipe Leal y Lilly Kassner reflexionan sobre la obra del
autor del concepto de arquitectura emocional
Como el creador que enriqueció la cultura visual y plástica de nuestro
país, así recordaron a Mathias Goeritz (1915-1990), familiares,
colegas y funcionarios, en el marco del homenaje por el centenario de
su nacimiento, realizado la noche del lunes 18 de mayo en la Sala
Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
El arquitecto Felipe Leal definió al artista plástico de origen
alemán como un “errante creativo” e hizo alusión al Museo
Experimental El Eco, del cual fue responsable de su restauración junto
con Víctor Jiménez en 2005.
Protegido por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), el recinto -explicó Felipe Leal- operó como restaurante,
cabaret, foro teatral y estuvo a punto de ser demolido para convertirse
en estacionamiento.
Con el apoyo de documentos de archivo, fotografías y
entrevistas es como se logró mantener la esencia del proyecto base
del Manifiesto de la Arquitectura Emocional que se ideó como una
“escultura penetrable”, donde confluyen artes plásticas, escénicas y
literarias, y con una estructura poética cuya disposición de corredores,
techos, muros y recintos llevan a sus asistentes a reflejar su
experiencia del espacio.
De acuerdo con Felipe Leal, el Museo Experimental El Eco forma
parte de los elementos simbólicos del patrimonio de México, junto con
la Casa Luis Barragán y las casas de Diego Rivera y Frida Kahlo.
Por su parte, la doctora en Historia del arte, Lilly Kassner abordó
la trayectoria de Mathias Goeritz a través de una serie de fotografías
tomadas a sus obras durante distintas épocas.
La investigadora dijo que se trató del precursor del minimalismo
y uno de los primeros en México en trabajar con el concreto para
hacer esculturas, además de diseñar vitrales para recintos, como la
Catedral Metropolitana y la Iglesia de San Lorenzo.
Los asistentes observaron imágenes de las Torres de Satélite,
las Torres de Temixco, el Convento de Azcapotzalco, la Sinagoga
Maguen David, la Iglesia de Santiago Tlatelolco, la Catedral de
Cuernavaca y las Torres de Automex.
También del Museo El Eco, la celosía del Hotel Camino Real y
su última obra titulada el Laberinto de Jerusalén, la cual, escribió el
propio Goeritz, se trataba de una de sus piezas más complejas e
interesantes por su peculiar diseño.
En el acto estuvieron la directora general del Instituto Nacional
de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda; el hijo del
artista, Daniel Goeritz, y Xavier Guzmán Urbiola, subdirector general
de Patrimonio Artístico e Inmueble del INBA, quien aseguró que
recordar la labor de Goeritz implica reivindicar su capacidad original en
donde la arquitectura, la pintura y escultura, debieran ser en su
concepción una unidad.