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Musica 2018-06-15 18:03

Sujata Mohapatra llenó de misticismo el Teatro de la Danza Guillermina Bravo

Sujata Mohapatra llenó de misticismo el Teatro de la Danza Guillermina Bravo



· En su primera presentación en México, la bailarina demostró porqué es una de las figuras emblemáticas de la danza hindú


Krishna sintió un tirón de orejas al momento en que volvió a colocar el barro en su boca; era su madre Yashoda quien le advirtió que no se comiera la tierra. Sin embargo, el joven la desobedeció y ella empezó a golpearlo. Krishna, al verse herido, abrió la boca mostrándole a su madre. Yashoda al ver en su interior, se dio cuenta de que todo el universo estaba ahí dentro, las brillantes estrellas, la luna, incluso el brillante sol.



Esta es una de las narraciones míticas que se cantan y se bailan a través de la danza odissi para venerar al dios hindú, y que el público pudo disfrutar durante la primera presentación en México de la bailarina Sujata Mohapatra, en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque.



“La danza odissi viene de la región de Orissa, en la India, y es una de las formas más antiguas de nuestra danza tradicional. Estas son danzas que se bailan en los templos; tienen un trasfondo religioso, en el que podemos encontrar diversas posiciones muy escultóricas, las cuales hacen referencia a figuras divinas del hinduismo”, explicó en entrevista Sujata Mohapatra.







“Es una de las formas dancísticas más antiguas que tenemos: es milenaria. A los bailarines se les nombraba mahari odissi o sirviente de dios, ya que era una forma de rendir culto a los dioses. Alguien baila lo que otro narra a través del canto, generalmente las historias de los dioses”.



Para poder transmitir de forma asertiva la historia, la bailarina de abhinaya (danza narrada) hace uso de todos sus recursos gestuales y corporales: la posición de los ojos, la cabeza, los dedos, los brazos y los pies abrazados por cascabeles. El cuerpo en general cobra importancia. Todos los movimientos, estéticamente definidos, son utilizados para contar la historia.



Durante el programa, además de la danza narrada, se presentaron danzas de invocación, en las que los bailarines saludan a la deidad, al gurú y el público. Siguió Batu, una danza de técnica pura en honor a Shiva y Pallavi Bilahari, una coreografía en la que se resaltó el lirismo de los movimientos.



El programa terminó con Moksha, que significa liberación, una danza espiritual que representa la creación del universo. En esta pieza se pudo escuchar un repetido “om”, el sonido cósmico, con el objetivo de que la danza se disuelva en la nada, por consecuencia, que el alma se disuelva en la realidad última.



Sujata Mohapatra pertenece a la escuela de Kelucharan Mohapatra, el reestructurador y principal difusor de la danza odissi, expresión que había quedado suprimida por la colonización inglesa. Sujata es además investigadora y difusora de los estilos tradicionales de danza de su ciudad.



Con este espectáculo, la bailarina demostró porqué es una de las figuras emblemáticas de la danza hindú.



La presentación fue posible gracias a la Embajada de la India en México y la Casa de la Cultura de la India en México, así como la Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna y el grupo Guru Kripa, bajo la enseñanza de Soumya Bose.

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