Voces de la resistencia en Nicaragua comparten su experiencia en Casa Refugio Citlaltépetl



· Fátima Villalta Chavarría y Henry Ruiz Condega, representantes de los movimientos estudiantil y campesino, respectivamente, se encontraron en el recinto con periodistas, académicos, activistas y el Secretario de Cultura capitalino



· Denunciaron las políticas represoras y extractivistas del actual gobierno de Daniel Ortega y pidieron a México dar asilo a sus compañeros perseguidos



En un encuentro con periodistas, académicos y activistas, los representantes de la caravana nicaragüense Fátima Villalta Chavarría, del movimiento estudiantil, y Henry Ruiz Condega, del movimiento campesino, compartieron en Casa Refugio Citlaltépetl su experiencia de resistencia ante la represión que se vive en el país gobernado por Daniel Ortega y que —según sus cifras—, ha dejado un saldo de 365 presos políticos y más de 400 asesinados.



“Perseguir estudiantes, ambientalistas y periodistas es un agravio a la humanidad. Por eso hoy abrazamos a Fátima Villalta Chavarría y Henry Ruiz Condega, les damos una bienvenida digna con el dolor combatiente de Clemente Rodríguez (padre de Christian, uno de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa), presente en el encuentro”, expresó Eduardo Vázquez Martín, titular de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México (SCCDMX).



En el encuentro participaron Blanche Petrich y Marta Durán de Huerta, periodistas e integrantes del Consejo Consultivo de Casa Refugio Citlaltépetl, el fotógrafo Antonio Turok y la periodista María Cortina, actual Coordinadora Interinstitucional de la SCCDMX, comunicadores que a finales de los años setenta y principios de los ochenta cubrieron la revolución sandinista en contra del dictador Anastasio Somoza, así como Ximena Antillón Najlis, investigadora y psicóloga de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).



En palabras de Vázquez Martín, “cuando surgió la causa sandinista, con enorme esperanza muchos de nosotros conocimos sus causas y cantamos sus himnos; hoy vemos la trágica paradoja de ver a algunos de sus líderes seguir la peor tradición tiránica y autoritaria que pensamos se había desterrado”.



Ante las actuales crisis humanitarias que suceden de Siria a Centroamérica, el funcionario señaló la necesidad de que las nuevas autoridades en la Ciudad de México construyan una política pública concreta que —como Casa Refugio Citlaltépetl— responda a la tradición de refugio ya establecida y reconocida en la nueva Constitución. “México está obligado a darle un espacio a los perseguidos de Nicaragua”, agregó.



Política de represión en Nicaragua



“El virus no se extirpó, está viviendo con nosotros y peor todavía, con un gobierno represor y extractivista”, manifestó Henry Ruiz Condega, del Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía, fundado el 13 de junio de 2013 a raíz de que Ortega “vendió la soberanía” a través de la concesión canalera del lago de Nicaragua.



Según el testimonio del líder territorial, el Proyecto del Gran Canal Interoceánico no fue consultado con las comunidades indígenas y campesinas, ni estudiado en cuanto al impacto ambiental. Así nació su movimiento organizado que los ha llevado a realizar cien marchas en cinco años, periodo en el que han vivido represión, agresiones y amenazas del aparato estatal, además del encarcelamiento de sus compañeros Pedro Mena, Medarno Mairena y Víctor González.



En este sentido, Ruiz Condega, quien actualmente reside en Costa Rica, pidió a México y otros países apoyar a los nicaragüenses que están en busca de refugio, y a la Organización de las Naciones Unidas tener sanciones más beligerantes hacia su actual gobierno.



Fátima Villalta Chavarría, Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia, explicó que se debe conocer el contexto de los estudiantes nicaragüenses para entender por qué se sumaron a las protestas del sector campesino luego del incendio forestal en la Reserva Biológica Indio Maíz, el 3 de abril de este año, el cual adjudican al Estado en su búsqueda por desterrar a la población indígena de la zona.



“Tenía 11 años cuando regresó Ortega al poder, en 2006. Mis compañeros andamos entre los 20 años y los 25, entonces desde la adolescencia contemplamos el fin de cualquier tipo de institucionalidad y democracia, sobre todo cuando Ortega entró con la reforma a la constitución para la relección continua en el país”, compartió.



Señaló que en la universidad fueron testigos de cómo su autonomía se desvanecía con los despidos a los profesores críticos. “Vemos cómo todos los espacios críticos se van cerrando y nuestras casas de estudio son lugares simplemente de apoyo al régimen y de profesores que deben alinearse si quieren conservar sus empleos”.



A sus primeras manifestaciones por el incendio de Indio Maíz, dijo, se sumó la reforma al seguro social que eliminan toda oportunidad de un retiro digno. “La represión policial fue desproporcionada, luego estas fuerzas de choque del orteguismo que las hacen llamar como juventud sandinista, llegaron con tubos, piedras y palos para intentar intimidarnos”.



Agregó que si bien ya sabían “que el gobierno reprimía, mataba y perseguía campesinos en las comunidades alejadas”, el asesinato con balas de muchos estudiantes (de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y de la Universidad Politécnica, por ejemplo) que protestaban en Managua, el 19 de abril, terminó siendo un parteaguas importante para sumarse a la resistencia.



Luego de reconocer que personalidades como el escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, han sido solidarias con su causa, Villalta Chavarría pidió que la política de no intervención que propone el gobierno de transición en México sea reconsiderada y se les dé refugio a los nicaragüenses.



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