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Noticias 2015-08-16 09:48

RECONOCEN 50 AÑOS DE TRAYECTORIA DE JAIME CAMA EN LA RESTAURACION

RECONOCEN 50 AÑOS DE TRAYECTORIA DE JAIME CAMA EN LA

RESTAURACIÓN

*** El especialista, pionero de la restauración en México, fue distinguido durante la entrega de

estímulos por antigüedad que otorga el INAH

*** Ha coordinado obras relevantes, como la recuperación de la pintura mural del Palacio de

Tetitla, en Teotihuacan, y de dos frescos de Rufino Tamayo

Hace 50 años, Jaime Cama Villafranca llegó a Francia con una beca para estudiar restauración

durante seis meses. Su audacia lo llevó al Museo del Louvre, donde, luego de varios trabajos

como reentelador y de un difícil examen, obtuvo el título de restaurador de museos franceses

clasificados y controlados. Con la experiencia adquirida, volvió a México, donde sentó las bases

de una profesión que ha formado a cientos de restauradores, a quienes define como “potenciales

defensores del patrimonio cultural”.

En reconocimiento a sus cinco décadas de trayectoria, Jaime Cama recibió una medalla,

un diploma y una cabeza de Palenque, durante la entrega de estímulos por antigüedad que otorga

el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Pionero de la restauración en México, el especialista ha compartido su larga experiencia

con varias generaciones de estudiantes en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y

Museografía “Manuel del Castillo Negrete” (ENCRyM), la cual fundó junto con otros entusiastas

restauradores que lucharon contra viento y marea para que esta especialidad dejara de ser vista

como un oficio artesanal.

“Han sido 50 años de terquedad y vehemencia”, señaló el homenajeado, quien ha tenido

bajo su responsabilidad la restauración de obras tan relevantes como los murales prehispánicos

del Palacio de Tetitla, en Teotihuacan; la pintura mural de los ex conventos de Tetela del Volcán y

de Yecapixtla (Morelos), así como los frescos Revolución y El canto y la música, de Rufino

Tamayo, ubicados en el Museo Nacional de las Culturas y en la Subdirección de Laboratorios y

Apoyo Académico del INAH.

Nacido en Barcelona, España, en 1933, Cama Villafranca llegó a temprana edad a México,

y fue aquí donde realizó sus estudios superiores en la Escuela Nacional de Ingeniería de la UNAM; posteriormente se inscribió en la Escuela de Diseño y Artesanías del INBA, donde

aprendió a trabajar el esmalte.

Comenzó su carrera en 1965, en el Departamento de Catálogo y Restauración de

Patrimonio Artístico del INAH, en el Ex Convento de Churubusco, dirigido por Manuel del Castillo

Negrete. Luego obtuvo una beca para estudiar en Francia y más adelante se fue a Roma, Italia;

ahí ingresó al Instituto Central del Restauro y participó en el desprendimiento y montaje de

murales de una ciudadela medieval, lo cual enriqueció su experiencia que hasta ese momento se

había centrado en la pintura de caballete.

Con ese bagaje regresó a México, “y desde 1968 he vivido en Churubusco casi de planta”.

Fue una época, recordó, de gran coherencia y sentido de grupo que les permitió impulsar la

disciplina de la restauración, para lo cual fue fundamental la promulgación, en 1976, de la Carta

de México en Defensa del Patrimonio Cultural, de la que es firmante.

“Durante muchos años hemos sido considerados artesanos; no obstante, la carrera de

restaurador tiene tantos créditos, como las de historiador, arqueólogo o antropólogo. La

restauración es una ciencia, nos apoyamos en la botánica, la química, la física, la arqueología y

las ciencias duras para poder conservar”, aseveró el especialista, para quien la producción del ser

humano es invaluable y constituye un legado que debemos conservar y transmitir como

generación.

Esta idea la siembra en sus alumnos desde 1969, cuando empezó a dar clases en el

Centro de Estudios para la Conservación y Restauración de Bienes Culturales “Paul Coremans”,

que a la postre se convertiría en la ENCRyM, la cual dirigió de 1983 a 1992, y luego impartió

clases hasta 2009, sentando las bases teóricas de la restauración.

“La teoría de la restauración no es considerada por la mayoría de los países, para éstos es

un acto estético, no un acto de conservación. Esta visión es la que se ofrece en la escuela a

través de la materia Teoría de la Restauración; lo importante es lograr que el estudiante entienda

el oficio que está asumiendo”.

Para Jaime Cama, las prácticas de campo son esenciales en la formación de los futuros

restauradores, por ello propuso llevarlos al Ex Convento de San Juan Bautista de Tetela del

Volcán, en Morelos, cuando coordinó los trabajos de restauración de la pintura mural entre 2003 y

2004.

A este proyecto siguió la supervisión de los trabajos de restauración cromática en los

murales que se exhibirían en el Museo de la Pintura Mural Teotihuacana, en 2006, y en el Palacio

de Tetitla, en esta misma zona arqueológica, entre 2007 y 2009, ambos con la participación de

estudiantes de la ENCRyM, que permiten una lectura más amable de estas obras, explicó.

El experto, quien obtuvo la categoría de restaurador perito en 1993, comentó que tiene el

interés en escribir algunas de sus experiencias más significativas, como el examen presentado

hace cinco décadas en Francia para ser restaurador, adonde acudió durante un mes frente a las

autoridades del Museo del Louvre, en un salón en el que había tres cuadros.

“Me preguntaban qué haría con las obras; daba mis respuestas y pasaba a la siguiente

fase. Cuando terminé, me informaron que había quedado en primer lugar. A los franceses no les

sentó muy bien que ganara un mexicano y el segundo sitio fuera para un alemán, pero así fue”.
El 7 de septiembre, Jaime Cama cumplirá 82 años. “No sé cuánto me tenga depositado la

tarjeta de débito de la vida, pero al hacer corte de caja, debo decir que entré hace 50 años a una

institución que se comportaba como una familia y pude ejercer una labor que ha crecido de

manera importante. Y aquí estamos todavía dando lata”, finalizó uno de los hombres más

emprendedores en el campo de la restauración en México, Latinoamérica y Europa.

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