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Libros 2015-09-04 09:08

Poetas conmemorarán centenario de Ramón Martínez Ocaranza

Poetas conmemorarán centenario de Ramón Martínez Ocaranza






Enrique González Rojo Arthur, Roberto López Moreno, Israel Ramírez y Evodio Escalante



El miércoles 9 de septiembre a las 18:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes



Ø Logró romper con una idea preconcebida de la poesía: Evodio Escalante





Si cada palabra llora sus raíces, Ramón Martínez Ocaranza congeló su espíritu en cada elegía y verso de denuncia. Si los poetas levantan sus metáforas para soñar en silencio, el maestro de Jiquilpan dejó un legado literario no solo a los estudiantes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), sino a todos aquellos que disfrutan de la belleza de la palabra y que maldicen la injusticia.



Ramón Martínez Ocaranza (Michoacán, 1915-1982) es autor de los poemarios Al pan, pan y al vino, vino (1943), Ávido de amor (1944), Muros de soledad (1951), Otoño encarcelado (1968), Elegía de los triángulos (1974) y Patología del ser (1982), entre otros. A cien años de su nacimiento, será recordado por Enrique González Rojo Arthur, Roberto López Moreno, Israel Ramírez y Evodio Escalante, el miércoles 9 de septiembre a las 18:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.





“Tuve la suerte de coincidir con él hace muchos años en la ciudad de Chihuahua, en un encuentro de departamentos de difusión cultural de universidades. Él representó a la Universidad Michoacana, y yo, por mi parte, a la Universidad Juárez del Estado de Durango. Cuando dije que era de Durango, alguien profirió: ‘¡Ah!, la tierra de Silvestre Revueltas’. Yo contesté: ‘Sí, claro, pero también la de José Revueltas’. Mi orgullo al decir lo de José Revueltas le cayó muy bien a don Ramón, porque eran grandes amigos”, recordó Evodio Escalante en entrevista.



Hermanos de lucha, José Revueltas y Ramón Martínez Ocaranza compartieron su ideología comunista y apoyaron la revolución obrera y campesina. El poeta de Jiquilpan fue encarcelado junto con su familia durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz por haber apoyado el movimiento estudiantil de 1963 en Michoacán. En cautiverio escribió Otoño encarcelado, una de sus obras más representativas.



“Otoño encarcelado me parece un libro con el que cerró un ciclo. Yo lo veo como un poeta muy cercano a las tendencias del modernismo. Este libro es muy riguroso, porque está compuesto de sonetos. En la actualidad, pocos poetas trabajan esta forma tan difícil, pero él lo hizo de manera espléndida. Los sonetos de Otoño encarcelado son la cumbre de una primera época de su obra. Este volumen es, al mismo tiempo, una protesta contra el sistema, porque lo encarcelaron debido a la represión federal contra un movimiento huelguístico de estudiantes michoacanos”, resaltó el entrevistado.



Evodio Escalante explicó que después de los sonetos de Otoño encarcelado hubo una notable evolución en la obra de Martínez Ocaranza: “Él, que se había movido en una estética modernista, entró en una forma vanguardista donde el poema se vuelve versicular, con versos mucho más amplios; más teórico; se acerca al ensayo, a la filosofía; se vuelve más desnudo en su expresión. Es admirable que don Ramón, después de haber cultivado durante años una estética cercana al modernismo, haya entrado directamente en la vanguardia.





“Los sesenta, en todo el mundo, y también en México, fueron años de muchos cambios, incluso mentales. Fueron años de disidencia intelectual, de rebelión ideológica contra el sistema. En ese caldo de cultivo fue que él dio ese salto, quizá comparable al de José Juan Tablada. Yo diría que esa evolución tuvo que ver con el clima de la época, muy agitado y contestatario; con una especie de rabia acumulada que por fin se logró expresar en la poesía. La obra de Martínez Ocaranza es una poesía, a veces, con ciertos rasgos de violencia y de desencanto”, indicó el poeta.



Ramón Martínez Ocaranza fue alumno de Agustín Yáñez y Julio Jiménez Rueda. Se graduó del Colegio de San Nicolás Hidalgo, en Michoacán, y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue académico de la UMSNH, donde impartió la cátedra de teoría literaria y literatura mexicana.



“Su obra es una invitación a liberar a la poesía de ciertos corsés propios de la preceptiva literaria. Eso es lo que admiro de Martínez Ocaranza: logró romper con una idea preconcebida de la poesía. Sobre todo en Patología del ser realmente expresa algo que rompe con las estructuras tradicionales de la poesía, utilizando, incluso, conceptos filosóficos o un lenguaje muy rudo, en cierto momento, que huye de una idea preconcebida de lo bello. Es un ejemplo que algunos de los poetas mexicanos jóvenes podrían seguir. Me parece muy justo que se conmemore el centenario del nacimiento de un poeta que tiene lecciones que dar a la juventud”, finalizó Evodio Escalante.





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