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Museos 2016-01-15 12:21

Dentro de la muestra Vanguardia rusa. El vertigo del futuro

Dentro de la muestra Vanguardia rusa. El vértigo del futuro



Experimentaciones musicales de la vanguardia rusa llegan al Palacio de Bellas Artes



ï‚· El pianista José Wolffer ofreció charla sobre las

Palacio de Bellas Artes, composiciones representativas de la época




Trece canciones inquietantes, desconcertantes e innovadoras que

rompieron con el status quo y las expectativas de lo que debía ser una

obra artística estética en Rusia, fueron abordadas por José Wolffer en

su conferencia La música en la vanguardia rusa.



rusa. El vértigo del futuro que se presenta, hasta el 7 de febrero, en el

Museo del Palacio de Bellas Artes.



estas composiciones destacas y representativas de las

experimentaciones musicales creadas durante el movimiento de la

vanguardia rusa.



melodía que decenas de jóvenes escucharon con atención, ya que se

trata de una pieza futurista, que apuesta por la tecnología y está

basada en el Theremín, uno de los primeros instrumentos electrónicos

creados en la vanguardia, el cual fue diseñado por el inventor ruso

León Theremín.



La victoria sobre el sol, de Mijail Matiushin, una de las obras

paradigmáticas de la época, ya que es la primera ópera futurista

La charla se realizó en el contexto de la exposición Vanguardia

A lo largo de su plática, el pianista y crítico musical presentó

La primera pieza de la noche fue Vals, de Piotr Ilich Tchaikovski,

Las tres siguientes melodías que sonaron fueron fragmentos decreada en el movimiento artístico, donde se hace uso de elementos

tecnológicos para recrear en la mente del escucha ambientes de

velocidad y vértigo.

De esta pieza sonó La canción del matón, un fragmento del

segundo acto y la Canción militar del aviador, obras donde se habla de

la pequeña burguesía de la época, el ascenso de la tecnología y el

proletariado, donde se descontextualiza y se intenta meter un idioma

que no tiene sentido con el propósito de innovar, a través de los ruidos

y la voz humana, en la música de la época.

En el Área de murales, José Wolffer también presentó Dos

visitas a la fábrica, una sección musical donde se mostró la pieza La

fundidora de acero, de Aleksandr Mosólov y el movimiento La fábrica

de El paso de acero, de Serguéi Prokófiev, canciones que el director

de orquesta comentó reflejan lo épico de las máquinas.

El autor de proyectos curatoriales y educativos para diferentes

instancias, entre ellas la Fonoteca Nacional, Instrumenta Oaxaca,

Instituto Mexicano de la Radio y la Secretaría de Cultura, a la par

presentó las obras Sinfonía de sirenas y Marcha fúnebre de los

trabajadores, del compositor, teórico y funcionario cultural Arseny

Avraamov.

Se trata de piezas que para ejecutarse involucraban a toda una

ciudad, desde una flota de barcos, pasando por explosiones y las

sirenas de las fábricas, hasta coros de miles de trabajadores.

De acuerdo con el creador del Festival Radar, es la obra de un

personaje destacado en la época porque fue un visionario al darse

cuenta que era posible generar cualquier tipo de sonido sintético a

partir del fonógrafo y propugnaba que se quemarán todos los pianos,

ya que, según él, limitaban el sentido musical del pueblo y los

compositores.

El editor de la antología Silvestre Revueltas: Ventanas y caminos

también exhibió obras futuristas, vanguardistas, ácidas y críticas del

compositor Aleksandr Mosólov: Cuatro anuncios de periódico, las cuales describen noticias sacadas de un periódico que son

musicalizadas y hablan de unos perros extraviados, sanguijuelas, un

cambio absurdo de nombre y de un exterminador de plagas que ofrece

sus servicios.



Finalmente, el asesor de música y artes escénicas de la Agencia

Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo puso un

fragmento de la obra expresionista Sinfonía No. 1, de Gavriil

Nikoláyevich Popov, la cual fue censurada al día siguiente de su

estreno en 1935, por ser demasiado estridente e inquietante.



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