De las 181 abiertas al público
Con Plan de Manejo, 70 por ciento de las zonas arqueológicas
del país
· En éste se plantean, a largo plazo, los lineamientos estratégicos que guían el manejo del área y
la conservación integral de sus valores culturales
· En los últimos dos años, se renovó la señalética y el cedulario temático de ocho sitios, y
continuará este año se continuará en Cacaxtla-Xochitécatl, Xochicalco y Dzibilchaltún
Como parte de las acciones para mejorar la calidad de la visita púbica, entre 2014 y 2015, en ocho
zonas arqueológicas abiertas al público, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
hizo la renovación de la señalética y el cedulario temático, estas labores continuarán este año en
Cacaxtla-Xochitécatl, en Tlaxcala; Xochicalco, en Morelos; y Dzibilchaltún, en Yucatán.
En el centro del país, sitios como Malinalco (Estado de México) y Tlatelolco, en la capital
mexicana, cuentan con un sistema señalético renovado e información actualizada en el mobiliario
dispuesto a lo largo del recorrido. Esta infraestructura también se tiene en zonas arqueológicas del
Occidente como Ixtlán del Río (Nayarit) y Las labradas (Sinaloa); del norte, caso de Boca de
Potrerillos (Nuevo León) y Paquimé (Chihuahua); en el área del Golfo de México como
Cuyuxquihui (Veracruz), y en la Península de Yucatán, donde Tulum (Quintana Roo) es un claro
ejemplo.
Estas tareas forman sólo una parte de la modernización de infraestructura operativa y de
servicios en zonas arqueológicas, uno de los aspectos que involucra el Plan de Manejo, documento
rector para la gestión y desarrollo de un sitio patrimonial. En éste se plantean —a largo plazo— los
lineamientos estratégicos que guían el manejo del área y la conservación integral de sus valores
culturales.
El arqueólogo Antonio Huitrón Santoyo, director de Operación de Sitios del INAH, informó
que de las 181 zonas arqueológicas abiertas a la visita pública (las siete cuevas de la Sierra de San Francisco, en Baja California Sur se contabilizan como una sola), 123 cuentan con Plan de Manejo.
Lo que representa casi 70 por ciento de avance (67.95) en la materia.
Ha sido un proceso largo si se considera que los primeros planes comenzaron a establecerse a
mediados de los años 90, intentando coordinar la operación de sitios patrimoniales tan importantes y
complejos como las cuevas de la Sierra de San Francisco, donde miembros de las propias
comunidades son los guías; o Monte Albán, en Oaxaca, cuyo Plan de Manejo ha sido un éxito y
ejemplo para la implementación de otros en el país.
Posteriormente, en la primera década de este milenio se aterrizaron los planes de manejo de
17 zonas arqueológicas más, por citar algunas: El Tajín, Tula, Calixtlahuaca, Cholula, Tlatelolco,
Xochicalco, Malinalco, Chalcatzingo, Yagul, La Venta, Calakmul y Tulum. En el último lustro se
logró la formulación de este documento en 102 sitios más, con directivas adecuadas a su
problemática a través de planes de manejo específicos.
El redireccionar la operación debe partir justamente de la comprensión de los sitios con
relación a su entorno natural y social, comenta Antonio Huitrón, es decir, “se necesita implementar
una política que genere las condiciones para que el patrimonio arqueológico puesto en valor se
conduzca hacia una mayor y mejor investigación que afiance el conocimiento del mismo; en el
desarrollo de una infraestructura que cumpla los requerimientos de los visitantes, en el entendido de
que los sitios son lugares para la educación y la cultura, pero también para la recreación.
“Hay que reconocer la importancia de cuidar bien estos sitios, frente a su apertura al público
y los retos que conlleva, desde la gestión de los visitantes mismos (en el caso de aquellos con una
afluencia importante), el mejoramiento de las rutas y la actualización de la señalización, hasta la
dotación de mejores servicios. Esto tiene que ver con una política de observación y atención
detallada, pero sostenida, de lo que implica la responsabilidad de tener zonas arqueológicas abiertas”,
expresa.
En los últimos dos años se renovó la señalética de servicio, orientativa y restrictiva de once
zonas arqueológicas, seis de ellas en Veracruz, y en este 2016 se hará lo mismo (señalización
primaria) en seis sitios más: Dzibanché, Kohunlich, Muyil, Oxtankah y San Gervasio, en Quintana
Roo; y Tetzcotzingo, en Estado de México.
A la par de estos cambios para la orientación y conocimiento participativo del visitante (la
información de las cédulas apela a su curiosidad), el Plan de Manejo también incluye la
regularización del régimen de propiedad, y proveer el marco jurídico que ordene y oriente las
acciones de conservación y manejo sostenible del patrimonio cultural y natural del sitio, mediante la
concertación entre los sectores públicos y la sociedad.
Para este año, la Dirección de Operación de Sitios del INAH contempla trabajos de
señalización integral en Cacaxtla-Xochitécatl, donde a la par se realizarán labores de restauración y
conectividad del sitio; se hará lo propio en Dzibilchaltún y en Xochicalco. En este último,
investigadores, diseñadores y arquitectos trabajan de manera coordinada para desarrollar su esquema
de interpretación, desde los contenidos hasta el diseño gráfico.
“La pauta de diseño busca combinar imágenes e hipótesis gráficas con información textual.
La renovación está centrada en el visitante, partimos de sus necesidades de orientación, información,
accesibilidad y facilitación de aquello que le será de utilidad en su visita. La idea es que sea
estimulante”, concluyó Antonio Huitrón.