En Huaquechula, Puebla
Resurge la decoración original de la bóveda del Templo de San Martín de Tours
· Especialistas del INAH hallaron la sillería original del siglo XVI, que permaneció oculta por
cientos de años debajo de 15 capas de cal
· Durante la intervención también se descubrieron cenefas florales en un conjunto de
ventanas de estilo gótico
La bóveda del templo franciscano de San Martín de Tours, en Huaquechula, Puebla, fue intervenida
por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes durante los trabajos
hallaron la sillería original del siglo XVI, que permaneció oculta por cientos de años debajo de 15
capas de encalados.
Las labores, efectuadas en una primera etapa, en la cubierta del inmueble religioso —
ejemplo significativo de la arquitectura conventual poblana del siglo XVI, por el diseño de la
bóveda de crucería— permitieron preservar los acabados arquitectónicos y recuperar las tonalidades
originales de nervios y arcos.
El restaurador perito Pablo Vidal Tapia, responsable de los trabajos, informó que durante la
intervención se descubrió la sillería que decora la bóveda pintada con enlucido blanco aplicado
directamente sobre el aplanado, la cual se mantuvo oculta durante siglos.
Al hacer calas estratigráficas se comprobó que bajo 15 encalados se hallaba la decoración
original del siglo XVI, prácticamente completa y en buen estado de conservación, por lo que se
determinó rescatarla.
El decorado consta de sillares simulados con base en juntas rehundidas que les dan volumen
y textura. Además, en un conjunto de nueve ventanas de estilo gótico —dos de ellas ya
intervenidas—, se descubrió una decoración mural con imágenes de un cordón franciscano y
cenefas de flores de lis y cardos que rodean los vanos. Su manufactura es de filiación indígena.
El especialista, adscrito a la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio
Cultural (CNCPC), dijo que al comparar esta decoración con la pintura mural que se advierte
encalada en las paredes del templo, las guías de flores son recurrentes en la arquitectura conventual,
especialmente en los inmuebles franciscanos.
“El valor del ex convento de Huaquechula, que se terminó de edificar en 1569, radica en que
mantiene el diseño original de sus acabados arquitectónicos, así como pinturas, esculturas y
retablos, cuya antigüedad data de los siglos XVI al XX”.
El templo de San Martín de Tours posee una bóveda de crucería con nervios de piedra
labrada seccionada en cuatro tramos por arcos. Cada uno mide 10.70 m de largo x 11.50 m de
ancho. El primer tramo de la bóveda corresponde al coro; el segundo y tercero a la nave del templo
y el cuarto al presbiterio, cuya nervadura presenta un diseño mucho más elaborado.
Asimismo, presenta la tipología característica de las iglesias mendicantes del siglo XVI en
México: una sola nave continua y presbiterio poligonal. Mide 46.3 m de largo por 11.4 m de ancho;
sobre los gruesos muros desplanta la bóveda de crucería, que para la época significaba una
estructura ambiciosa, elaborada y costosa.
“En el recinto se pueden ver los distintos estilos en el arte y los momentos históricos por los
que ha pasado el país. El que no se haya modificado ni repintado es otra de las razones que lo hacen
Durante la primera temporada de trabajo —efectuada durante los últimos cuatro meses de
2015—, además de la atención del 50 por ciento de la bóveda de crucería, se atendieron deterioros
del inmueble, entre ellos grietas ocasionadas por sismos registrados a lo largo del tiempo, así como
resanes de cemento fuera de nivel, manchas de humedad, polvo y hollín acumulado. Los muros y la
cubierta fueron encalados en diferentes momentos de su historia, generándole un aspecto grisáceo.
“La intervención de la bóveda —explicó Pablo Vidal— también comprendió el desencalado
de los aplanados, eliminación de resanes hechos en cal y cemento que fueron sustituidos por unos
de cal y arena, limpieza de las superficies, consolidación de la decoración del siglo XVI y
reintegración cromática para que las lagunas resanadas mostraran un aspecto similar al original”.
Los nervios y arcos de piedra labrada tenían una capa pictórica gris de finales del siglo XIX
o principios del XX y bajo esa capa estaba un enlucido aplicado directamente sobre la piedra que
también fue retirado y ahora permite ver la piedra que está veteada con tonos naranjas, amarillos y
La segunda fase de la intervención de la bóveda se prevé para el segundo semestre del año
en curso. Cabe recordar que en 2012, el INAH trabajó el retablo principal y en 2013 el portón de
La comunidad de Huaquechula conserva numerosas festividades religiosas que le dan vida
al templo, como la celebración de la Santa Cruz, el 3 de mayo, y del Día de Muertos, los días 1 y 2
de noviembre. “Todos estos elementos hacen que el recinto sea de gran valor para el patrimonio
cultural del país”.