Publica el Fondo Editorial Tierra Adentro de la Secretaría de Cultura
El azaroso destino de los individuos, en el libro de cuentos La virtud de la impotencia
ï‚· El título de Alejandro Vázquez Ortiz obtuvo el Premio
Nacional de Cuento Joven, Comala 2015 de los premios de
literatura joven
ï‚· El sinfín de pequeñas tareas domésticas, el ocio, la
compulsividad en las compras; las posibilidades de vida del
ser humano son temas de las historias que reúne el
volumen
Audio: Adjunto
Que es un subibaja, un carrusel; que la vida es una tómbola, que hay
que jugársela, que equis descubra sus fichas. Nuestra lengua está
llena de metáforas que unen la vida con el juego. Juego, sí, pero con
una reglas tan confusas que cuando observamos más de cerca
caemos en la cuenta de que nos autoestafamos, que es el juego el
que nos juega y conocemos La virtud de la impotencia, como
Alejandro Vázquez Ortiz ha titulado al libro ganador del Premio
Nacional de Cuento Joven, Comala 2015, publicado por el Fondo
Editorial Tierra Adentro de la Secretaría de Cultura.
No es tan difícil de detectar ni la caracteriza la extrañeza más
bien diríamos que es una epidemia silenciosa: la desnutrición
espiritual. Los síntomas van del hartazgo al vacío nervioso de la
ansiedad. La provoca esa serie de quehaceres que se vuelven
imprescindibles para funcionar; tirar la basura, poner la lavadora,
barrer. Se entiende que cuando el protagonista de “VISVISA” recibe
un folleto de la compañía Viva su vida, que ofrece hacerse cargo de
todo lo que no le permita al cliente hacerse dueño de su tiempo,
contrate sin más el servicio. Muy bien, ahora sólo quedan el trabajo y
virtud de la impotencia el tiempo para el ocio, aunque también la compañía puede hacerse
cargo de los aburridos detallitos laborales y de las distracciones
familiares que no corresponden con nuestro antojo. Una vez que nos
apoderemos de él en todos sus minutos, tendremos frente a nosotros
la pregunta ¿para qué es verdaderamente nuestro tiempo?
En 1912 el doctor Hermann Niedermeyer publicó un manifiesto
que llevaría a muchos a viajar a Colombia para someterse al
tratamiento de la locura voluntaria. Ya que ni la psiquiatría ni el
psicoanálisis pueden curar nada, afirmó Niedermeyer, ¿por qué no
elegir voluntariamente la locura? Si lo que le detiene es la pregunta
¿para qué? sepa que ésta no es un fin, sino una herramienta que sirve
para ir a esa región donde nada es lo que es.
El audaz proceso del desmembramiento de la psique se realiza
siguiendo únicamente seis pasos, pero recuerde el lector de “Cómo
volverse loco en 6 sencillos pasos” que toda medicina incluye su
particular enfermedad.
La ciencia decide que a veces el bicho es más importante que el
humano. En un viceversa kafkiano, en el cuento La garrapata,
Alejandro Vázquez Ortiz, succiona la idea de que el hombre fertiliza al
bicho. Al volverse indestructible, aliena a su alimentador que se vuelve
apreciado no por sí mismo, sino por el insecto al que le sirve de
capullo.
Cuento ontogénico y siniestro, toda la acción se desarrolla en el
lóbulo de la oreja de Antonio Romero Frost, y que señala al mismo
tiempo que la sangre compartida nutre y genera lazos irrenunciables
sin importar si estrechamos brazos o patitas.
Persiguiendo mutaciones se llega a las que hacen temblar a
cualquiera: las del azar. Deja de decirle a Dios qué hacer con sus
dados, es una puesta en abismo, la imprevisible ramificación de una
tirada. El menú del destino se sirve al calor de una pistola, “Era la
manera en que sostenía el revólver lo que les hizo creer que iba en
serio”. Y es verdad, cuando una mujer entra armada a una cantina
buscando a un hombre, a cualquier hombre para que se convierta en el futuro padre del hijo que está a punto de dar a luz, no queda sino
trasladar a la forma femenina aquella advertencia de Romeo “no
tientes a un hombre desesperado”.
No hay bola de cristal para asomarse al futuro, lo único que
queda son los dados con los que cuatro amiguetes le disputarán al
azar un sí o un no. Cada tiro de dados es una vida y sus posibilidades,
una vida y sus negaciones, una vida y lo imposible, una vida y todas
las soluciones abriéndose al infinito, para afirmar que por las curvas de
una mujer, se detiene el tiempo.
Créase o no, el consumidor es el peor enemigo del capitalismo.
Sus gustos caprichosos, la duda que le asalta en el momento de
adquirir algo, el impulso que se estrella contra la resistencia en cuanto
se recuerda que ya tenemos algo igual, o que no necesitamos ese
objeto convierte a la mercadotecnia en un mero arte adivinatorio.
El capital, por otro lado, es libre, se transforma y se mueve,
“Ellos convierten el maíz en películas, las películas en armas, las
armas en tabaco…” La decadencia del capitalismo, de acuerdo al Dr.
Stegmüller, puede remontarse, se puede contradecir el materialismo
histórico para alcanzar un crecimiento del 7.9, ¿cómo? pues es muy
fácil, con el CL-92 “la revolución técnica más asombrosa que la
humanidad haya vivido”. Antiparábola, CL-92, es la historia de
nuestra historia.
Alejandro Vázquez Ortiz (Monterrey, Nuevo, León, 1984) realizó
estudios en filosofía y literatura en la Universidad Complutense de
Madrid; obtuvo el Premio Ciudad de Getafe de Relato Corto en 2009.
Publicó Artefactos (Ed. An. alfa. beta., 2012). Forma parte del Centro
de Escritores de Nuevo León de Conarte.
Alejandro Vázquez Ortiz, La virtud de la impotencia. Fondo
Editorial Tierra Adentro/ Conaculta, México, 2015, 103 pp.
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