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Noticias 2016-05-19 19:54

Descubren en Chalcatzingo, Morelos, un bajorrelieve con la representación de un felino

De más de 2,500 años de antigüedad

Descubren en Chalcatzingo, Morelos, un bajorrelieve con la

representación de un felino

Ë™ Con éste, suman ya ocho las imágenes de félidos de estilo olmeca grabadas en cinco

monumentos distintos, en las laderas del Cerro Chalcatzingo

Ë™ Varios de los relieves conformaron un discurso que estuvo expuesto en la cara pétrea de

esta elevación, considerada un santuario junto con el Cerro Delgado

Más de 80 años después de que Eulalia Guzmán llegara al Cerro Chalcatzingo, en Morelos, para

registrar cuatro piedras con relieves que habían quedado al descubierto tras el paso de una tromba;

arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) continúan con el hallazgo

de bajorrelieves en las faldas del macizo rocoso, al que se suma uno más, recientemente

encontrado, con la representación de un felino de estilo olmeca, cuya antigüedad se calcula en más

de dos mil 500 años.

Durante la pasada Semana Santa, uno de los trabajadores del sitio, ubicado en el municipio

de Jantetelco, resbaló sobre una piedra irregular (una andesita de aproximadamente 4 por 2

metros), y detectó unas líneas en su superficie. Luego del aviso, especialistas del INAH

procedieron a su exploración, y revelaron una escena en la que un felino que porta una máscara

bucal en forma de pico de ave, sostiene a un hombre, cuyo rostro fue mutilado en la época

prehispánica como una forma de desacralizar el monumento.

Los arqueólogos Mario Córdova Tello y Carolina Meza Rodríguez, directores del Proyecto

Arqueológico Chalcatzingo y de esta zona arqueológica, respectivamente, informaron que con este

hallazgo suman ya ocho representaciones de felinos (probablemente jaguares), registradas en cinco

monumentos distintos de las laderas del Cerro Chalcatzingo, que integran lo que han denominado

El sendero de los felinos.

Salvo algunos bajorrelieves que se han encontrado in situ, entre ellos los registrados por

Eulalia Guzmán, como es el caso de El Rey, también conocido como El dador de Agua, de la

mayoría se desconoce su contexto original, a causa de derrumbes del macizo rocoso. No obstante,

deducen que todos conformaron un discurso continuo que estuvo expuesto en la cara norte del Cerro Chalcatzingo, considerado un santuario junto con su gemelo, el Cerro Delgado, porque

visualmente ambas montañas evocan una imagen sagrada.

El reciente hallazgo ha sido denominado Monumento 45, dado el número de piezas —entre

bajorrelieves, estelas y altares (asociados a arquitectura temprana)— registradas hasta el momento

en la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, y los cuales datan de diferentes periodos,

principalmente del Preclásico Medio (800-500 a.C.).

Ambos reparan en que los bajorrelieves de estilo olmeca hallados a pie de monte tienen

una orientación oriente-poniente, en el sentido de nacimiento y ocaso del sol, posición en la que

también aparecen los personajes, entre ellos los felinos (jaguares, pumas y otros félidos locales)

que comúnmente están asociados a la oscuridad y a los montes donde nace el agua, los altépetl, de

los que el Cerro Chalcatzingo es un claro ejemplo.

Salvo el monumento llamado Tríada de felinos (descubierto por este mismo equipo de

trabajo en 2011), en todos los relieves del sendero que inicia con La creación del hombre y

concluye con el último hallazgo, convergen figuras antropomorfas y zoomorfas, sobre todo

serpientes aladas y felinos con máscaras que rematan en pico de ave, con símbolos asociados a la

fertilidad y la lluvia (la doble vírgula o los chalchihuites), e incluso a la flora endémica, como la

representación de la bromelia, que es el distintiva de Chalcatzingo.

El maestro Mario Córdova comentó que el auge de Chalcatzingo en el periodo Preclásico

Medio (800-500 a.C.), coincide con la influencia que ejerció La Venta, en Tabasco. Chalcatzingo

se ubica a 500 km al oeste de La Venta, en una zona que es paso obligado para llegar al centro de

México o a la costa del Pacífico, desde el área del Golfo de México.

Sin embargo, tanto para Córdova como para Carolina Meza, lo anterior no quiere decir que

los olmecas se emplazaran en Chalcatzingo sin que hubiera un sincretismo, en todo caso, llevaron

un estilo, una técnica escultórica y una cosmovisión, entre otros aspectos, de los que se apropiaron

los grupos oriundos y los transformaron con variantes particulares.

A manera de hipótesis, el arqueólogo Mario Córdova explicó que el friso, que debió estar

en la cara norte del Cerro Chalcatzingo y del que formó parte el relieve recién ubicado, podría

haber aludido al establecimiento de un linaje sagrado, porque en las escenas los hombres y los

animales fantásticos parecen estar copulando, “podría ser una alianza entre un ser divino, en este

caso el jaguar que es un animal temido, y el hombre”, el cual adoptaría totalmente las

características del felino en los relieves de La Procesión o El Rey, y en donde ya no aparecen

personajes zoomorfos.

“Además de los bajorrelieves, altares y estelas, con los años hemos ubicado áreas donde se

practicó el autosacrificio, porque recuperamos un centenar de punzones de obsidiana, muchas

vasijas, elementos arquitectónicos como terraplenes y plataformas, que nos hablan de que para el

Preclásico Medio (800-500 a.C.), aquí había espacios urbanos con templos y una sociedad establecida con una religión en la que se veneraba a ciertos dioses que van a perdurar en toda

Mesoamérica”.

La directora de la zona arqueológica, Carolina Meza, informó que con el apoyo de un

equipo de la Universidad del Sur de Florida, Estados Unidos, se ha trabajado en el escaneo de una

decena de monumentos.

La representación fiel de éstos en una escena virtual permitirá avanzar en la conservación,

investigación y la difusión de estos elementos, porque permite observar detalles no perceptibles a

simple vista. Por ello, el Monumento 45 también será escaneado con miras a buscar su mejor

preservación debido a los daños que presenta por efecto del intemperismo.

Con el fin de minimizar la acción de estos factores, desde 2010 se puso en práctica un

programa de elaboración de cubiertas de protección, con la colaboración de la Coordinación

Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH. Como medida inmediata se instaló

una para proteger el monumento recién hallado.

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