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Noticias 2016-05-30 17:50

Recuperan vestigios del siglo XVI de la primera obra hidráulica en Querétaro

Anterior al acueducto

Recuperan vestigios del siglo XVI de la primera obra hidráulica

en Querétaro

* Especialistas liberan 45 metros de la traza original de la acequia madre, que llevaba agua del

río hasta los huertos, casas y conventos

* El canal fue localizado en el huerto del antiguo Real Colegio de Niñas de Santa Rosa de

Viterbo, en el extremo sur poniente de la Zona de Monumentos Históricos de la capital queretana

Querétaro es reconocido a nivel nacional por su acueducto monumental construido entre 1726 y 1738;

sin embargo, desde finales del siglo XVI ya contaba con una obra hidráulica que abastecía de agua a

los huertos, casas y conventos. Se trata de la acequia principal o madre que, con 1,500 metros de

longitud, era considerado el sistema de abastecimiento más importante de la ciudad, y cruzaba de

extremo a extremo.

Parte de ese primer sistema fue localizado por especialistas del Instituto Nacional de

Antropología e Historia (INAH) y de la Dirección de Sitios y Monumentos de Querétaro, quienes

trabajan en su liberación y consolidación para exhibirlo de forma permanente. El hallazgo se registró en

el huerto del antiguo Real Colegio de Niñas de Santa Rosa de Viterbo, en el extremo sur poniente de la

Zona de Monumentos Históricos de la capital queretana, donde actualmente se localiza el Centro de las

Artes de Querétaro y el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.

El arqueólogo Daniel Valencia Cruz informó que a partir del descubrimiento se han logrado

rescatar 45 metros lineales de la traza original que tuvo la acequia en 1654, y conocer su sistema

constructivo.

En sus orígenes el sistema de abastecimiento de agua fue muy sencillo, consistía en un desvío

del río Querétaro sobre tierra zanjada que en La Relación Geográfica de Querétaro —que data de

1582—, se describe como “un canal de tierra que se excavó en el suelo”, que llegaba hasta el convento

de San Francisco, ubicado en el centro; con el paso de los años se amplió hasta cruzar completamente

la ciudad, en dirección nororiente a sur poniente.

El investigador del Centro INAH Querétaro explicó que posteriormente la acequia madre fue

recubierta de mampostería, medía 90 centímetros de ancho por 1.30 metros de altura, en algunos tramos tenía una cubierta de bóveda de cañón corrido y en otros lajas de cantera rosa de forma

rectangular para evitar la contaminación del líquido.

En el sitio de la excavación también se localizaron tuberías de barro vidriado que conectaban

con la cubierta y los muros de la acequia, lo que permitió confirmar que, a partir de la segunda mitad

del siglo XVIII, su función cambió de conductora de aguas limpias a receptora de descargas pluviales y

sucias.

“La mayoría de los obrajes que trabajaban la lana, empezaron a desechar las aguas residuales en

la acequia, lo que provocó su contaminación, por lo que se planteó la necesidad de un nuevo sistema de

abastecimiento de agua que derivó en la construcción del acueducto en 1726.

“El primer sistema hidráulico que abastecía a casas y conventos, y movía el molino del pueblo

de Querétaro, conocido como de Cortés —por el nombre de su propietario, Hernán Sánchez Cortés—,

perdió su función original y se transformó en un drenaje de aguas negras”.

Como parte del rescate se trabaja en la consolidación de los muros de la acequia, resanes de

grietas y reintegración de piedras. Paralelamente, se levanta una pared de contención para evitar

derrumbes en las orillas de la construcción original y se colocará un barandal para que el visitante tenga

un límite de acercamiento, porque los vestigios se dejarán a la vista.

“La idea es que a partir del segundo semestre del año, la gente que recorra el huerto descubra

parte de la historia de Querétaro a través de la acequia, porque los pobladores sólo tienen presente los

dichos populares que hablan de un canal donde se escondían tesoros y armas, pero aquí podrán conocer

los usos que tuvo, para lo cual se colocarán cédulas explicativas”, detalló el responsable del proyecto.

El antiguo Real Colegio de Niñas de Santa Rosa de Viterbo es uno de los monumentos más

completos de la entidad, porque reúne parte del patrimonio histórico y arqueológico de la ciudad. En el

inmueble vivieron en clausura las beatas de la tercera orden de San Francisco, y como colegio funcionó

de 1754 hasta 1861, cuando fueron expulsadas. A finales de la década de los sesenta del siglo XIX, el

edificio funcionó como hospital civil, hasta 1963.

El arqueólogo Daniel Valencia mencionó que en las excavaciones realizadas desde 2008 hasta

la fecha, se han encontrado restos de piezas de cerámica previas a la construcción del edificio religioso,

cuando en los terrenos existía la casa de la familia de Juan Alonso de Herrera, fabricante de loza.

“Se localizó un basurero cerámico con piezas mal cocidas y reventadas, así como sellos para

decoración, lo que indica que en el lugar se producía cerámica tipo mayólica (con fondo de estaño

blanco y decoración verde) y barro vidriado”.

Durante los trabajos recientes de liberación de la acequia se ha hallado gran cantidad de objetos

de cerámica completos de la época colonial, principalmente loza de tipo mayólica y barro vidriado:

platos y tazones con decoración de plumeado, cazuelas, bacines, macetas, candeleros, tubos y ollas que

serán expuestos en el Centro Estatal de las Artes.

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