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Museos 2016-06-07 08:15

Cerro Cuahilama, “punta del iceberg” de un espacio arqueológico mayor en Xochimilco

Conocido por sus monumentos labrados

Cerro Cuahilama, “punta del iceberg” de un espacio

arqueológico mayor en Xochimilco

Ë™ Esta área potencial abarca 3 km, desde los pueblos de Santa Cruz Acalpixca y San Gregorio

Atlapulco, hasta San Bartolomé Xicomulco

Ë™ Así lo ha corroborado el Proyecto de Salvamento Arqueológico Cuahilama-Piedra Larga,

con recorridos de superficie, levantamientos topográficos y fotografías aéreas

Entre 1420 y 1521, cuando los antiguos xochimilcas dirigían su mirada a uno de sus espacios más

venerados, el Cerro Cuahilama, se hallaban frente al enemigo, los mexicas, que habían convertido

el área de Piedra Larga en su bastión. En busca de este pasado y otros más remotos de esta zona al

sur de la Cuenca de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha

conformado un plan arqueológico integral e interdisciplinario.

El Proyecto de Salvamento Arqueológico Cuahilama-Piedra Larga tiene su propia

fortificación en el Museo Arqueológico de Xochimilco, instalado en la centenaria casa de bombas

del pueblo Santa Cruz Acalpixca, desde ahí esta iniciativa de la Dirección de Salvamento

Arqueológico del INAH, traza sus objetivos y tareas a corto, mediano y largo plazos, informó el

arqueólogo Juan Carlos Campos Varela.

“En el corto plazo será el inicio del proceso de excavación de algunas áreas habitacionales

que hemos detectado en Piedra Larga, y la restauración y conservación de 10 de los 16 monumentos

prehispánicos labrados en las laderas del Cerro Cuahilama, que muestran desgaste debido al

intemperismo y a causas de carácter antropogénico como el vandalismo.

“A mediano plazo, el propósito es poner en valor la totalidad del Cerro Cuahilama por

medio de una protección física que permita una visita más frecuente y respetuosa del entorno. El

tercero es lograr que este proceso de investigación aporte nuevos datos y una nueva interpretación

sobre la importancia cultural, arqueológica e histórica que tiene Xochimilco y, en general, el sur de

la Cuenca de México”.

Juan Carlos Campos Varela indicó que, en realidad, Cerro Cuahilama, nombre náhuatl que

en español significa “bosque de la anciana”, es la “punta del iceberg” de un área con potencial arqueológico mayor, con una longitud de 3 kilómetros por 1.5 de ancho, que va desde los pueblos

de Santa Cruz Acalpixca y San Gregorio Atlapulco —en línea recta hacia el sur— hasta San

Bartolomé Xicomulco, en los límites con la delegación Milpa Alta.

Si bien este conocimiento del terreno por parte del Proyecto de Salvamento Arqueológico

Cuahilama-Piedra Larga, se basa, en parte, en los reconocimientos hechos por otros expertos (entre

finales del siglo XIX hasta el presente), ahora se afianza luego de una primera temporada de campo

que incluyó concienzudos recorridos de superficie y levantamientos topográficos completos,

apoyados parcialmente en fotografías aéreas capturadas a través de un dron que realizó sobrevuelos

en la zona, a 60 metros de altura.

En el Museo Arqueológico de Xochimilco, Campos Varela despliega sobre una mesa varios

planos: un modelo digital de elevación en el que aparecen coloreadas las alturas, ortofotos digitales,

etcétera, producto de la colaboración con especialistas del Taller de Drones y Fotogrametría, de la

Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH.

Cuahilama y Piedra Larga están separadas por escasos 500 metros, aunque esto es relativo

por lo accidentado de la orografía. El primero se encuentra en una cota de 2,280 msnm en la ribera

de lo que era el lago de Xochimilco, de ahí que fuera una referencia geográfica singular en la época

prehispánica. Por su parte, Piedra Larga está a más de 2,400 msnm., y desde ahí se tiene una vista

de todo el sur de la cuenca.

El equipo ha constatado que ambos cerros se encuentran ligados en términos culturales,

“hemos encontrado materiales y arquitectura similares, un patrón repetido de terrazas donde hay

montículos, es decir, secciones de los cerros que fueron adecuadas para hacer terrazas agrícolas,

defensivas y de tipo arquitectónico, por lo que eran espacios exclusivos”.

En la temporada de campo por venir se prevé la toma de muestras de tierra en las áreas con

terrazas para realizar análisis de flotación y determinar el uso de las mismas; mediante esta técnica

se obtienen macrofósiles botánicos que permiten establecer los restos de flora. También se

realizarán excavaciones extensivas en algunos de los conjuntos arquitectónicos para determinar sus

niveles y actividades ocupacionales.

Juan Carlos Campos detalló que los materiales recuperados en superficie refieren a una

ocupación del área durante el periodo Posclásico Tardío (entre 1420 y hasta la época del contacto

con los españoles), cuando el imperio mexica hizo de esta zona un enclave importante para dirigir

sus campañas militares hacia la llamada Tierra Caliente de Morelos, Guerrero y Puebla, que

iniciaron con el gobierno de Itzcóatl, en 1428.

Durante un recorrido por el Cerro Cuahilama, el arqueólogo reparó en un grabado que

podría haber representado al citado tlatoani mexica y que fue mutilado, posiblemente (una vez

conquistada México-Tenochtitlan por los españoles), como una forma de simbolizar la recuperación

de este territorio por parte de los xochimilcas, quienes fueron tributarios de la Triple Alianza. De

acuerdo con el códice Matrícula de Tributos, cada 80 días las provincias tributarias del sur

entregaban incienso, perfumes, tintas y barnices; al semestre: textiles, alimentos y productos

agrícolas, materiales suntuarios y de construcción; y al año: trajes y escudos de guerreros.

El equipo de investigación, formado por los arqueólogos Erika Lorena Rodríguez

Rodríguez, Mara Abigail Becerra Amezcua, Adriana Ontiveros Escalona, Gabriel Figueroa Ramírez

y Ana Cecilia Abascal Cortés, registró el estado de conservación de 16 monumentos arqueológicos

diseminados en el Cerro Cuahilama. Juan Carlos Campos indicó que todos fueron realizados en un

mismo periodo y aluden al calendario y la cosmovisión nahua prehispánica.

Los relieves en basalto representan —entre otros— el glifo del Nahui Ollin que alude al

nacimiento del Quinto Sol y los rumbos cardinales, al Xonecuilli o bastón de mando del dios

Quetzalcóatl, y la fecha (Ce Cipactli) que marca el inicio de la veintena de los días. También está

labrada la figura de un perro xoloitzcuintle que marca el décimo día del calendario nahua y estaba

relacionado con Xólotl, el gemelo de Quetzalcóatl; así como una mariposa o papalotl junto con la

planta sagrada de los xochimilcas, el huacalxochitl.

En otra de las laderas del Cerro Cuahilama, cuyo polígono de protección abarca

aproximadamente ocho hectáreas, se ubican otras piedras donde esquemáticamente se representan

los ojos de agua y las terrazas que se hallaban en la zona, además de un par de maquetas del sitio.

El Proyecto de Salvamento Arqueológico Cuahilama-Piedra Larga del INAH intenta apoyar

a la Autoridad de la Zona Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad en Xochimilco,

Tláhuac y Milpa Alta de la Ciudad de México, en la posibilidad de extender la protección técnica y

legal de esta área patrimonio hacia la parte cerril donde convergen los componentes cultural-

arqueológico y ambiental.

“Lo que estamos haciendo es la actualización de este perímetro, la documentación

pormenorizada de estas evidencias arqueológicas que están al interior, para proponer con detalle y

valor técnico, un proyecto viable de protección a la delegación Xochimilco, que es el órgano

jurídico-administrativo responsable de la protección de esta área. Como institución estamos

brindando toda la información arqueológica, todos los antecedentes que tenemos para poder

sustentar esa puesta en valor del sitio”, concluyó el arqueólogo.

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