No es un secreto que los antiguos pueblos originarios de Yucatán fueron expertos astrónomos, quienes observaron de manera constante los astros y lograron crear calendarios sumamente precisos, en los que podían guiarse para los cambios estacionales; hoy en día podríamos decir que la pirámide de Kukulcán, que se localiza en la zona arqueológica de Chichén Itzá, además de ser una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno es también el “calendario” más grande en el mundo, que año con año durante los equinoccios de primavera y otoño ofrece uno de los espectáculos de luz arqueo-astronómicos más impresionantes.